
Oposición vecinal a una planta de biogás en el norte de Gran Canaria: “No queremos ser el estercolero de la isla”
Una empresa proyecta una planta de biogás a tan solo 500 metros del núcleo poblacional donde se encuentra una guardería, un colegio, un centro de mayores o un campo de fútbol
Vecinos y vecinas de La Atalaya, en el municipio de Guía, en el norte de Gran Canaria, han conformado la plataforma Stop Planta Biogás en La Atalaya y están dispuestos a llegar hasta el final para que a tan solo 500 metros del núcleo urbano municipal no se instale una planta de biogás prevista por la empresa Grupo Félix Santiago Melián con el visto bueno del Ayuntamiento.
“Nos enteramos por la prensa, como diría Felipe González”, cuentan los vecinos a este periódico. “Vimos una noticia donde concejales del Ayuntamiento de Guía, junto con técnicos de la empresa promotora, el Grupo Félix Santiago Melián, celebraban que para el proyecto de la planta de biogás solamente necesitaban la evaluación de impacto ambiental”.
Esa fue la primera noticia para los miembros de la después constituida plataforma Stop Planta de Biogás, a través de la cual comenzaron a informarse de qué era aquello y si es o no perjudicial para los núcleos poblacionales cercanos, como sería el caso de la prevista en Guía, a tan solo unos cientos de metros de una guardería, un colegio de primaria, un centro de mayores o un campo de fútbol.
Cuando los vecinos comienzan a investigar, sucedió lo que sucede en el transcurso de muchas luchas, que encontraron a otros pueblos en España afectados por los efectos nocivos de las plantas de biogás que luchaban por lo mismo. “Gente que tiene que vivir prácticamente encerradas dentro de sus casas porque los olores y el tráfico constante de camiones no los dejan vivir”.
De izquierda a derecha: Jonathan Reyes, Francisco Vega y Cosme Vega, de la plataforma ‘Stop Planta de Biogás en La Atalaya’.
El proceso de funcionamiento de una planta de biogás está diseñado para transformar residuos orgánicos (restos de comida, estiércol, lodos residuales o residuos agrícolas) en energía renovable valiéndose principalmente para ello de gas metano (CH₄) por medio de una digestión de materia orgánica llamada anaerobiosis.
En la anaerobiosis los microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno, generando una mezcla de gases (biogás), compuesta principalmente por metano y dióxido de carbono (CO₂). Se trata, por tanto, de un cóctel de gases inflamable, tóxico y, sobre todo, maloliente. Este biogás puede usarse para producir electricidad, calor o, tras su purificación, convertirse en biometano apto para la red de gas o como combustible para vehículos. A priori, se muestra como una energía renovable -y lo es-, pero en una ubicación inadecuada puede mermar la calidad de vida de las poblaciones cercanas, como ya se ha visto en experiencias de pueblos de la Península.
Aunque el funcionamiento de las plantas de biogás en Canarias no es estrictamente como el de las de la Península. Estas últimas suelen instalarse cercanas a macrogranjas porcinas. El caso de la de Guía, requeriría de que todo el estiércol que vaya a ser tratado en la planta deba ser transportado desde otros lugares de la isla de Gran Canaria, lo que a criterio de los vecinos pasearía los malos olores por los enclaves más importantes del municipio y podría atraer la presencia de moscas.
“Conocemos casos de pueblos de la Península”, explica Cosme Vega, portavoz de la plataforma Stop Planta de Biogás en La Atalaya, “donde las plantas se encuentran a dos y tres kilómetros de los pueblos, y que tienen que cerrar puertas y ventanas, vivir prácticamente encerrados porque los olores y el tráfico de los camiones no les dejan vivir”.
Vega se refiere a pueblos como el de Natalia Pérez, la alcaldesa de Balsa de Ves, en Albacete, que ha explicado públicamente las consecuencias negativas de tener cerca del núcleo urbano una planta de biogás. “Nos contaron las bondades de este tipo de proyectos, diciéndonos que era bueno para el pueblo”, explica Pérez en un vídeo difundido en Youtube, mientras realiza un recorrido explicando allá donde la llaman los riesgos que pueden acarrear estas instalaciones. “Primero nos vendieron la macrogranja de cerdos y luego la necesidad de tener junto a ella una planta de biogás para gestionar los residuos”.
La alcaldesa explica que a los pocos meses de estar instalada la planta de biogás, en el Diario Oficial de Castilla La Mancha se publicó una corrección donde lo que en un principio iban a ser 3.500 toneladas de restos hortofrutícolas a gestionar, se convierten en 26.000 toneladas de cualquier residuo industrial. “En mi pueblo hay un gestor de residuos encubierto bajo una autorización para una planta de biogás”, afirma la primera edil. “Esta gente no deja nada al azar y vienen buscando pueblos pequeños”.
También Televisión Española recogió los testimonios de vecinos de Llutxent (Valencia), que no pueden abrir las ventanas porque el hedor tras la instalación de la planta “es insoportable”.
Los vecinos de Guía temen que, al no estar esta planta prevista por el grupo empresarial norteño cercana a una macrogranja de cerdos -por las características propias de la explotación porcina de la Isla- , lo que se viene para el futuro del municipio es un “desfile de camiones pasando por el pueblo desde la autovía, atravesando la calle principal, que es donde están todos los comercios, donde están la mayor parte de las empresas, pasa por la plaza del pueblo, y después de pasar por la plaza del pueblo, pasan junto al colegio. Junto al colegio”.
Cosme Vega se refiere al colegio Juan Arencibia Sosa, al que acuden niños de 3 a 12 años. Desde este periódico nos hemos puesto en contacto con la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias para conocer su posición al respecto e informan de que actualmente han solicitado información por parte de la Consejería de Transición Ecológica para conocer si tiene alguna afección a este CEIP.
La actividad deportiva del campo de fútbol que se encuentra a menos de 500 metros de donde está prevista la planta de biogás también se vería afectada. Allí entrenan actualmente los equipos de la Unión Deportiva Atalaya y el Club Deportivo Valkyrias Becerril.
Los vecinos de la plataforma señalan también que se verían afectados los usuarios de una residencia de ancianos del Cabildo situada en el núcleo urbano, que aún no ha sido inaugurada ni presta servicio.
Vega señala in situ a este periódico la parcela donde está prevista la instalación de la planta, que ya cuenta con un aerogenerador y que, efectivamente, se encuentra a unos 500 metros del pueblo y ubicado junto al velatorio y el cementerio.
“Pero es que detrás”, añade Vega, “detrás de ese cementerio hay un antiguo vertedero en el que en algunas ocasiones se producía fuego espontáneamente y cada vez que se prendía fuego no había quien viviera en La Atalaya, no había quien viviera en los barrios de Gáldar, porque el viento, en función de para dónde soplara, llevaba todo alrededor. Entonces nosotros ya tenemos esa experiencia”.
En la página web del grupo empresarial Félix Santiago Melián, en el apartado de preguntas frecuentes donde expone el proyecto, se asegura que la planta está diseñada para no generar malos olores. “Todo el proceso de digestión es anaerobio (en ausencia de oxígeno) y se realiza en tanques cerrados y controlados, lo que evitará la liberación de compuestos gaseosos que puedan resultar molestos. El biogás y el digestato (el residuo final) se tratarán adecuadamente, y no se producirán escapes ni filtraciones”.
Pero los vecinos tienen otra idea de las intenciones de los promotores. “Ellos van a generar gas, el biogas lo van a quemar en un motor de cogeneración para generar electricidad. ¿Por qué lo quieren montar aquí? Porque desde aquí, como tienen el aerogenerador, tienen la conexión eléctrica”.
“Ni en tu pueblo ni en el mío”
“Ni en tu pueblo ni en el mío”. Es el lema oficial de los pueblos de España afectados por las plantas de biogás. Cosme Vega solo pide, en representación de la plataforma, que las consecuencias de esta instalación no molesten ni a las gentes de Gáldar “ni a ninguna población, que se haga en otro sitio. El grupo empresarial tiene fincas por todo el norte, es su planta, ellos sabrán dónde la quieren poner”.
La Plataforma ha mantenido una reunión con el Ayuntamiento en la que el alcalde les ha manifestado ser “un árbitro” que dio su informe favorable a la Consejería requiriendo tan solo “cuatro factores correctores”. Desde este periódico nos hemos puesto en contacto con el alcalde de Guía, Alfredo Gonçalves Ferreira, que ha pospuesto sus declaraciones para la próxima semana.
Del mismo modo el movimiento vecinal ha presentado al Ayuntamiento un informe hecho por técnicos donde “detectamos muchas irregularidades” y han solicitado el acceso al expediente que tiene el Gobierno de Canarias. “En teoría, este sábado se acaba el plazo. Si se acaba el plazo y no nos contestan, que no nos han contestado, pues el silencio administrativo es negativo”, se lamenta Vega.
Por todo ello no van a parar la lucha. Desde la plataforma convocan al pueblo y a los habitantes de la isla a una manifestación el día31 de julio. Su sentir es que si se coloca la primera piedra de este proyecto “poco se podrá hacer después. No queremos ser el estercolero de la Isla”.