
El veterano rayo de AC/DC incendia Madrid
Más de 50.000 fanáticos vestidos de negro recorrieron la vieja carretera infernal coreando los himnos de una banda que, tras medio siglo de experiencia, sigue persiguiendo con todas sus fuerzas la inmortalidad
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Parecía que el calor había aflojado en Madrid, pero el Riyadh Air Metropolitano volvió a arder este sábado en la primera cita de AC/DC en la ciudad, cuando más de 50.000 fanáticos vestidos de negro recorrieron la vieja carretera infernal coreando los himnos de una banda que, tras medio siglo de experiencia, sigue persiguiendo con todas sus fuerzas la inmortalidad.
El camino no ha sido fácil, ni en línea recta, pero el grupo continúa encendido con su Power Up Tour, que este verano suma diez nuevas fechas, y marca el regreso de AC/DC tras un parón de ocho años atravesado por grandes pérdidas, como la muerte de Malcolm Young, guitarrista rítmico y alma fundacional de la banda, y la baja temporal de Brian Johnson, ahora plenamente reincorporado tras superar los graves problemas de audición que lo alejaron de los escenarios en 2016.
Los estragos del pasado y la edad no suponen un problema para AC/DC, que esta noche con cinco músicos y una apariencia robusta -que encajaría mejor en la estética de un bar de moteros- resucita intentando seguir el ritmo acelerado de sus propias canciones en el primero de sus dos conciertos en la capital española.
El ambiente huele a despedida, pero esta sensación aviva a los presentes. Entre ellos destaca el siempre frenético Angus Young que vestido con su habitual atuendo de colegial de los años 50 sigue moviendo las caderas al son de la fuerza meteórica de los “riffs” de su estridente guitarra.
Todavía convulsiona en el suelo mientras toca como en los años ochenta con un espíritu juvenil que mantiene su esencia acompañando siempre la voz punzante y gatuna de Brian Johnson quien, tras calentar en las primeras canciones, se muestra orgulloso de mantener vivo el legado del primer vocalista de la banda, Bon Scott.
Junto a ellos, Matt Laug reemplaza a Phill Rudd en la batería, mientras Chris Chaney se apodera del bajo y Stevie Young -el sobrino de Angus que tocó con el grupo excepcionalmente en 1988- en la guitarra rítmica, un puesto que ocho años antes le pertenecía a su tío Malcolm, fallecido a los 64 años por los efectos de una precoz demencia.
El concierto empieza con puntualidad a las 21:30 horas con ‘If you Want Blood (You´ve Got It)’, para abrir boca o los ojos de un público intergeneracional, seguida de ‘Back in Black’, en la que Johnson sonó con una lucidez encomiable, aunque a punto estuvo de romperse alguna cuerda vocal.
El viejo gato sacó su potencia en ‘Demon Fire’ y sobre todo en ‘Thunderstruck’, el tema más popular de su duodécimo álbum ‘The Razors Edge’ (1990) que comienza con un reconocible solo de guitarra y los coros del público ¡Thunder!, ¡Thunder! retumban en la pista como rayos que anticipan una tormenta colosal.
Tres pantallas para reflejar a los músicos aparentemente electrificados, aunque el único que investiga todos los ángulos del escenario minimalista es el dueño de la guitarra Gibson SG blanca y negra, Angus Young. Sin embargo, la presencia más solemne de Stevie despierta con ‘Hells Bells’, uno de los puntos más fuertes de esta noche endemoniada.
La gran campana del infierno de AC/DC desciende en el Riyadh Air Metropolitano y tiñe el estadio de rojo, sorprendiendo a la satisfecha y agitada masa. El puño en alto, las estrellas y el agresivo sonido de las dos guitarras hermanadas son la única decoración del directo de este tema de ‘Back in Black’ (1980), el nombre del segundo álbum más vendido de la historia con el que Brian Johnson se estrenaba en la banda.
Tras la potente ‘Stiff Upper Lip’, el ecuador del concierto llega con ‘High Way to Hell’, el himno de 1979 que justifica las diademas de diablo puestas en las cabezas del público y en la del propio Angus, que la lucía sobre su melena blanca. En esta ocasión los intérpretes sacaron fuerzas de flaqueza para pulir el sonido imperfecto de la pieza que describe la tortuosa experiencia de estar de gira y hacer vida en la carretera.
Angus sigue el protocolo con ‘Let There Be Rock’ y duplica su solo de ahora 20 minutos, sugiriendo que el músico de 70 años no quiere colgar el uniforme rojo para sellar una noche llena de clásicos en la que faltaron temas de sus más recientes álbumes como ‘Rock or Bust’ (2014) y ‘Power Up’ (2020).
Así, atrapados por un halo de nostalgia se despiden las leyendas a cañonazos con ‘T.N.T y ‘For Those About to Rock’, sin promesas de futuro pero con la certeza de haber escrito una página de su leyenda que volverá a sumar capítulo el próximo 16 de julio, cuando el grupo de rock duro repita cita en el mismo estadio en un evento para el que todavía quedan por venderse una 4.000 entradas.