
Siete plantas con flor para el balcón que resisten bien el calor del verano
La clave en estas fechas está en elegir especies que no solo sean bonitas, sino también resistentes al calor para que puedan florecer durante los meses de verano. Diego Olivares, ingeniero agrícola y experto en jardinería, lo explica
La ciencia del geranio: cómo conseguir que eviten plagas, que no se sequen y que aguanten en flor
¿Cuántas veces has comprado una planta que lucía flores superbonitas para el balcón pero a los días acaba un poco mal? Es un clásico. En la emoción de la compra, olvidamos que no todas las flores resisten el sol directo, la falta de riego puntual o el calor acumulado en un balcón urbano. El resultado: tiestos con tierra seca, hojas chamuscadas y pétalos que no duran ni una semana.
La clave está en elegir especies que no solo sean bonitas, sino también resistentes. Plantas que florezcan durante meses, que aguanten el calor y que incluso agradezcan ese rincón soleado en el que otras se marchitarían.
Te propongo siete especies que combinan buen aspecto en maceta, resistencia y una floración prolongada. Perfectas para balcones con mucho sol, aunque también toleran algo de sombra.
Salvia greggii (salvia de otoño)
La salvia sobrevive con riegos moderados.
De aspecto silvestre y alma resistente, esta salvia florece como si no existiera el calendario, siempre que la cuidemos como toca, claro. Sus flores, que parecen pequeñas llamas en tonos rojos, fucsias o rosas, brotan incansables desde primavera hasta el final del otoño. Le gusta el sol directo y sobrevive con riegos moderados. Su follaje, ligeramente aromático, atrae mariposas y colibríes, convirtiendo tu balcón en un pequeño punto de reunión de insectos beneficiosos. Puede alcanzar entre 60 y 90 cm de altura y se adapta bien a macetas de unos 30 cm de profundidad. Para que crezca más frondosa pínzala a menudo, es decir elimina con los dedos el extremo del tallo o brote joven.
Erigeron karvinskianus (margarita de muros)
Rara vez supera los 30 cm de alto, pero la margarita puede expandirse ampliamente en horizontal.
Es la definición de encanto despreocupado. Esta margarita menuda crece normalmente entre piedras o muros, pero puedes tenerla en casa creciendo en tiestos colgantes. Sus flores blancas y rosadas aparecen sin cesar, creando un efecto de nube floral que cuelga de forma muy sinuosa. Tolera el sol, la sombra parcial y los olvidos ocasionales de riego, así que es ideal para tu terraza al sol. Rara vez supera los 30 cm de alto, pero puede expandirse ampliamente en horizontal. Mejor en macetas anchas y poco profundas. No la podes demasiado, ya que florece mejor si se deja crecer libremente.
Lantana montevidensis (lantana rastrera)
La lantana resiste el calor sin inmutarse y necesita muy poco riego.
Pequeña en porte pero grande en intensidad. Esta lantana se arrastra o cuelga formando mantos de hojas verdes y ramilletes de flores moradas que recuerdan al color de las moras maduras. Resiste el calor sin inmutarse y necesita muy poco riego. Atrae abejas y mariposas y es perfecta para balcones soleados y jardineras amplias donde pueda desplegar su caída natural. Alcanza unos 40-60 cm de largo si se deja colgar. Crece con casi nada de sustrato pero prefiere tiestos de al menos 25 cm de profundidad. Consejo clave: evita encharcarla, es mejor quedarse corto con el riego, ya que lo lleva regular.
Achillea millefolium (milenrama)
La milenrama aporta un aire silvestre y ligero, y es una de las favoritas de las abejas.
Rústica, medicinal y decorativa. La milenrama es una planta de las que has podido ver en la naturaleza pero que si te lo porpones, es muy interesante para cultivarla en casa. Sus inflorescencias planas, en tonos blancos, amarillos o rosados, emergen sobre tallos finos y erguidos y duran casi un mes y medio. Ama el sol pleno, tolera la sequía y necesita muy poco para prosperar. Aporta un aire silvestre y ligero, y es una de las favoritas de las abejas. Puede alcanzar hasta 80 cm de altura, por lo que conviene un recipiente estable y profundo, de al menos 30 cm. No es obligatorio, pero si cortas las flores secas, rebrotará con más energía.
Lavandula angustifolia Hidcote (lavanda inglesa)
Necesita sol directo, suelo bien drenado y riegos espaciados.
La lavanda Hidcote es una variedad compacta, ideal para balcones urbanos. Sus espigas de flores violeta oscuro liberan un aroma relajante que mejora el estado de ánimo y ahuyenta insectos. Necesita sol directo, suelo bien drenado (si no, se ahoga) y riegos espaciados. Es tan estética como terapéutica y suele crecer hasta 40-50 cm de altura, prefiriendo macetas medianas con al menos 25 cm de profundidad. Un extra: puedes secar sus flores y usarlas como aromatizante natural.
Verbena officinalis o híbrida (verbena)
La verbena crece bien en tiestos amplios y combina de maravilla con plantas de porte más suave.
La verbena es una explosión de color en versión resistente. Sus flores, agrupadas en pequeñas coronas, aparecen frecuentemente si recibe buena luz y un riego normal sin pasar mucha sed. Existen variedades híbridas en todos los tonos: rojos, lilas, blancos, incluso bicolores. Crece bien en tiestos amplios y combina de maravilla con plantas de porte más suave, como las gramíneas o las salvias. Suelen alcanzar unos 30-45 cm de altura y prefiere tiestos amplios más que profundos. Si quieres aumentar su floración, corta las flores secas, ayudarás a que la planta regule su energía a donde importe de verdad.
Delosperma cooperi (planta del hielo)
La planta del hielo no suele superar los 15 cm de altura, pero se expande rápidamente si tiene espacio.
Esta suculenta es una opción genial para climas extremos y cubre la tierra con alfombras de hojas carnosas y flores fucsias que brillan como metal al sol. No necesita más que una maceta soleada y un riego ocasional. Resiste el calor, la sequía y florece con bastante facilidad durante todo el verano. Ideal para quienes quieren belleza sin complicaciones. No suele superar los 15 cm de altura, pero se expande rápidamente si tiene espacio. Una buena idea es mezclar arena con la tierra universal para asegurar un drenaje perfecto.
Empieza con una o dos especies, juega con las alturas, los colores y las texturas. Y verás cómo, en pocos días, tu balcón se convierte en ese pequeño oasis al que siempre querrás volver. Porque un jardín en el aire no es solo decoración: es bienestar, belleza y conexión con la naturaleza en plena ciudad.