Una fruta extraña que cuelga de los árboles

Una fruta extraña que cuelga de los árboles

Hace justo 25 años que se produjeron en la localidad almeriense de El Ejido disturbios racistas. Los ejidenses, en cambio, estos días no se han dejado llevar por los cantos oscuros de Vox y su diputada de Almería Rocío de Meer

Los pogromos antijudíos en el Imperio ruso de la primera mitad del siglo XIX; el grupo terrorista supremacista blanco Ku Klux Klan (KKK), creado después de la guerra de Secesión estadounidense; la noche de los cristales rotos en la Alemania y Austria en noviembre de 1938 son los ecos que resuenan en estas dos últimas noches -y las que quedan- en Torre Pacheco, cuando grupos ultras de todo el país han acudido a este municipio murciano para “cazar” migrantes, azuzados por Vox, con la excusa de la agresión sufrida por un vecino. El racismo patrio acaba de dar una vuelta de tuerca en lo que a la violencia respecta y veremos qué fisuras se crean entre distintas comunidades.

“Hay determinadas zonas de España, pasa aquí y pasa en Almería, en las que el Estado tendría que ser consciente de esta escalada de racismo y tendría que poner medios suficientes, y hablo de mejorar las infraestructuras”, me dijo el entonces concejal socialista de Hacienda de Torre Pacheco, Carlos García, cuando escribía un reportaje que intentara explicar por qué la Región de Murcia había sido la comunidad autónoma con mayor porcentaje de votos a Vox -con el 18,64%- en las elecciones generales de abril de 2019.

Torre Pacheco era un secarral hasta que en 1979 se construyó el trasvase Tajo-Segura y posibilitó la creación de unas 18.000 hectáreas de regadío. “Torre Pacheco es uno de los sitios más asimilables que podíamos tener en Murcia a El Ejido”, me dijo en ese mismo momento el politólogo Francisco Javier López Carvajal al describir el municipio murciano de alrededor 40.000 habitantes que cuenta con un 30% de población de origen migrante que trabaja principalmente en el campo.

Hace justo 25 años que se produjeron en esa localidad almeriense disturbios racistas. Los ejidenses, en cambio, no se han dejado llevar estos días por los cantos oscuros de Vox y su diputada de Almería Rocío de Meer, quien el pasado lunes por primera vez habló de deportar a millones de personas de origen extranjero residentes en España. La música de Vox, esta vez, ha guiado cinco lustros después a los ultras al municipio gemelo de Torre Pacheco, mientras el Gobierno regional del PP no ha reaccionado hasta casi 48 horas después, preocupado por firmar en paz los presupuestos con los de Abascal.

“De los árboles del sur cuelga una extraña fruta. Sangre en las hojas, y sangre en las raíces. Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña. Extraños frutos colgando de los álamos. Escena pastoral del galante sur. Los ojos hinchados y la boca retorcida. Aroma de las magnolias, dulce y fresco. Y, de pronto, el olor a carne quemada”, cantaba Billy Holiday en ‘Strange fruit’, el tema más dramático de la cantante de jazz estadounidense que describe los cuerpos de sus compatriotas negros linchados, quemados y colgados de los árboles por el Ku Klux Klan.

La composición corrió a cargo de Abel Meerepol, un poeta y profesor judío, que se quedó traumatizado al ver una foto en 1930 de los cuerpos colgando de un árbol en Marion (Indiana) de Thomas Shipp y Abram Smith, mientras una multitud se agolpaba alrededor riéndose de la macabra escena. En lugar de esbozar ni una tímida sonrisa hay que denunciar esta violencia orquestada, racista, brutal. Al igual que las fuerzas de seguridad, quienes deben intervenir y reducir dicha violencia mejor de lo que han hecho hasta el momento.