La Justicia condena a la Xunta y al Estado por la degradación del embalse de As Conchas que causan las macrogranjas

La Justicia condena a la Xunta y al Estado por la degradación del embalse de As Conchas que causan las macrogranjas

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ordena al gobierno gallego y a la Confederación Hidrográfica Miño-Sil indemnizar a los denunciantes y tomar medidas «inmediatas» para que el agua vuelva a ser potable y cesen los malos olores

El embalse de As Conchas: macrogranjas, 97 millones de bacterias peligrosas por litro de agua y una denuncia vecinal pionera

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha condenado a la Xunta de Galicia y la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil a adoptar “inmediatamente” las medidas necesarias “para que cesen los olores y la degradación ambiental del embalse de As Conchas (Ourense) y su entorno, además de ”garantizar“ el abastecimiento de agua potable ”limpia, segura y libre de microorganismos y sustancias químicas que constituyan una amenaza para la salud de las personas“.

La sala de lo Contencioso Administrativo del alto tribunal gallego considera que ambas administraciones, con su inacción, han vulnerado los derechos fundamentales a la vida, la intimidad, la inviolabilidad del domicilio y la propiedad, vinculados al disfrute del agua, y ordena a Xunta y Confederación a indemnizar a los siete vecinos demandantes una cantidad mensual de mil euros desde la fecha de la presentación de la reclamación inicial, hasta un máximo de 30.000 euros para seis de ellos y de 6.000 para otra de las denunciantes, residente en A Coruña.

El fallo desestima la demanda contra los ayuntamientos de Bande, Os Blancos, Trasmiras, Lobeiras y Muíños, ya que el tribunal considera que “sólo están vinculados de forma subsidiaria por la actuación de otras administraciones competentes de vigilancia del caudal y de protección del medio ambiente”.

Casi un cuarto de siglo de sufrimiento

El TSXG considera que los demandantes “experimentan un innegable perjuicio moral que no ha cesado”. La sentencia enumera las molestias provocadas por las emanaciones de gases (bioaerosol) y los olores provenientes del embalse; también, la situación de riesgo para la salud derivada del consumo y la utilización del agua por la alta concentración de nitratos y la existencia de cianobacterias o el disfrute del agua del embalse.

Los ponentes destacan que el inicio de esta situación “se remonta desde 2011”, algo que “provoca angustia y ansiedad”al ver que se ha prolongado en el tiempo, “casi 24 años”.

(NOTICIA EN AMPLIACIÓN)