
Los vecinos que creen que la Fórmula 1 en Ifema es un castillo de naipes y van a demostrarlo: «Habrá mil veces más ruido»
Septiembre de 2026 es una fecha marcada en rojo para muchos residentes en los distritos de Hortaleza o Barajas. La Plataforma Stop F1 Madrid presiona para frenar la competición internacional que colapsará sus barrios con ruido y alterará la movilidad o las zonas verdes. Hasta entonces, detenerlo es su prioridad
La retirada de grandes olivos y el recorte de sombras por la Fórmula 1 en Madrid termina de hartar a los vecinos de Ifema
Se niegan a usar esa metáfora tan manida del David contra Goliat, pero de sus palabras se desprende una lucha parecida. “Hay quien dice que somos muy naif, demasiado entusiastas. No estaría aquí si no creyera que podemos conseguirlo. Lo haremos, por muy poderosos que sean”. La declaración de intenciones la hace Constantino Blanco, un vecino normal y corriente que, a finales de mayo, se convirtió en el portavoz de una nueva causa. La Plataforma Stop F1 Madrid nació como una suma de colectivos con un fin común: paralizar el circuito de Fórmula 1 en Ifema. En septiembre de 2026, la principal competición de motor en todo el mundo aterrizará por primera vez en el recinto multiusos de Barajas. Una “apuesta para el futuro” que, según el alcalde, “no costaría ni un euro” al contribuyente. Sin embargo, los nervios están a flor de piel y la cruzada social llega incluso a los tribunales. ¿Pueden dar marcha atrás?
Ellos creen que sí, y por eso ahora vuelven a ejercer presión. La plataforma ciudadana contra el Gran Premio en Ifema ha convocado una protesta este lunes a las ocho de la tarde en la glorieta de Edimburgo, muy próxima recinto donde se está proyectando el circuito, como respuesta al inicio de la eliminación de árboles para despejar la zona. Aunque entre los vecinos se habla de “talas”, el Ayuntamiento de Madrid defiende que son “trasplantes” y promete reubicar los olivos para que no se pierdan. Pero las críticas no se han hecho de rogar. En los últimos días han circulado vídeos de la zona que mostraban a unos camiones del Ayuntamiento transportando árboles de porte regio para abrir paso a las obras de la Fórmula 1.
Las obras pretenden alcanzar los 729 árboles, de los cuales 295 no son transplantables, según el informe de impacto ambiental al que ha tenido acceso Somos Madrid. El documento, que emite la Dirección General de Transición Energética y Economía Circular de la Comunidad de Madrid, perteneciente a la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, ubica la vegetación afectada en las de las calles Ribera del Sena, Vía Dublín y Francisco Umbral, así como en sus cuatro glorietas. Ha sido precisamente en una de ellas, la de Edimburgo, donde la presión vecinal ha citado su última protesta. Aunque la merma de zonas verdes es solo una arista más del problema.
“Están vendiendo mi salud para ganar dinero”, proclama el representante de la Plataforma Stop F1 Madrid, que justo una semana antes de manifestarse por la eliminación de árboles se había reunido para dibujar su próxima hoja de ruta. Entre las grandes preocupaciones a debatir, la previsión de un ruido ensordecedor se llevó la guinda. “El evento generará más de 95 decibelios que sufriremos directamente los vecinos del barrio, que esos para esos días tendremos que buscarnos otra alternativa porque los límites habituales de ruido se van a multiplicar por mil”, sentencia en alusión a la escala logarítmica.
Esta regla, que sirve para medir la percepción del sonido en el oído humano, determina que la intensidad no se mide de una forma lineal. Es decir, que cuando un ruido aumenta en 10 decibelios significa que su intensidad se ha multiplicado por diez. Según la Ley 37/2003 del 17 de noviembre, más conocida como ley del ruido, la proyección acústica en el espacio no deberá superar los 65 decibelios –unos 30 o 40 menos que los que se prevén con la F1– salvo en ciertas excepciones, como en situaciones de emergencia; actividades oficiales, culturales, religiosas o “de naturaleza análoga” y, por último, aquellas consideradas “de especial trascendencia pública”.
Para este caso no se detalla mucho más, salvo que serán ocasiones en las que el ruido no podrá someterse “razonablemente” a los límites habituales, ya sea “por su naturaleza” o por desarrollarse en un período de tiempo limitado y, por ende, excepcional. Sea cual sea el caso, solo se aceptará superar la barrera del sonido cuando sean “razones de interés general debidamente justificadas”, tal y como dicta la propia norma por la que también se rige la Comunidad de Madrid. Aquí radica uno de los principales conflictos para la lectura legal del caso: “¿Es el Gran Premio de Fórmula 1 un motivo de interés general?”, se pregunta Blanco, el portavoz vecinal.
Uno de los árboles trasplantados para abrir paso al circuito de F1 en Ifema, Madrid
El mero hecho de que se cobre entrada –y “a un precio desorbitado”– ya supone para ellos un motivo de contradicción. “Si esto fueran unas Fallas de Valencia, los San Fermines en Pamplona o la Semana Santa de Sevilla me fastidiaría como vecino, pero podría entender que esas casuísticas sí se ajustan a lo que dice la ley. Son fiestas locales o tradicionales a las que todo el mundo puede acceder libremente, también el vecino de a pie”, determina, aludiendo a un “lucro directo” para promotores privados a costa de rebasar una barrera acústica que afecta a la vida del barrio. Solo ocurrirá un fin de semana al año, pero la misma situación se prolongará durante toda una década.
La batalla en los tribunales: dos piedras en el camino legal de la F1
Los últimos meses, además, han puesto nuevas piedras en el camino de Ifema para hacer la competencia a Montmeló, el circuito de carreras que ya existe en Barcelona. En mayo, la Justicia admitió a trámite el recurso de la Plataforma Ecologista de Madrid contra el plan especial del proyecto. Con esto, el TSJM accedía a estudiar unas supuestas irregularidades en el documento, elaborado desde el área de Urbanismo, Movilidad Medio y Ambiente para reconfigurar el recinto y adaptarlo a las necesidades del circuito.
La agrupación medioambientalista denunciaba las posibles consecuencias del evento sobre el vecindario, como la alteración de la movilidad urbana, la modificación del trazado en una vía vecuaria o las talas y la destrucción de humedales. Aunque el alcalde quitó peso al asunto, apenas unos días más tarde el mismo tribunal se abrió a investigar otra denuncia contra el circuito en Ifema. Esta vez era la de Más Madrid, el principal partido de la oposición, que señaló igualmente el “impacto negativo” de las carreras en la zona y habló de “graves deficiencias” en el proceso para aprobar el plan especial. En ambos casos, el objetivo era declarar nulo el plan.
“Seguimos esperando la documentación completa para saber qué aspectos concretos pueden suponer un peligro. Pero de momento hay una cosa clara: no hay ninguna razón de interés público que justifique un acto así en plena ciudad”, estima Paco Segura, uno de los impulsores del primer recurso admitido a trámite a nombre de la Plataforma Ecologista de Madrid. El Tribunal Superior de Justicia en la región requirió al Gobierno municipal que remitiera el expediente administrativo a la entidad para que esta, a su vez, pudiera analizarlo e iniciar si cabe un procedimiento judicial. Justamente, una de las grandes críticas contra la F1 ha sido por falta de transparencia.
El “tetris legislativo”: obra provisional para un proyecto de 10 años
“El proyecto se ha desarrollado sin las debidas consultas a la ciudadanía”, denuncian los vecinos en una petición de la change.org (una plataforma de peticiones públicas) que, a fecha de publicarse este artículo, acumula más de 1.700 firmas. Otro de sus argumentos es el “despilfarro de fondos públicos” pese a la insistencia de Almeida, que ha repetido en diversas ocasiones que el campeonato tendrá un coste cero para las arcas públicas.
El Ayuntamiento de Madrid asegura que no hay gasto común en la preparación del Gran Premio porque no considera que Ifema sea una institución que dependa de los presupuestos municipales ni regionales. No obstante, es un consorcio participado con un 31% por el consistorio y otro 31% por el Gobierno regional. Otras dos entidades privadas están presentes en su accionariado: la Cámara de Comercio con otro 31% y la Fundación Montemadrid con un 7%. Paco Segura también señala lo que considera un “tetris legal” para flexibilizar requisitos. “Han presentado como obra provisional un plan que va a alargarse durante 10 años y que ya está afectando a la propia estructura de nuestro barrio”, incide el también miembro de Ecologistas en Acción.
La licencia actual del proyecto no es la definitiva, sino que se refiere únicamente a un primer tramo de la obra: hasta 2026, año en el que se celebrarán las primeras carreras, no está previsto conceder un permiso en firme. “El proceso es complejo porque lo han fragmentado, y así complican la toma de acciones legales: para atajar cada parte habrá que interponer varios recursos, con el esfuerzo humano y económico que ello supone”, asegura. Pero cuando se habla de denuncias por ruido en la capital, Ricardo Ayala es quien conoce casi todos los recovecos.
El abogado forma parte del ICAM, el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid, y es integrante de la asociación de Juristas Contra el Ruido que ha investigado casos tan polémicos y conocidos como el del Santiago Bernabéu, otro estadio que tuvo que cancelar conciertos por molestias a los vecinos. Y sobre el circuito de carreras en Ifema, su opinión es clara: “Es una absoluta aberración y apenas tienen argumentos que lo sustenten”. De momento, los tribunales no han decretado la suspensión cautelar de la obra, pero Ayala augura que las represalias podrían llegar a posteriori, una vez que la Fórmula 1 ya se haya celebrado y los cambios estén en marcha. “Tal vez la Justicia sea lenta, pero estoy bastante seguro de que un campeonato mundial en mitad de un barrio residencial no tiene ningún sentido legal”, concluye.