
Trabajadoras del hogar en Euskadi llevan su «explotación laboral» a los tribunales: «Estamos organizadas para dejar de ser esclavas»
Han decidido reunirse y organizarse a través del sindicato LAB para llevar su situación de “explotación laboral” a los tribunales y hacer llegar a las instituciones un ‘Decálogo por los derechos de las trabajadoras del hogar’
La realidad de las migrantes que cuidan a personas mayores en Euskadi: “Estaba de interna 19 horas al día, era casi su esclava”
Lidia tiene 53 años y llegó a Euskadi hace 25. Sus primeros años los pasó como interna cuidando a personas mayores de distintos hogares, hasta que fallecían. Sin contrato ni cotización en la seguridad social, en una situación de “total explotación”, como asegura. “El trabajo de interna te afecta mucho psicológicamente. Estás encerrada, prácticamente no tienes tiempo para ti ni para tu ocio. Cuando trabajas con niños eres prácticamente su madre, tú eres quien les lleva a la escuela, quien está con ellos cuando están enfermos, si quieren algo de madrugada te levantas tú a atenderlos… y cuando se trata de personas mayores la situación es peor porque tienes que levantar peso y en los peores casos sufrir agresiones”, lamenta Lidia.
A día de hoy Lidia ha conseguido dejar atrás el trabajo de interna y cuenta con un contrato laboral en una casa en la que cuida a tres niños, pero asegura que su situación tampoco ha mejorado todo lo que debería. “Lo único es que ahora me pagan el salario mínimo interprofesional y cotizo, pero el desgaste físico y psicológico es parecido. Para nosotras no existen las enfermedades laborales, no tenemos ese derecho por ley, si tenemos que ir al médico debemos pedir permiso y tampoco tenemos opción a baja laboral”, reconoce.
Maritza a sus 65 años y 33 de ellos en Euskadi, aún sigue ejerciendo de interna. Lleva con contrato los últimos cinco años, por lo que no puede acceder a una jubilación pese a que lleva toda la vida trabajando, su edad y a los dolores físicos que sufre tras una vida cuidando de personas mayores. “No me han hecho contrato hasta ahora porque las personas que cuidaba se iban muriendo. Ninguno de ellos ha aguantado vivo más de un año y para eso las familias no te hacen contrato. Para el trabajo que hago necesitas tener fuerza para poder levantarles, lavarles o cambiarles el pañal y en muchas de las casas no tienen grúa, así que tengo que levantar un peso muerto. Me duelen las rodillas y voy al médico y me da un ibuprofeno, no me soluciona nada. Llevo una vida entera cuidando, ¿pero quién me cuida a mí?”, se pregunta.
“Luego está el problema de la vivienda. De internas vivimos ahí y aguantamos muchas situaciones que no deberíamos porque si nos echan nos quedamos en la calle. No tenemos a dónde ir. Se aprovechan de eso y de que no conocemos las instituciones o una organización donde nos puedan orientar”, lamenta Maritza, que reconoce que es difícil saber el número exacto de compañeras del sector, porque la mayoría de ellas trabajan sin contrato.
Llevo una vida entera cuidando, ¿pero quién me cuida a mí?
Hasta ahora, que han decidido reunirse y organizarse a través del sindicato LAB para llevar su situación de “explotación laboral” a los tribunales y hacer llegar a las instituciones un ‘Decálogo por los derechos de las trabajadoras del hogar’. “Nos concientizamos que la única forma de tener nuestros derechos es organizándonos y eso lo que estamos haciendo. Es la primera vez que un sindicato vasco nos abre las puertas y que nos apoyan. Tenemos que organizarnos, hacer reuniones, aunque es muy difícil conseguir tiempo libre para reunirse en el trabajo de interna, pero estamos organizadas para dejar de ser esclavas y luchar por nuestros derechos”, reconoce Lidia.
En mayo de 2022, el sindicato LAB inició un procedimiento para establecer una mesa de negociación en el sector. “En el caso de las trabajadoras del hogar, los empleadores son particulares, por lo que no existe una patronal formal. Por ello, se invitó a Confebask, la patronal con mayor representación en el País Vasco, a participar en la mesa de negociación. Sin embargo, Confebask rechazó participar en las negociaciones”, han detallado desde el sindicato. “Consideramos que este rechazo supone una violación de derechos y discriminación, ya que deja a un colectivo de trabajadoras sin la posibilidad de acceder a un convenio colectivo”, han destacado. Ante esto, el sindicato recurrió por vía judicial. En la primera sentencia, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco reconoció el derecho del sector a la negociación colectiva, pero, debido a la falta de desarrollo legislativo, no sancionó la actitud de la patronal.
Tras lo ocurrido, el sindicato llevó el caso al Tribunal Supremo, pero este “no abordó el fondo del asunto”, según ha explicado este lunes Ainhize Muniozguren, responsable de la Secretaría Jurídica de LAB. En su resolución, el tribunal se centró en un problema de formalismo: que LAB y otros sindicatos no habían demostrado adecuadamente su legitimidad para solicitar la mesa de negociación. Muniozguren ha aclarado que “no es correcto”: “Hay otros sindicatos, por lo que es suficiente con tener mayoría para iniciar un proceso de negociación. Además, ya estaba demostrado que existía mayoría sindical, y ni la patronal ni las instancias anteriores habían puesto en duda este punto”. Según Muniozguren, el Tribunal Supremo, “ante la complejidad jurídica del asunto, evitó entrar en el fondo del debate”. “LAB no dará por concluido el proceso, y llevaremos el caso al Tribunal Constitucional para garantizar que no se les niegue a las trabajadoras del hogar su derecho a negociar”, ha confirmado.
Durante años las trabajadoras del hogar han sido ignoradas, el sindicalismo no les ha dado un espacio como trabajadoras
Por su parte, Mariana Urcuyo, responsable del Sector de Trabajadoras del Hogar de LAB, ha presentado el ‘Decálogo pro los derechos de las trabajadoras del hogar’ un documento que será entregado a organismos políticos, sindicatos y movimientos sociales. Además, desde el sindicato informan de que a partir de septiembre, pedirán reuniones con el Gobierno vasco y el Departamento de Trabajo del Gobierno de Navarra para interpelar a la patronal y promover cambios legislativos. El documento incluye una serie de medidas como: exigir el cumplimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva y de todo lo establecido en el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, garantizar el registro obligatorio de la jornada laboral para evitar horas no reconocidas dentro del hogar, la abolición del régimen de internas, el control y reconocimiento de las horas de presencia y pernocta como horas de trabajo efectivo, equiparar la indemnización por finalización de contrato a la del resto de sectores, activar una inspección de trabajo eficaz y sin sesgos, desarrollando herramientas reales para verificar las condiciones laborales en domicilios, aplicar de forma real y fiable la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, el reconocimiento de las cotizaciones anteriores a 2022, avanzar hacia un sistema público y comunitario de cuidados y garantizar todos los derechos para las mujeres migradas y racializadas.
Las trabajadoras del hogar este lunes en el sindicato LAB de Bilbao
Garbiñe Aranburu, coordinadora general de LAB, ha destacado que las trabajadoras del hogar realizan un “trabajo imprescindible” para la supervivencia de las familias: “El sistema necesita este trabajo para sobrevivir, pero el capitalismo patriarcal y colonial no le da el valor que merece”, ha indicado Aranburu, para después denunciar “la grave situación del sector” en la que las trabajadoras viven “explotación laboral, falta de protección legal e institucional y falta de visibilidad”. “Incluso la Inspección de Trabajo no interviene, alegando que es imposible actuar en los hogares privados. La mayoría de las trabajadoras son migrantes y racializadas, y en muchos casos trabajan como empleadas del hogar internas, en condiciones de pseudo-esclavitud, sometidas a violencia y abusos”, ha destacado.
Según Aranburu, no se puede entender la situación del sector sin mencionar la Ley de Extranjería: “Para las mujeres migrantes que llegan al País Vasco, ser trabajadora del hogar se ha convertido en una de las pocas opciones laborales. Se trata de una deuda patriarcal y colonial que afecta a toda la sociedad, incluyendo a los sindicatos. Durante años, las trabajadoras del hogar han sido ignoradas, el sindicalismo no les ha dado un espacio como trabajadoras, y nosotros queremos ser una herramienta para todas las trabajadoras y llevamos tiempo organizando, escuchando y uniendo a las trabajadoras del hogar”, ha concluido.