
El ganadero de vacuno de leche, en vías de extinción en Cantabria: desaparecen el 30% de los productores en seis años
Las explotaciones se reducen cuantitativamente y crecen en número de cabezas: mientras el número de ganaderos no ha parado de descender, en 2021 y 2022 la cabaña lechera aumentó en 15.000 animales
Antecedentes – La ganadería extensiva: el modelo “de toda la vida” que resiste en el norte frente a las ‘macrogranjas’
El cambio del modelo productivo de la cabaña ganadera experimenta a pasos agigantados un declive paulatino hacia la desaparición de la explotación pequeña y mediana en beneficio de las grandes explotaciones. Si en 2001 había en Cantabria 3.800 ganaderos de vacuno de leche, actualmente hay 770, es decir, 3.000 menos, un 79,91%, tendencia que no ha dejado de acentuarse en los últimos años: desde 2019 el sector ha perdido un 30% de los productores que quedaban.
Sin embargo, el número de cabezas de vacuno de leche, también a la baja, mantiene cierta estabilidad, incluso con pequeños repuntes. La conclusión es clara si se confronta la reducción del número de explotaciones frente al mantenimiento del número de cabezas, lo que equivale a un modelo de menos explotaciones pero con más reses por unidad.
Mientras el número de ganaderos no ha parado de descender, en 2021 y 2022, la cabaña lechera aumentó en 15.000 cabezas. Luego volvió a descender, manteniéndose en cifras de seis años antes, según datos del Gobierno de Cantabria remitidos al Parlamento autonómico y consultados por elDiario.es.
En valores absolutos, la caída en el número de ganaderos ha sido continua, año tras año: desde los 1.117 que había censados en enero de 2019 hasta los 770 contabilizados en marzo de este año. Por contra, el número de cabezas se mantiene relativamente estable: de las 49.486 que había censadas en 2019 a las 48.186 de finales de 2024, con el repunte intermedio de los años 2021 y 2022 antes citado. Al cierre de 2024, había contabilizados en Cantabria 248.006 ejemplares de ganado bovino, en todos sus tipos.
Lejos parecen los tiempos en que “la venta de una vaca en Cantabria permitía comprar un SEAT 600 y por cuatro vacas, hasta un piso”, como recuerda un ganadero ya retirado. Torrelavega era la gran comarca de cabecera cuyo ferial atraía cientos de cabezas todas las semanas y el movimiento de compraventa justificaba que se la conociera como “la ciudad del dólar”. Ahora el ferial está sobredimensionado, con actividad, pero lejos de los tiempos en que las instalaciones se saturaban.
Lo que ocurre se enmarca dentro de un modelo productivo que lleva años estudiado y cuya previsión se está cumpliendo. Elena García Suárez, en su tesis doctoral titulada ‘El sector bovino en Cantabria: dinámica, caracterización y análisis de su sostenibilidad’, concluía ya en 2021: “Durante las últimas décadas, el sector del bovino en España está experimentando un intenso proceso de ajuste y transformación caracterizado por un fuerte descenso en el número de ganaderías, aumento de la dimensión y concentración productiva, al tiempo que se produce una reorientación de la leche hacia la carne”.
“El resultado configura, de forma creciente, una estructura bipolar, con muchas explotaciones de pequeño tamaño que van reduciéndose y pocas de grandes dimensiones en aumento”, añadía esta investigadora. Las conclusiones del estudio fueron expuestas al sector en 2021 en el marco de la actividad del Centro de Investigación y Formación Agrarias (CIFA), dependiente de la Consejería de Ganadería del Gobierno de Cantabria.
Vacuno de carne
Al contrario de lo que ocurre con el ganado de leche, el vacuno de carne ya aglutina a más productores: 5.561 había censados en 2023 por el Ministerio de Ganadería, una tendencia que ya venía registrándose desde 1982, en el que ya se constataba un descenso generalizado de explotaciones y en especial de las orientadas a la producción de leche. Por contra, la vaca de carne ya empezaba a despuntar.
“Todo parece indicar que el proceso de ajuste seguirá produciéndose en Cantabria en los próximos años, desapareciendo las explotaciones de pequeño estrato productivo por su inviabilidad económica y demográfica y aumentando aquellas de mayor dimensión productiva, tanto en número como en tamaño productivo”, se afirmaba en el trabajo de Elena García Suárez.
Lo que lleva años en crisis en la comunidad autónoma es la tradicional estructura productiva mediatizada por la antaño masiva presencia de la pequeña y mediana ganadería, así como por la relevancia de la actividad de pastoreo vinculada a manejos extensivos. La escasa viabilidad económica y demográfica de la pequeña explotación es lo que ve cuestionado su futuro.