
La cruz de los caídos, la herencia franquista que Lanzarote cargó 75 años y que el PP y Vox intentan blanquear
Aunque la derecha niega la relación de este símbolo con la dictadura, fue construido con motivo de la visita del dictador a la isla y para “honrar” a los hombres de la ciudad que lucharon en el bando golpista en la Guerra Civil
Hemeroteca – Lanzarote retira 75 años después una cruz franquista construida en la capital
Hasta hace una semana, la sombra de la dictadura franquista aún presidía una de las plazas más emblemáticas de Lanzarote. Durante 75 años, la bautizada como cruz de los caídos ha permanecido en pie en el centro de la plaza de Las Palmas, en Arrecife. Fue construida en 1950, en homenaje a los hombres de la capital que formaron parte del bando golpista durante la Guerra Civil española (1936-1939), pero no ha sido hasta este año cuando el Cabildo insular ha ordenado su retirada definitiva en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Esta decisión se ha topado con el rechazo del PP y de Vox, que niegan el pasado franquista de este símbolo y tildan su desaparición de “ataque al cristianismo”.
“La cruz, presente en este entorno desde los años 50, no contenía ninguna referencia franquista ni vulneraba la Ley de Memoria Histórica”, ha defendido la presidenta del PP de Lanzarote, Astrid Pérez, en un comunicado. Sin embargo, la historia de este enclave es diferente. Tal y como recoge el estudio Memoria histórica: remodelación Plaza de Las Palmas (2018), encargado por el Cabildo, la cruz se construyó para “honrar” a los caídos del bando franquista en la Guerra Civil. El paso del tiempo hizo que el símbolo ya apenas conservara la relación de nombres de los miembros del bloque golpista, pero sí contaba con una placa lateral del partido fascista Falange Española.
La cruz se levantó en 1950, en el marco de unas obras de transformación de la plaza. Esta reforma obligó a borrar una gran cruz negra pintada en la fachada de la iglesia de San Ginés, declarada en 1993 Bien de Interés Cultural, para poder abrir una puerta principal. Esta pintura, elaborada poco después del fin de la Guerra Civil española, estaba acompañada de una lápida donde podían leerse los nombres de todas las personas de Arrecife que combatieron en la guerra con el bando sublevado.
Ante la desaparición de esta pintura, el delegado del Gobierno insular pidió que se construyera una gran cruz de piedra en el centro de la plaza. El Ayuntamiento de Arrecife, tal y como consta en un acta del 14 de septiembre de 1950, se comprometió a terminarla antes de la visita del dictador Franco a la ciudad, prevista para el 29 de octubre de ese mismo año.
El municipio también encomendó entonces al artista César Manrique el embellecimiento de la plaza, pero no la cruz, que ni siquiera aparece dibujada en sus planos y que fue encargada a una empresa privada, al contrario de lo que ha afirmado el PP. El partido ha asegurado que el símbolo “formaba parte del diseño original de ese espacio que hizo en su día César Manrique”.
La plaza ha sufrido en los últimos años “deterioro y abandono”, apunta el estudio sobre su remodelación. Las esquinas de los muros están golpeadas por el paso de los coches, los bancos se han roto y el pavimento se ha levantado por el crecimiento de las raíces de los árboles colindantes. El Cabildo ha adjudicado las obras de recuperación por 935.869 euros de los fondos Next Generation de la Unión Europea. Varios elementos de la plaza han sido retirados para su rehabilitación, pero la cruz no se volverá a colocar, tal y como han confirmado desde la corporación insular.
La cruz está recogida en la fase actual del Catálogo de símbolos, calles, monumentos y menciones franquistas de Canarias: capitales insulares, elaborado por el Gobierno de Canarias y la Universidad de La Laguna. Está incluida en este catálogo de acuerdo con la sentencia del Tribunal Supremo que avala la retirada de todas las cruces franquistas del país que recuerden solo a los fallecidos del bando nacional.
Según el Alto Tribunal, este tipo de símbolos exaltan “la sublevación militar” y la “represión de la Dictadura”, y su desaparición “no pretende más que retirar del primer plano cuanto signifique, represente o simbolice el enfrentamiento civil”. Asimismo, el Supremo subraya que este objetivo no es incompatible con la libertad religiosa.
Blanquear los vestigios franquistas
Vox ha intentado blanquear la cruz de la plaza de Las Palmas, defendiendo que quitarla es un “atentado” que se ampara en “el revisionismo interesado” de la historia. Los dos únicos concejales que tiene el partido en Arrecife, Eugenio Hernández y Jorge Enrique Barrios, dicen que la retirada es un “fiel reflejo de cómo se pisotean las tradiciones de un lugar que poco a poco va perdiendo su identidad”, y han aprovechado para relacionar la inmigración y la delincuencia en un comunicado.
Esta postura se enmarca en una estrategia del partido de extrema derecha en el ámbito europeo, donde ha intentado también manipular la historia de la mayor fosa común de la Guerra Civil, el Valle de los Caídos. Vox ha organizado la exposición La Cruz como símbolo de las raíces cristianas de Europa en la Eurocámara. “Tras este título genérico, la exposición ha resultado ser en realidad un intento de blanquear el fascismo”, señalaron en una carta enviada a la presidenta del Parlamento Europeo los partidos con representación en el grupo de memoria, tal y como informó elDiario.es.
La exposición estaba dedicada al Valle de Cuelgamuros, construido bajo el régimen de Franco con mano de obra forzada de presos políticos. “Los cuerpos de más de 33.000 víctimas fueron trasladados al lugar, muchos de ellos sin el consentimiento de sus familias”, añadió la misiva. A pesar de ello, la exposición incluía paneles explicativos, fotos, una maqueta, y aportaciones de personas que han intentado reinterpretar este lugar que representa “la dictadura y el sufrimiento de miles de represaliados”.
La herencia de la dictadura que pervive en Lanzarote
Más allá de la cruz de los caídos, otros nueve vestigios franquistas todavía permanecen en Lanzarote. La imposición de estos elementos en la isla comenzó por una “acción autónoma de Falange Española”, cuenta el catálogo del Gobierno de Canarias. Militantes del partido fascista rotularon a mano distintos nombres en varias calles el 28 de agosto de 1936. El delegado del Gobierno apoyó la acción, y ordenó que los letreros fueran colocados de forma oficial sobre azulejos.
El hermano menor del dictador, Ramón Franco, todavía tiene una calle en Arrecife. Otra vía, nombrada en 1939 para honrar a los militares, voluntarios y civiles del bando nacional, recibe el nombre de Jacinto Borges. Los fascistas también dedicaron calles a cargos políticos del periodo de excepción, entre las que aún pervive la calle Gobernador José García Hernández.
El hospital insular todavía luce tres placas conmemorativas del Mando Económico y de Franco y hay placas e inscripciones de la dictadura en el grupo de viviendas de Santa Coloma, en Titerroy y en el CEIP Titerroy, antes denominado General Sanjurjo. En Caleta de Sebo, La Graciosa, todos los vestigios que siguen en pie se dedican a la figura de Francisco García Escámez, capitán general de Canarias y jefe del Mando Económico del Archipiélago. El militar tiene un monumento, una calle y una plaza.
El militar Severiano Martínez Anido, ministro durante la dictadura de Primo de Rivera y ministro de Orden Público en el primer gobierno de Francisco Franco, sigue siendo Hijo Adoptivo Alcalde Honorario de Arrecife.