El cine de cuchilladas de la era ‘Scream’ resucita otra vez con más canas y bromas sobre la nostalgia

El cine de cuchilladas de la era ‘Scream’ resucita otra vez con más canas y bromas sobre la nostalgia

Se ha estrenado la nueva ‘Sé lo que hicisteis el último verano’, a la vez secuela, remake y reboot que integra a los supervivientes del filme original en una nueva historia de jóvenes perseguidos en una localidad ahora gentrificada

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Scream, contigo recomenzó todo. Porque el denominado cine slasher, el cine de cuchilladas, de asesinatos seriados cometidos por todo tipo de figuras (desde asesinos en serie realistas a figuras sobrenaturales como Freddy Krueger), había comenzado muchos años atrás. De los thrillers de terror posteriores a Psicosis, y de la masiva producción de películas de asesinatos seriados llevada a cabo en EEUU y otros países (con la Italia de Mario Bava, Dario Argento y compañía como punta de lanza), nacieron obras como Viernes 13 o La noche de Halloween. Su éxito comportó un evidente desgaste derivado de la proliferación de secuelas poco ambiciosas y de producciones independentísimas de valor muy desigual.

El éxito masivo del filme dirigido por el experto Wes Craven y guionizado por un entonces joven Kevin Williamson devolvió el atractivo al género: chicos y chicas guapas deambulaban por los pasillos de institutos y universidades descubriendo la vida adulta, el sexo y la muerte, entre canciones de pop-rock con barnices grunge o punk supuestamente rebeldes. Y llegó un nuevo ciclo de películas de presupuestos moderados, pero nacidas con la ambición de alcanzar los cines multisalas de todo el mundo.

Fue el caso de Leyenda urbana, de Destino final (también relanzada recientemente) o de variantes con barniz sci-fi como The faculty o Comportamiento perturbado. Y, obviamente, de Sé lo que hicisteis el último verano, franquicia que se recupera tardíamente mediante una secuela de título homónimo con elementos de remake y reboot. Un enfoque que comienza a ser habitual en el audiovisual corporativo de vocación rentista (véase Alien: Romulus, otra secuela-remake con aires de reboot).

Sé lo que hicisteis el último verano fue, desde el principio, una especie de exitoso patito feo. Williamson había firmado su guion antes de Scream, y el resultado parecía un poco más obvio, un poco menos ingenioso. También podría decirse que era un poco más clásico, pero terminó recibiéndose como un trabajo previo que llegaba tarde. Aun así, el filme cosechó un éxito muy apreciable. Y, revisado hoy día, puede considerarse una obra muy correcta: una teen movie de misterio y muertes con algunas escenas apreciables, aunque a menudo abandonase las convenciones del terror para acercarse al cine de acción. Cosas del Hollywood de los noventa.

¿Dos generaciones que no se encuentran?

¿Y qué podemos esperar de esta nueva Sé lo que hicisteis el último verano? En realidad, algo muy parecido al original. El filme es una secuela, pero tiene mucho de remake porque incluye muchísimas repeticiones de situaciones, conscientes y buscadas, respecto al filme inicial. Tanto que puede llegar a parecer la reconstrucción de la escena de un crimen, o un ejercicio de espiritismo. De nuevo, un grupo de jóvenes se ven involucrados en un accidente de tráfico, se desentienden de ello y comienzan a recibir notas amenazantes.

Tampoco estamos ante una obra que apueste por unas formas visuales muy distintivas. No hay asesinatos retratados como obras de arte, al estilo del Dario Argento de Suspiria, pero los aficionados al género podrán encontrar alguna escena bastante efectiva (véase el primer asesinato) dentro de un conjunto pulcro, estandarizado (para bien y para mal) como el consumo de unas patatas fritas de bolsa. Aunque por el camino pueda encontrarse alguna sorpresa.

La inclusión de los personajes supervivientes de la primera entrega, la pareja formada por Julie James (Jennifer Love Hewitt, futura estrella de la televisiva Entre fantasmas) y Ray Bronson (Freddie Prinze Jr.), resulta previsiblemente problemática. Porque este género suele representar el mundo como un espacio de tardo-adolescentes, donde los progenitores están ausentes o desubicados, donde los representantes de las instituciones están desaparecidos o no comprenden nada. Incluir a estos dos personajes de mediana edad tiene algo de caricia a contrapelo que los responsables del filme no saben (o no quieren) armonizar con el resto del relato. Durante el grueso del metraje, parece que ambos permanecen en los laterales del cuadro narrativo.


En una película de terror, relajarse tiene consecuencias adversas

No parece que la nueva Sé lo que hicisteis el último verano pueda levantar grandes pasiones aunque tampoco parecía que lo fuese a hacer la original, y terminó encontrando su lugar dentro del terror estadounidense de su época. Quizá solo fue por su premisa poderosa (heredada de la novela de título homónimo de Lois Duncan), quizá porque había algo más que encajaba, aunque todo tuviese bastante de cliché. La buena chica de ojos lacrimosos enamorada del chico de mirada atormentada, un trasfondo con un poco de conflicto de clase y de oportunidades desiguales para estudiar, para prosperar económicamente… o para salir indemne (social, económica, psicológicamente) de un atropello accidental.

Veremos qué ocurre con esta nueva entrega, que no deja de incluir alguna decisión atrevida (y potencialmente polémica) y ciertas dosis de ingenio y de competencia profesional. Con todo, los mismos responsables del filme no parecen confiar demasiado en el poder de convocatoria de los nuevos miembros del reparto. En una escena en medio de los créditos finales se anticipa con irritante impaciencia la posibilidad de una nueva secuela, como robándonos la posibilidad de paladear el reencuentro y de volver a echar de menos a los personajes. Obviamente, el gancho no son los jóvenes que han sobrevivido la nueva matanza, sino esa Julie James que se había mantenido en un segundo plano durante todo el metraje… y otro personaje recuperado del pasado de la franquicia.

Personajes y cineastas confusos

En todo caso, puede resultar agradable variar de registro y visionar un slasher que incluye bromitas sobre la nostalgia, sí, pero que no se lanza al abismo de la metareferencialidad desatada. Que no emplea el tono resabiado de slasher posmodernísimos, absolutamente rebozados en un humor cruel, como la sarcástica Bodies, bodies, bodies. De alguna manera, la nueva entrega se acerca al espíritu del original, más bien serio, aparentemente conservador (si la amabilidad es el nuevo punk, según la voz autorizada de Superman, ¿quizá ser un poco clásico resulte ahora arriesgado?).

Como en el caso de tantas otras películas de género producidas en el Hollywood reciente, en Sé lo que hicisteis el último verano se enuncian y subrayan algunos mensajes que levantarán las iras del público hostil. Resulta interesante que los responsables del filme, liderados por la directora y coguionista Jennifer Kaytin Robinson (Revancha ya), parezcan mostrar una cierta conciencia de las contradicciones de los feminismos pop difundidos a través del cine comercialísimo de Hollywood. Ese Hollywood que considera que el cine de acción con mujeres matando a montones de personas (a menudo sin circunstancias de autodefensa detrás) envía un mensaje feminista.


La nueva versión repite como advertencia fílmica sobre los riesgos de salir a la carretera bajo los efectos del alcohol

Una frase pronunciada por uno de los protagonistas parece ridiculizar esta idea del empoderamiento femenino a través del ejercicio de la violencia ciega. La broma no parece tener una intención cínicamente polisémica, aunque la audiencia interesada en ello podrá resignificarla en esa clave. También se incluye un comentario sobre la resistencia a visitar el psicólogo, en una versión hipersensacionalista y alarmista (el cine de terror suele ser así) de las llamadas a cuidar la salud mental a través de terapias.

Robinson y compañía pueden manifestar una cierta intencionalidad filofeminista, pero difícilmente podríamos considerar que esta es interseccional. Porque detrás de este cuento de misterio y terror vuelve a asomar el clasismo. Matan los pobres resentidos, los que no han tenido las oportunidades de escapar de una ciudad que no parecía tener futuro. Una ciudad que, para mayor condena, termina gentrificándose para que tengas todavía menos dinero en el bolsillo, para que el progreso económico te deje más atrás. Y para que barran la muerte de los tuyos bajo una alfombra porque la fiesta turística en una localidad costera debe continuar (¿recuerdan Tiburón?).

Así que el filme puede leerse como otro ejemplo de antitrumpismo banal. En ese caso, sus autores caerían en una inercia habitual en el Hollywood que se mueve en las coordenadas de lo que la filósofa política Nancy Fraser ha denominado ‘neoliberalismo progresista’: un neoliberalismo que reconoce diversidades e identidades, pero que no redistribuye rentas, poderes y soberanías. En esta ocasión, el antitrumpismo no se expresaría a través de la crítica a figuras autoritarias (como sucedía en El reino del planeta de los simios, Blancanieves y mil blockbusters más), sino en forma de dardo a las bases del movimiento MAGA, a su ira y sus deseos de venganza. En su desprecio del desfavorecido que está frustrado, la nueva Sé lo que hicisteis el último verano puede acabar sonando tan elitista como ese mismo Trump al que (suponemos) se estaba criticando.