
El derroche en grandes villas, el turismo y el crecimiento insostenible dejan a Ibiza sin agua
La isla está en prealerta hídrica desde hace 30 meses y «los datos no hacen más que empeorar”, lamentan desde Alianza por el Agua
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A pesar de la escasez de agua y de las intenciones manifestadas por las autoridades de implementar medidas para una isla sostenible, la deficiente infraestructura, la falta de medidas punitivas suficientes sobre el derroche en los jardines y piscinas de las grandes villas y las leyes de amnistía urbanística y la posibilidad de construir edificios en rústico auguran un futuro muy incierto para Eivissa. La imposibilidad, hasta el momento, de reutilización de las aguas resultantes de la depuración, las subidas de temperaturas y la falta de lluvias, debido al cambio climático, vuelven a poner a la isla en una situación límite.
Eivissa está en prealerta hídrica desde hace 30 meses y los niveles de reserva de aguas subterráneas se encuentran por debajo de lo habitual respecto a años anteriores, a pesar de las abundantes lluvias de la pasada primavera, después de dos años de sequía extrema. Según los últimos datos, correspondientes al mes de junio, las reservas en la isla se encuentran en el 34% de su capacidad, incluyendo el caudal infiltrado desde las desaladoras a las reservas de agua dulce subterránea.
Y es que en el mes pasado las precipitaciones han sido nulas en las Pitiüses, siendo el mes de junio más seco desde 1961, primer año en el que existen registros, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). A estas condiciones se ha unido el calor. Las temperaturas han estado 3,3 °C por encima de lo normal en el mes de junio, con una temperatura media de 25,3 °C, lo que contribuye a la mayor evaporación de las aguas.
A pesar de estos datos preocupantes, ya que los niveles hídricos no paran de bajar y se acercan cada vez más al 28%, donde se declararía oficialmente la alerta, el Govern balear no tiene prevista ninguna restricción del uso del agua. En la isla de Eivissa, las empresas concesionarias optan por bajar la presión, lo que está creando dificultades para los vecinos de la localidad de Sant Antoni que viven en pisos altos de edificios residenciales.
Depósito de agua de Sant Miquel en Eivissa.
El conseller balear del Mar y Ciclo del Agua, Juan Manuel Lafuente, admitía el pasado miércoles que el contexto es complejo y explicaba que es fundamental que la ciudadanía extreme las precauciones para no hacer un uso inadecuado del líquido elemento. No dijo nada respecto a los abusos turísticos del agua, tanto en villas particulares como en hoteles y centros de ocio.
“Puede ser que en el futuro tengamos que aplicar medidas más drásticas. Esperemos que no sea necesario”, dijo el conseller. Lafuente puso de manifiesto las inversiones por valor de 34 millones de euros en el llamado Ciclo del Agua en Eivissa, destinadas a la modernización de las desaladoras, a la mejora de la red de saneamiento y a actuaciones necesarias en las depuradoras, así como el apoyo a los municipios de la isla para los sistemas de distribución de agua procedentes de las desaladoras, según publica Periódico de Ibiza y Formentera.
A pesar de estos esfuerzos de la Conselleria, desde Alianza por el Agua –asociación que aglutina a entidades del ecologismo, la sociedad y la pequeña empresa de la isla–, que desde 2017 analiza el estado de las reservas hídricas de las Pitiüses y aboga por el uso sostenible del recurso, aseguran que la situación es muy preocupante. Así lo afirma a elDiario.es la coordinadora técnica de la entidad, Marina Moheno. El presidente del Consell Insular ibicenco, Vicent Marí, lo advertía también después de reunirse el pasado invierno con Lafuente y los alcaldes de los cinco municipios ibicencos, que han monitorizado desde el Consell de Alcaldes la situación en diferentes reuniones, según publicó el Diario de Ibiza.
“Nosotras pensamos que estos estados de prealerta tendrían que cambiar los parámetros cuando se mantienen por tanto tiempo. Llevamos ya 30 meses en estado de prealerta y los datos no hacen más que empeorar”, asegura la coordinadora de la Alianza. El año pasado ya se perdió todo el forraje plantado destinado al ganado a causa de la falta de lluvias y la escasez de agua subterránea, tal y como informamos en este medio. Hemos estado solo un mes, en julio de 2024, en situación de alerta por sequía, pero no se declaró porque se tiene que mantener el mismo escenario 3 meses y en septiembre volvió a subir el nivel de las capas freáticas.
Nosotras pensamos que estos estados de prealerta tendrían que cambiar los parámetros cuando se mantienen por tanto tiempo. Llevamos ya 30 meses en estado de prealerta y los datos no hacen más que empeorar
Lo que está claro para Alianza por el Agua es que estamos ante una emergencia hídrica y no solo en lo que se refiere al tema ambiental. “El agua es un derecho universal y estamos en riesgo de quedarnos sin él. Todos debemos asumir las responsabilidades desde nuestra trinchera”, indica Moheno. “La Administración Pública tiene que revisar los parámetros de alerta. No puede ser que después de tanto tiempo de prealerta no se dé un paso más y se comience, desde ya, a tomar medidas enmarcadas en lo que se consideraría un nivel de alerta, no de prealerta”, insiste.
Una de las medidas que se toman cuando está activada la prealerta es la puesta a punto progresiva de las desaladoras hasta alcanzar su máxima capacidad. Sin embargo, estas infraestructuras ya están funcionando en Eivissa por encima de sus posibilidades, tal y como lo hacían también en 2024, según informó este diario. También prevé el nivel de prealerta la actuación en cuanto a medidas de explotación de pozos y regadíos.
Las empresas hoteleras y de ocio deberían disponer, además, de las infraestructuras necesarias para captar y reutilizar el agua con sistemas de depuración eficientes, que les permitiera usar las aguas resultantes del proceso. “Por ejemplo, en los baños o en el riego de jardines, además de tener sistemas de mantenimiento de piscinas eficientes y medidas de ahorro en los servicios de estos establecimientos”, comenta Moheno. Se enmarcarían en este segmento las grandes villas que se alquilan en verano a turistas de alto standing en las que disfrutan de jardines tropicales con amplísimas zonas de césped y piscinas que alimentan a espaldas de la normativa y de la realidad ambiental de Eivissa. Desde el Consell de Eivissa se asegura que el cumplimiento de las normativas al respecto no se realiza “por la falta de celadores que los controlen”, según aseguran desde la Alianza.
Otro de los frentes son los consumidores, que deben optar por sistemas de ahorro de agua en sus hogares como cisternas con poco flujo de agua o incluso reutilización de aguas en los inodoros, entre otras medidas.
Por su parte, la Conselleria del Mar, desde la que se encargan de las reservas hídricas, asegura a elDiario.es que el Govern deberá aplicar las medidas del Plan Hidrológico Nacional, sin que hayan concretado qué medidas se toman en estos momentos o qué medidas se podrían tomar en caso de alerta o prealerta. Desde la Alianza han asegurado que el mismo Govern dispone de un Plan Especial de Actuación en Situaciones de Alerta y Eventual Sequía de las Illes Balears, en el que se analiza se planifica y se prevén estas situaciones, de acuerdo también con el Plan Hidrológico de Balears.
Dispensadores de agua desalada en Eivissa.
“El mar es una alfombra donde se esconde todo”
Tanto Alianza por el Agua como los ecologistas del GEN-GOB o Amics de la Terra solicitan medidas urgentes “y no preventivas para cambiar el paradigma de la gestión del agua y hacerlo más sostenible”. Se da la circunstancia de que el agua de las depuradoras no se reutiliza porque su salinidad es muy alta y no es apta para agricultura, por ejemplo. “Ya se utilizó y quemó los cultivos de los regantes”. Además, la balsa de sa Rota, prevista para estos usos, no ha estado operativa hasta el 2025, después de 30 años de construcción.
La depuración sigue siendo el patito feo de la gestión del agua, explica Marina Moheno. “El mar se ha convertido en una alfombra debajo de la que se esconde todo. En verano las depuradoras están a tope porque no son suficientes para la isla y los niveles de depuración de las aguas tratadas no llegan a los parámetros establecidos por ley. Incluso hemos recibido multas de la Comunidad Europea por este tema”, concreta. Para muestra, un dato: se siguen vertiendo 18.000 litros de agua de las depuradoras al mar que no se reutilizan porque no tienen calidad para ello, lo cual afecta muy negativamente a la salud marina, incluida la Posidonia oceánica.
Se siguen vertiendo al mar 18.000 litros de las depuradoras al mar que no se reutilizan porque no tienen calidad para ello, lo cual afecta muy negativamente a la salud marina, incluida la Posidonia oceanica
“Cuando solo funcionaba la depuradora de Eivissa, el 99% de las aguas resultantes de su proceso incumplían los parámetros legales para verterlas al mar y, poco a poco, han ido cargándose el litoral. Además, esta instalación no era suficiente para depurar las aguas del crecimiento de población en verano”, argumentan desde la Alianza. En estos momentos, con la puesta en funcionamiento de la nueva depuradora de sa Coma, que funciona ahora en prueba piloto, la instalación de Eivissa será una estación de bombeo que dirigirá el producto resultante a sa Coma, que sí dispone de la capacidad necesaria de depuración durante todo el año.
Otro de los frentes en la gestión del agua son las fugas que existen en el alcantarillado, sobre todo en la ciudad de Eivissa, y las depuradoras privadas que arrojan sus vertidos a la red pública. “Tendríamos que levantar casi la ciudad entera y volverla a construir. Hay fugas en el alcantarillado donde se infiltra agua de mar. Esto, unido a las desaladoras privadas que vierten el agua residual al alcantarillado con alta concentración salina, como los hoteles o las villas que disponen de sus propios equipos, aumenta la presión sobre el medio marino”, especifica Moheno.
Tendríamos que levantar casi la ciudad entera y volverla a construir. Hay fugas en el alcantarillado donde se infiltra agua de mar. Esto, unido a las desaladoras privadas que vierten el agua residual al alcantarillado con alta concentración salina, como los hoteles o las villas que disponen de sus propios equipos, aumenta la presión sobre el medio marino
El problema viene de lejos, cuando los acuíferos ya estaban salinizados por la extracción masiva de aguas subterráneas. “Es cuando se empezaron a tomar medidas en cuanto a la necesidad de disponer de agua desalada para el consumo ante el miedo de que Eivissa se quedará sin agua subterránea de calidad. Se dejó de extraer tanta agua de los acuíferos cuando ya estaban salinizados y luego vino la sequía de los años 2014, 2015 y 2016, en los que se declaró la alerta”, explican desde Alianza.
Para la entidad, las desaladoras son una solución temporal para la recuperación de los acuíferos, pero no debería ser algo permanente. “Ahora tenemos mapas de consumo de las desaladoras –las tres que funcionan en la isla– porque no hemos vuelto a sufrir aquel estado de sequía, pero donde hay que incidir es en el lado de la depuración”, insisten. Según su criterio, su reutilización y el cierre, por lo tanto, del llamado Ciclo del Agua, es la clave en estos momentos.
El Govern balear asegura que algunos ayuntamientos de Eivissa tienen más capacidad para aumentar el consumo de agua desalada en los meses de invierno. En principio, la Conselleria del Ciclo del Agua se ha propuesto que se alcance entre el 75 y 80% del total, pero algunos municipios aún no llegan. Asimismo, el conseller Lafuente advierte que las desaladoras no pueden funcionar al 100% en invierno porque en ese periodo se aprovecha para acometer trabajos de mantenimiento.
“El único avance que ha habido es la puesta en marcha de sa Coma. La administración va lenta, ya anunciaron sa Coma el año pasado y se ha puesto en marcha, después de 25 años de proceso. Ahora está en prueba piloto, pero podemos constatar que ya hay un caudal que está funcionando”, explica la coordinadora técnica del ente. Solo falta que el caudal resultante de esta gran depuradora disponga de la calidad suficiente para poder ser reutilizado en diferentes usos que rebajen la presión en las reservas hídricas y las permitan regenerarse.
Instalaciones de una de las desaladoras de Balears.
Inyección de agua desalada en el subsuelo
Mientras se consigue el cierre el Ciclo del Agua para paliar la falta de reservas hídricas en el subsuelo fruto de la falta de lluvias, del derroche y de las deficiencias en la gestión y la inspección, el Govern balear ha tirado por la calle de en medio y ha inyectado en las capas freáticas subterráneas, algunas ya inundadas por infiltraciones salinas, agua proveniente de las desaladoras.
“Desde la Alianza vemos que es un despropósito que se inyecte agua desalada a los acuíferos porque tienen una composición química diferente. Se podría contar con un caudal ecológico que alimente alguna laguna construida cerca de la depuradora que se infiltre poco a poco al acuífero y no haciendo una perforación e inyectando agua directamente a través de estos pozos como se está haciendo en estos momentos. Hay otros métodos”, argumentan.
En estos momentos, todos los centros urbanos de las localidades de la isla de Eivissa disponen de agua desalada para el consumo en los municipios, pero diversas zonas turísticas en expansión aún se surten de agua de pozo. También lo hacen las miles de casas rústicas a lo largo y ancho de la isla, donde residen una gran mayoría de los algo más de 161.000 habitantes censados en Eivissa y parte de los tres millones de turistas que acudieron a la isla pitiusa el año pasado.
La solución, vuelven a insistir desde Alianza, es dejar descansar los pozos y cerrar el Ciclo del Agua con la reutilización del agua resultante de las depuradoras para todos los usos posibles. “Las desaladoras deberían estar trabajando también a tope en invierno para dejar que se regeneren los acuíferos”, argumentan desde la entidad.
La solución, vuelven a insistir desde Alianza, es dejar descansar los pozos y cerrar el Ciclo del Agua con la reutilización del agua resultante de las depuradoras para todos los usos posibles
Moheno asegura que es “el sector turístico el primero que tendría que cumplir las medidas de ahorro de agua con un objetivo común de disminución de consumo”. “Este sector debería ser autosuficiente en su abastecimiento por captación o reutilización. Asimismo, la Administración tiene que empezar a acelerar sus procesos, porque , a pesar de las demandas, desde hace 10 años, por parte de la Alianza, aún estamos así”, constata.
“No vamos por el buen camino”
A toda esta problemática se le unen las políticas del Govern balear y el Consell d’Eivissa en cuanto al territorio, que con diferentes actuaciones en los últimos meses han dado luz verde a amnistías urbanísticas y la construcción de vivienda en rústico, medidas que están siendo muy criticadas desde entidades sociales y ecologistas. “Estamos abogando por una gestión sostenible y si los planes urbanísticos van en crecimiento es todo lo contrario de lo que habría que hacer. No vamos en el buen camino”, asegura Moheno.
Por ejemplo, tal y como publicó este diario el pasado mayo, el Ayuntamiento de Sant Josep de sa Talaia acaba de aprobar el avance del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que sustituirá las Normas Subsidiarias (NNSS) de 1986 y prevé un techo poblacional de 40.324 habitantes. Es decir, un aumento de más del 50% respecto a la población actual. “La documentación presentada no justifica (ni puede hacerlo) la suficiencia de recursos hídricos, no solo por el plan presentado, es que ni tan siquiera para la población actual”, denunciaba Joan Carles Parlem, presidente del grupo ecologista GEN–GOB. “Nuevos crecimientos, como los que pueda plantear Sant Josep, van a agudizar la situación actual en un contexto de sequía y escasez”, afirma a elDiario.es Juan Calvo, director de la Alianza por el Agua.
De la misma opinión es Hazel Morgan, de Amics de la Terra. “El Consell no tiene competencias en este asunto. Pero la máxima institución insular y los ayuntamientos deben aplicar medidas de contención. No construir más. Y el agua debe ser un factor límite que justifique esta prohibición. La solución no es construir, además, otra desaladora que no tendremos hasta 2027 y que nos hace terriblemente dependientes del suministro eléctrico que aumenta las emisiones de efecto invernadero”, argumenta.
La situación en el resto del archipiélago no es mejor, con una clara tendencia descendente en cuanto a las reservas hídricas. El 98,4% de todo el territorio balear ya se encuentra en prealerta. El mes de junio terminó en Balears con el 48% de sus reservas, tres puntos por debajo del registro del mes anterior (51%) y dos menos que hace un año (50%). Mallorca ha pasado del 52% al 50%, Menorca del 48% al 42% e Eivissa del 36% al 34%.
El índice global de la Demarcación Hidrográfica se sitúa en 0,400, igual que en 2024, pero claramente inferior al valor de hace dos años (0,503), evidenciando una tendencia a la baja en los indicadores de sequía. La única isla que resiste al embate del cambio climático es Formentera, aunque si persiste la falta de precipitaciones tardará poco en entrar también en estado de prealerta respecto a su Unidad de Demanda. Se espera que las reservas hídricas sigan disminuyendo.