
Carboneras pone en peligro la nulidad de la licencia de El Algarrobico al basarse en planos falsos que ya rechazó la Justicia
El Ayuntamiento inició la revisión de oficio de la licencia, ordenada por la Justicia, con un relato de los hechos en el que vuelve a señalar que el terreno “era y es” urbanizable, obviando que estaban protegidos en el Parque Natural y que los planos habían sido alterados
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Ecologistas en Acción cree que el Ayuntamiento de Carboneras (Almería) está volviendo a enredar la ya enmarañadísima madeja en torno a El Algarrobico, el gigantesco hotel a medio construir en la playa del mismo nombre, con la finalidad de seguir demorando su pretendida demolición. En esta ocasión, el Ayuntamiento ha echado mano de unos planos de los que ya se sabe, desde hace años, que fueron burdamente manipulados. Basándose en esos planos, el Consistorio concluye que El Algarrobico “era y es” urbanizable.
Recurrir nuevamente a esa cartografía alterada podría tener el efecto de facilitar que la licencia de obras del hotel, vigente desde marzo de 2003 y actualmente en trámites de revisión, acabe siendo declarada válida, alertan los ecologistas. “Afirmar que en la actualidad El Algarrobico es urbanizable no tiene justificación alguna”, señalan desde Ecologistas en Acción, que ha pedido, igual que Greenpeace, que se la tenga por parte interesada en el expediente y pide recibir copia de todas las actuaciones. Cree que hay “ausencia de buena fe municipal” al no mencionar resoluciones sobre el deslinde marítimo-terrestre ni las limitaciones legales que pesan sobre el paraje.
La sospecha de los ecologistas tiene un anclaje histórico. Desde hace décadas, todo cuanto acontece en los tribunales en torno a El Algarrobico tiende de forma inevitable a no producir el mínimo efecto material, gracias a la conjunción de varios factores: la falta de voluntad constatada por parte de los sucesivos gobiernos municipales de Carboneras para demoler la mole; el intrincado expediente administrativo y judicial; la incapacidad y/o laxitud de los tribunales para hacer ejecutar lo juzgado; y, ahora, las desavenencias entre Gobierno central y autonómico sobre cuál es la mejor fórmula para poner fin a la aberración. El Gobierno de Moreno es partidario de impulsar la revisión de la licencia, mientras que el Ejecutivo central intenta desde febrero expropiar al menos la mitad de los 32.000 metros cuadrados sobre los que se levanta el hotel.
Unos planos alterados
Hace 15 días el Consistorio dio un paso supuestamente histórico: acordó empezar a tramitar el expediente para revisar la licencia de obra, cuatro años después de que se dictara la sentencia que le obliga a ello.
Sin embargo, los ecologistas denuncian que el movimiento tiene truco, visible en los documentos preparatorios de ese expediente. Tanto el acta de la comisión municipal que preparó el acuerdo de apertura del expediente de revisión (firmada el pasado 7 de julio) como la propuesta (23 de junio) recogen un relato basado en unos planos alterados.
Tras remontarse a las primeras normas de ordenación urbanística del municipio, los dos documentos llegan al punto clave: el 22 de diciembre de 1994 entró en vigor el Parque Natural del Cabo de Gata, coincidiendo con la publicación en BOJA de su Plan de Ordenación de Recursos Naturales (P.O.R.N.), en el que se recogen los límites del parque, que se extiende hasta El Algarrobico.
Plano publicado en BOJA, donde consta su clasificación C1
Sin embargo, los planos que en 1997 aportó la Consejería de Medio Ambiente al Consistorio calificaban El Algarrobico como Subzona D-2, en la que los usos y actividades permitidos, entre otros, “era y es el Uso Hotelero”, señalan los dos documentos elaborados ahora por el Consistorio.
Los ecologistas denuncian que ese relato obvia un hecho determinante: los planos del P.O.R.N. de Cabo de Gata remitidos por la Junta de Andalucía al Ayuntamiento habían sido alterados. A mano alzada alguien había sustituido en aquellos planos la referencia C1 [que constaba en el PORN publicado en BOJA el 22 de diciembre de 1994] por D2. Es decir, había pintado como zona urbanizable (D2) lo que era área de recursos naturales (C1).
Plano remitido al Ayuntamiento, donde la zona aparece clasificada D2
En 1997, estos planos sirvieron al Consistorio para concluir que los terrenos eran urbanizables, cuando en realidad estaban en pleno Parque Natural. El cambiazo dio lugar a que en 2003 se pudiera expedir la licencia de actividad y la licencia de obra, que empezó poco después y se ejecutó hasta febrero de 2006, cuando un juzgado de Almería dio la orden de parar, dejando El Algarrobico en el punto en el que sigue casi veinte años después.
“Una tomadura de pelo”
Desde entonces, múltiples resoluciones judiciales han constatado la ilegalidad de la obra por invadir dominio público y zona del parque natural, y en varias de ellas se recoge explícitamente el papel clave que jugaron los planos alterados. En 2008, el propio juez que había paralizado la obra calificó aquello de “inaceptable e inviable modificación por la vía de hecho” de un plano aprobado oficialmente, rechazó que hubiese sido un mero error y dio traslado por un posible delito de prevaricación a Fiscalía, que archivó.
“Ha habido siete sentencias que han quitado validez a esos planos”, apunta José Ignacio Domínguez, abogado de los ecologistas, quien ha dado cuenta de esta “maniobra” al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), quien debe vigilar que se cumple la sentencia que obliga al Consistorio a revisar la licencia. “A estas alturas, es como mínimo una tomadura de pelo, y quizás prevaricación si adoptan la resolución”, protesta Domínguez, quien advierte que ese relato de los hechos puede llevar a una revisión infructuosa de la licencia.
El abogado, que lleva ya 20 años con este asunto, hace años que denuncia que ninguno de los presuntos errores y omisiones en torno a El Algarrobico es casual. Por eso ha llevado el caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, invocando una posible vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva.
Ninguna de las dos sentencias claves del TSJA (la que obliga a clasificar el suelo como no urbanizable -dictada en 2016 y firme desde 2018- y la que obliga a revisar la licencia -dictada en 2021 y firme desde 2022-) ha sido ejecutada. A pesar de que el TSJA ha ido advirtiendo a los sucesivos alcaldes de que los multaría si no actuaban, ninguno ha llegado a ser sancionado, y ninguna de las dos sentencias se ha cumplido. Siempre hay un error, un obstáculo, falta un secretario municipal, un trámite que no se cumple.
De fondo, lo que subyace es una patente falta de voluntad, que el propio alcalde actual (Salvador Hernández, Ciudadanos) ha verbalizado en los últimos meses, pidiendo un acuerdo que permita dar uso al hotel, señalando que revisa la licencia “no por gusto” sino por obligación o advirtiendo de que “van a pasar años” hasta el derribo del hotel. Si es que llega.
Ahora, la revisión de la licencia acaba de empezar, mientras que la reclasificación del suelo, ya acordada tras una corrección de errores que ha llevado un año, sigue pendiente de la publicación en el Boletín Oficial de la Provincia y en el Registro de Instrumentos Municipales de la Junta de Andalucía, a pesar de que el 28 de junio venció el plazo que el TSJA dio al Ayuntamiento para hacerlo.