Francolandia en el Parlamento Europeo

Francolandia en el Parlamento Europeo

Hace unos años Bruselas rechazó una exposición sobre las víctimas del franquismo porque podía generar «controversia política». Hoy permite una exposición de Vox sobre el Valle de los Caídos, maqueta incluida. Se nos está quedando una Europa bonita

Veo que Vox ha llevado al Parlamento Europeo un Valle de los Caídos de playmobil, y no entiendo por qué tanta discreción: podrían haber plantado en Bruselas, a la entrada de las instituciones europeas, un Cuelgamuros hinchable, como aquel que hace años presentó el genial Leo Bassi y que llamó ‘Francolandia’. Anda que no iban a disfrutar nada los eurodiputados ultraderechistas, españoles y de otros países, saltando y dando volteretas al pie de la cruz más grande del mundo en versión chiquipark fascista.

Me lo tomo a risa, sí, pero es risa sardónica, ese espasmo de los músculos de la cara causado por alguna enfermedad, en mi caso un shock: el provocado tras ver en el Parlamento Europeo una maqueta del Valle de Cuelgamuros, rodeada por paneles que recogen palabra por palabra la versión franquista de su construcción, su simbología y su sentido, presentado como un lugar espiritual y de reconciliación. En el Parlamento Europeo, insisto. En el Parlamento Europeo, repito, que no te veo muy impactado, y deberías estarlo por esta Europa que se nos está quedando y que ya no reconocemos.

Los partidos de izquierda han protestado, e Izquierda Unida ha pedido al Gobierno que intervenga y exija su retirada. Para ello se apoyan en nuestra Ley de Memoria Democrática, y en el Tratado de la Unión Europea, pero les habría bastado con citar el Reglamento sobre utilización de los locales del Parlamento Europeo, que establece que “los organizadores de manifestaciones culturales o de exposiciones (…) se abstendrán en particular de realizar actividades o de exponer objetos (…) que son susceptibles de dar lugar a debates políticos controvertidos en los locales designados”.

¿Y por qué conozco yo ese Reglamento? Porque esa fue exactamente la respuesta que el Defensor del Pueblo Europeo dio hace doce años a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, cuando protestó por el rechazo del Parlamento Europeo a albergar una exposición. ¿Y de qué era aquella exposición, que intentó llevar a Bruselas un eurodiputado español? Se titulaba “Exhumando fosas, recuperando dignidades” y, como ya te imaginas, era sobre las víctimas del franquismo.

En aquella ocasión, 2013, el Cuestor del Parlamento Europeo rechazó la exposición sobre los fusilados de la dictadura alegando que “las fotos podrían generar controversia política y que las imágenes eran impactantes”. El Cuestor entonces era un eurodiputado irlandés del Partido Popular Europeo. En 2025 otro Cuestor ha autorizado la exposición franquista de Vox, maqueta del Valle incluida. Los Cuestores son los responsables de autorizar actos culturales, y son cinco, entre ellos un eurodiputado de extrema derecha.

Todo esto de 2013 me lo cuenta Emilio Silva, que precisamente acaba de publicar una novela magnífica, Nébeda, que recomiendo como lectura de verano. Nébeda narra el difícil regreso de dos exiliados del franquismo a España, y en cierto momento se cuenta cómo, a la muerte de Franco, sienten tal rabia por ver el entierro de Franco en Cuelgamuros, que prometen regresar un día y volar el Valle. La novela, que insisto en recomendar, toma luego otros caminos, pero ahí queda esa expresión de rabia común a tantos exiliados y víctimas del franquismo. Imagino lo que sentirían hoy al ver esta alegre Francolandia en el Parlamento Europeo.