
Gilberto Santa Rosa, ‘el caballero de la salsa’, sobre el reguetón: «No me imagino diciendo palabrotas en una canción»
El veterano cantante puertorriqueño desembarca en el Icónica Santalucía Fest dispuesto a poner a bailar a la Plaza España de Sevilla con sus ritmos latinos
Entrevista – Jean-Michel Jarre, músico: “Nuestra visión del futuro está condicionada por la curiosidad, y la mía está bastante intacta”
Con cinco décadas ya de carrera y más de 30 millones de discos vendidos, Gilberto Santa Rosa (San Juan de Puerto Rico, 1962) es una de esas estrellas de la música latina capaz de poner a bailar a las masas desde que suena la primera nota. El Caballero de la Salsa, como se le conoce popularmente, desembarca este sábado en el festival Icónica de Sevilla para ofrecer un recorrido por sus grandes éxitos al público convocado a la cita en la Plaza de España de la capital hispalense.
Aunque sus canciones le han llevado por todo el mundo, desde Nueva York a Tokio, el artista comenta a SevillaelDiario.es: “No creas que dejo de sorprenderme, el entusiasmo y la emoción son nuevos en cualquier plaza, porque el público es siempre distinto. Es la gente la que hace que la experiencia de actuar no sea nunca igual. Nos entusiasma llegar a un lugar y hacer música, y especialmente en estos festivales de verano, que no habíamos hecho antes y empezamos a probar hace un par de años”.
Cabe preguntarle a Santa Rosa, no obstante, si la salsa –como fenómeno globalizado– es la misma cosa para un japonés, para un australiano o para un caribeño. “Supongo que se vive de maneras diferentes, pero hay un denominador común que es el baile. Ese es el modo en que la gente expresa su gusto por la música. En Europa hay un fenómeno muy interesante, y es que desde hace muchos años hay una escuela de baile de salsa, que se puede decir que incluso ayudó mucho al desarrollo de esta música de este lado del mundo. Pero más allá de eso, el público se entrega en todas partes cuando llegan las musas”.
Músicos separados por kilómetros
Destacado en su país desde una edad muy temprana, Gilberto Santa Rosa conquistó década tras década un mercado muy concurrido que, según afirma, hoy es irreconocible. “La promoción de las multinacionales ha cambiado dramáticamente, radicalmente. Es un mundo completamente distinto, todo lo que aprendimos ya no vale para nada. Antes grababas un disco y salías a promoverlo, y si el disco tenía éxito lo sentías, en la calle, caminando, en el carro… Antes era más físico todo, ¿no?, más personal, ahora es más difícil saber cuándo algo funciona, aunque el dinero se ve mejor”.
“No ha cambiado tanto la esencia del arte, aunque ya la gente tiene otra manera de grabar su música”, prosigue. “Hoy grabas con gente a la que ni siquiera conoces, que están a muchos kilómetros, porque hay una parte que la tecnología ha invadido. En mi caso, si tengo que echar mano de alguien que vive lejos para tocar conmigo, prefiero que venga al estudio con nosotros, y disfrutar de esa parte de la experimentación. Prefiero mantener la vieja escuela en eso, estoy convencido de que tiene su beneficio, y que el público lo percibe. Y nosotros nos divertimos más conocemos a gente, gente que aporta cosas a tu música, y eso es bonito”.
Y hablando de cambios, el autor de álbumes como Punto de vista, Perspectiva, Dos tiempos de un tiempo, De corazón o Expresión lamenta cómo la comunidad latina, que tanto ha luchado desde el siglo pasado por conquistar su lugar al margen de prejuicios y estereotipos, vuelve a ser criminalizada y estigmatizada. “Definitivamente hay inquietud, sobre todo en los Estados Unidos con ese señor al frente. El análisis que se está haciendo es exageradamente racista e injusto. Los países nuestros tienen y la gente nuestra tienen tantos retos y tantos problemas como cualquier otro país. Y mucha gente buena, también, porque es una cuestión de naturaleza humana. Lo que me preocupa es cuando los líderes quieren dañar una imagen, y los detractores hacen fiesta. Pero, como diría el Gran Combo de Puerto Rico, una de nuestras instituciones más grandes, los buenos son muchos más”.
Un origen común
Para terminar, Gilberto Santa Rosa no rehúye referirse a otra música latina que no ha parado de colonizar espacios sonoros en las últimas décadas, ese reguetón en el que muchos ven similitudes con la eclosión de la salsa en los años 60 y 70. “Es también una música que viene de sectores muy humildes, una música que como la salsa ha ido evolucionando y convirtiéndose en otra cosa. Creo que estos muchachos han sido, sin duda, muy hábiles no solo en esa evolución musical, sino también con la industria, hasta superar numéricamente a la salsa y a otros géneros. No les quito sus méritos, y pienso en todo caso que son mundos diferentes aunque vengan de un origen común”.
“Nosotros tenemos nuestros propios atributos, nuestra propia historia y nuestro propio mérito, y ellos tienen lo suyo. Yo nunca los he puesto a competir”, concluye Gilberto Santa Rosa, dejando claro que respeta a los reguetoneros aunque no llegue a confesar que le gusta lo que hacen. “No, yo no soy público de reguetón, aunque he colaborado con algunos de ellos. Curiosamente muchas de las grandes figuras de reguetón con quien he podido conversar son fanáticos de la salsa. Para mí hay cosas que sí y cosas que no. Lo que no me imagino es diciendo palabrotas en una canción, en ese aspecto estamos bien lejos y yo me considero un elemento del siglo pasado. He escuchado algunas cosas que me ruborizan, yo no sabía que eso se podía decir en una canción. Incluso con mis hijos, si ellos quieren escucharlo que lo escuchen, pero yo no me atrevo a hacerlo con ellos delante. Pero ellos tendrán sus razones para cantar esas letras, y el público tendrá sus razones para aceptarlas”.