
El SOS de los barrios de bodegas de La Rioja: patrimonio histórico y cultural, en riesgo de desaparición
El historiador y fundador de Rioxa Nostra David Antón analiza la situación de deterioro extremo que viven los barrios de bodegas, especialmente en el entorno metropolitano de Logroño
Derrumbes, socavones, movimientos de tierras, abandono. Los barrios de bodegas de los pueblos de La Rioja sufren en muchos casos un alto grado de deterioro, abandono y, en algunos casos, una situación crítica. Hemos querido hacer un diagnóstico de la situación de la mano de David Antón, historiador y divulgador de temas etnográficos.
Antón es también fundador y portavoz de Rioxa Nostra, asociación que viene denunciando y alertando desde hace tiempo del mal estado de todos estos conjuntos históricos.
¿Cuál es la problemática de los barrios de bodegas de La Rioja en general? ¿Se puede hablar de abandono masivo, o todavía hay esperanza?
En algunos casos la situación es agónica, tras años y/o décadas de olvido y dejadez, muchos de estos barrios corren el peligro de desintegrarse finalmente, como los casos de Villamediana, Lardero, Entrena o Alberite. Hay otros casos, en los que la situación se mantiene estable (la gran mayoría de barrios de bodegas de todos los pueblos de La Rioja) sobre todo por el hecho de que no han sufrido un proceso de erosión o de degradación tan abusivo. Y finalmente, también tenemos casos de barrios de bodegas en algunos pueblos, que, o bien se han sabido conservar y preservar históricamente, o bien, se han rehabilitado porque tanto la iniciativa privada o los entes públicos se han implicado en el asunto, entre ellos los de San Asensio, Ollauri, Quel, Leza de Río Leza…
¿Cómo se ha llegado a esta situación? ¿Solo hay un factor, o son varios los elementos y circunstancias que han incidido en el ocaso de estos barrios tan peculiares?
Los barrios de bodegas de nuestros pueblos lo han sido todo, fueron el epicentro de la vida rural antaño, hasta no hace muchos años, en la década de los años 70 y 80 todavía se procesaba la uva en pequeñas bodegas, calados y lagares de tipo familiar en numerosos municipios de nuestra tierra, pero las dinámicas en cuanto a la elaboración del vino de Rioja fueron cambiando, apostando por el procesamiento de la uva tanto en cooperativas como en grandes bodegas, y precisamente ese modelo, es el que mandó al traste la supervivencia de los pequeños y medianos productores. A eso se suma el caso de quienes hacían el vino de una forma tradicional y como afición, un buen puñado de gente mayor en nuestros pueblos se ha ido jubilando o cesando en esta actividad, y las siguientes generaciones no han seguido con estas labores y oficios de antaño aunque fuera como solo un mero hobby.
Socavón en el barrio de las bodegas de Lardero
Barrio de las bodegas de Lardero
Calles hundidas, socavones, edificios en grietas cuando no derrumbados, acumulación de basura, maleza y construcciones que han sufrido vandalismo. ¿De quién es responsabilidad este apocalíptico escenario de bodegas abandonadas? ¿Propietarios o administración?.
Es bastante complejo discernir quiénes son los responsables de tan deplorable situación, aunque, si bien es cierto que muchos propietarios han optado por el abandono y por tanto han evadido cualquier responsabilidad o haber llevado a cabo una mínima obra de mantenimiento en sus edificios, también la inacción de los ayuntamientos implicados ha repercutido decisivamente en que hayamos llegado a esta situación. Es como el pez que se muerde la cola, hay algunos ayuntamientos, y lo sé de muy buena mano, que han instado a los propietarios a que llevasen a cabo obras de acondicionamiento de sus propiedades, para acto seguido proceder a la mejora de las calles, pero claro, para ello es necesario una obra colectiva, no vale que unos propietarios arreglen y rehabiliten y otros no, a lo que se suma incluso que hay casos en los que la propiedad del inmueble no está clara o no se sabe de quién es legítimamente dicha bodega o sus herederos, por lo el ayuntamiento no puede instar a su rehabilitación o derribo en caso de declaración de ruina si se llega a ello. Pero bajo mi punto de vista, los propios ayuntamientos son los que han dado la espalda a estos barrios que, como ya he manifestado, fueron el corazón y emblema de nuestros pueblos y seña de identidad de nuestra tierra.
Aunque suene bastante extravagante, si tuviéramos que hacer un ranking de barrios de bodegas en cuanto a su estado de degradación, ¿Cuál crees que sería el peor parado?
Sin duda alguna, los barrios de bodegas que se sitúan en los municipios del área metropolitana de Logroño son lo que peor se encuentran. Posiblemente el de Villamediana de Iregua, tras los recientes derrumbes, se lleve la palma, pero le siguen muy de cerca en cuanto a la situación crítica de sus infraestructuras, los barrios de bodegas de Entrena y de Lardero, sin pasar por alto tampoco, el de Alberite.
¿Hay una especial vinculación en que precisamente los barrios de bodegas que se encuentran en peor situación están en el entorno de Logroño o es una simple casualidad?
Creo que es una pregunta que merecería un estudio más bien de tipo sociológico y pormenorizado pero, a priori, sí parece ser que hay un nexo de causalidad directo. Logroño no solo ha fagotizado y centralizado población durante décadas a costa de numerosas poblaciones entre ellas las de su entorno, tendencia que parece ya empieza a remitir, pues los pueblos de su área metropolitana están creciendo, pero la cuestión está en que la construcción de merenderos o bajeras de nueva creación y la configuración de nuevos espacios de sociabilidad ha ido a la par de que lo que eran estas pequeñas bodegas, que no solo servían para producir vino sino que también servían como lugares de encuentro empezaron a entrar en desuso, pero como digo, es un tema que sociológicamente puede tener mucho trasfondo.
Barrio de las bodegas de Alberite
Barrio de las bodegas de Entrena
¿Qué solución se puede plantear para revertir esta situación?
Resulta muy difícil a estas alturas llevar a cabo planes integrales de rehabilitación, sobre todo viendo el estado en el que se encuentran partes del cerro de estos barrios, y sobre todo porque, en muchos casos, las calles no han sufrido un proceso de renovación y ni tan siquiera cuentan con alcantarillado en la actualidad. Los ayuntamientos implicados deberían gastar una ingente cantidad de su presupuesto en la reforma y rehabilitación, (que en parte es lo que deberían hacer tras muchos años y décadas sin hacer los deberes), pero al menos deberían discurrir en la forma de conseguir financiación ya fuese regional o nacional. Es labor de ellos la de “rebanarse los sesos” para proteger, conservar y rehabilitar estos barrios de bodegas que recordamos son Bienes de Interés Cultural, unos elementos patrimoniales de importantísima trayectoria histórica y cultural.
Barrio de bodegas de Villamediana de Iregua
Barrio de las bodegas de Villamediana
¿Pueden ser fuente de oportunidad tanto turística como cultural?
Pueden serlo y en algunos casos ya los son. Mismamente, estos barrios de bodegas del área metropolitana son excepcionales miradores desde los cuales poder observar el paisaje desde la parte cimera de los cerros sobre los que se asientan, como pudiera ser el caso de Lardero donde hay habilitado un mirador, pero el estado de conservación actual deja mucho que desear. Y además del hecho paisajístico, estos barrios de bodegas pueden constituir una gran oportunidad desde el punto de vista cultural, puesto que son vestigios etnográficos de lo que fueron las labores, oficios y tradiciones de antaño, y por otro lado, en ellos se puede observar un tipo de arquitectura exclusivamente propio de nuestra tierra con elementos estructurales y patrimoniales como lagares, caños, tuferas… Por tanto, es posible una segunda oportunidad y “devolverlos a la vida”, uno de los ejemplos que me viene a la cabeza es el de Leza de Río Leza, que ha sabido rehabilitar y modernizar sus bodegas y calados, constituyendo hoy en día un contexto para atraer a visitantes y curiosos, y junto a ello, el fomento de actividades en estas zonas como pueden ser jornadas de puertas abiertas, visitas guiadas, o catas colectivas, también puede contribuir a su impulso.