
‘Encías quemadas’, el cómic que nació para afrontar la muerte de un perro y encontró alivio en el posapocalipsis
La dibujante venezolana afincada en Madrid Natalia Velarde debuta en la historia larga con un ambicioso libro con elementos autobiográficos
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La venezolana afincada en Madrid Natalia Velarde (1994) acaba de publicar Encías quemadas, un ambicioso cómic al que ha dedicado tres años y que se ha convertido en uno de los debuts y en la obra larga más contundentes y comentados de 2025. Velarde llevaba años manteniendo una prolífica producción en el campo de los fanzines, con múltiples autopublicaciones en las que había dado forma a un universo plástico y emocional muy personal, que explota ahora en Encías quemadas, la historia de dos personajes cartoon, Piel de Perro —trasunto de la propia autora— y su contrapunto, Cielito, inmersos en un viaje iniciático en medio de un escenario posapocalíptico.
Sin embargo, el origen de la obra, que mereció una Ayuda a la Creación Joven de Injuve en 2021, es muy diferente, según cuenta la propia Natalia Velarde en conversación con elDiario.es. “Trata del duelo por la muerte de mi perro Tapón. Él estuvo conmigo desde los tres meses hasta los diecisiete años. Representa todo un mundo para mí: mi infancia, el paso a la vida adulta… Su vejez y su muerte representan la mortalidad de mis seres queridos y del mundo. Su muerte era mi mayor miedo, y una certeza absoluta”.
Aunque la historia también se nutre de imágenes y temas que acompañan a la autora desde su adolescencia, fue la vejez de su perro la que terminó de darle el impulso necesario. “Empecé a estructurar de verdad la historia cuando, una noche, mi chico me empezó a comentar acerca de qué quería hacer yo cuando muriera Tapón, que ya tenía 17 años. Me empezó a hablar de empresas que hacen un collar a partir del cuerpo para que lo lleves siempre contigo, o que lo convierten en abono para que puedas sembrar una planta… Todo me parecía horrible, obsceno”, afirma la dibujante.
Además, eso se sumaba a una situación familiar complicada, con la amenaza de desahucio que Velarde abordó en el fanzine En cucha ardiendo se duerme a ratos (2022). “No teníamos dinero para pagar nada de eso, era ridículo plantearlo”, explica. Pero fue esa noche cuando decidió la razón de ser de Encías quemadas: “Ahí es donde iba a estar Tapón cuando llegara el final. El libro es un mito en el que guardar a Tapón y volver a verlo, o acudir a llorarlo”.
El sinsentido de la vida
No es extraño que el cómic tenga un fuerte componente personal. Por ejemplo, las secuencias oníricas que aparecen son sueños que tuvo realmente la autora. Y la sensación de pérdida y de desorientación que tienen los dos protagonistas la mayor parte del tiempo, perdidos en el desierto, es intencionada: “Esa sensación de sinsentido, de no saber qué estoy haciendo con mi vida, creo que está muy presente en el cómic”, explica Velarde. Sin embargo, la realización del cómic también ha tenido algo de balsámico: “Ha sido mi flotador durante estos tres años, porque me ha pasado de todo, cosas terribles y cosas preciosas. El libro me ha mantenido a flote cuando no había nada más. La vida es así, no tiene sentido, pero sigues adelante porque no sabes qué viene después. Es agarrarse a una mentira hasta que sea verdad”.
Una de las viñetas de ‘Encías quemadas’, el cómic de Natalia Velarde
En origen, recuerda la dibujante, “iba a ser un proyecto de un año, que han acabado siendo tres. Ha sido muy difícil el proceso, muy caótico, aunque lo he disfrutado muchísimo”. Y ello, a pesar de los inevitables bloqueos creativos. “He tenido muchísimos”, reconoce Velarde. “Algunas veces, he podido tardar una semana en resolver una doble página. Otras han salido más fácilmente, pero he estado bajo mucha presión. La apuesta editorial ha sido arriesgada, aunque ahora, con el libro terminado, todo tenga sentido”, continúa.
Del fanzine al libro
Muchos de los fanzines de Natalia Velarde son diarios dibujados, en los que vuelca lo que le está pasando en esos momentos. Son obras en las que no importa tanto el acabado técnico como lo emocional: “Recurro a aquello que me genera más emoción en cada momento, y creo que siempre voy a trabajar así porque es donde me siento más sincera y donde más disfruto”, confiesa la dibujante. En Encías quemadas, Velarde quería seguir profundizando en motivos como la mujer perro, presente en muchas de sus autopublicaciones, pero también quería “seguir explorando el diario, seguir experimentando como en los fanzines”. “Quería ver cómo podía fusionar los fanzines con una historia un poco más tradicional, con inicio, nudo y desenlace”, afirma.
El formato de libro le permitía tener muchas más páginas que en un fanzine, para contar cosas más complejas. La autora reconoce que se siente orgullosa del trabajo realizado. “Yo siempre intento dar lo mejor de mí en cuanto a la gráfica, pero, a veces, cuando tienes el deadline encima, haces lo que puedes, y siempre hay cosas con las que no te sientes muy contenta”, reconoce. “En este nuevo cómic, sin embargo, es la primera vez que veo cada página y siento que es justo como tenía que ser”.
La dibujante Natalia Velarde, autora de ‘Encías quemadas’
De este libro sorprende la variedad de técnicas y estilos gráficos que adopta Natalia Velarde, aunque todo se ha llevado a cabo con herramientas digitales. “Yo no he hecho estudios de cómic, vengo de Bellas Artes, de manera que las técnicas profesionales las he aprendido de forma autodidacta o viendo a colegas”, detalla la ilustradora, que asegura que su manera de dibujar es muy pictórica. A pesar de ello, también ha querido conservar las cualidades del lápiz en su dibujo: “El lápiz es la cosa más bonita que tiene el dibujante, y la tinta siempre hace que se pierda algo de su carácter. A mí eso siempre me ha obsesionado mucho, y quería preservarlo”.
La importancia del acting
En la apuesta decidida que Natalia Velarde hace por las emociones viscerales juega un papel importante cómo las representa visualmente, apoyándose en el potencial de la caricatura y la exageración de las expresiones. “Para mí es muy importante el acting de los personajes —afirma Velarde—, que tiene que estar totalmente en sintonía como lo que están diciendo. Lo que he aprendido con los fanzines es la necesidad de encontrar exactamente lo que está sintiendo el personaje y expresarlo en un solo dibujo”.
Su estilo también deja ver las influencias de ciertas series de animación —“series como Steven Universe u Hora de aventuras expresan sentimientos muy complejos solo con las caras y los cuerpos”—, pero la dibujante nos habla además de la influencia de su padre y de su madre, profesores de cine e interpretación. “Ellos practican algo parecido al método actoral, aunque no están de acuerdo con su parte más tóxica”, desarrolla la dibujante.
“Hablo mucho con ellos, y siento que aplico todo lo que he escuchado. Hablan de un tipo de interpretación orgánica como forma de conectar con el personaje para tener emociones reales, para lo cual te guías por experiencias propias y cosas más sensoriales. Me basé mucho en todo eso para crear ciertas imágenes, que siento que tienen un componente sinestésico. Me sirven para articular emociones que me cuesta mucho expresar con palabras”, concluye Velarde.
Una de las viñetas de ‘Encías quemadas’, el cómic de Natalia Velarde
El balance que hace la autora es muy positivo: “He disfrutado este cómic como ningún otro que haya hecho, porque me he permitido todo. Al mismo tiempo, he aprendido mucho. Ha habido muchas cosas que no había probado nunca antes”. De hecho, Encías quemadas ha sido muy bien recibido por el público y la crítica. “Aunque yo no estaba segura de que la gente fuera a conectar tanto con la historia —comenta la autora—, todo el mundo tiene a su propio Tapón, y es bonito compartir esto con la gente. Al final los duelos no son tan distintos unos de otros”.