Los 400 ‘olvidados’ de un pueblo de Granada: sin servicios municipales en una zona aislada desde hace 50 años

Los 400 ‘olvidados’ de un pueblo de Granada: sin servicios municipales en una zona aislada desde hace 50 años

Los vecinos de Cumbres Verdes, que pertenece a La Zubia, están cansados de pagar de su bolsillo el mantenimiento de la zona o de tener que recurrir a medios privados y a sus piernas para recorrer los tres kilómetros que le separan del pueblo con una cuesta que llega a superar los 15% de pendiente

‘El 47’ se reedita en una pedanía de Granada: cientos de vecinos claman por la llegada del transporte público

La cuesta que sube desde La Zubia hasta Cumbres Verdes no distingue de edades ni capacidad adquisitiva: 15% o más de pendiente en varios tramos, tres kilómetros que pesan como una mochila de piedras sobre las piernas y el ánimo de quienes se ven obligadas a subirlas. Por ella suben, cuando pueden, algunos de los vecinos que viven en una de las zonas más aisladas de Granada, como lo es Cumbres Verdes, situada en pleno parque natural de Sierra Nevada. Llevan tanto tiempo así que están acostumbrados a sortear sus obstáculos con soluciones temporales y mucho apoyo comunitario, pero están hartos y quieren que La Zubia les dé los servicios municipales que un juzgado reconoce que deben tener. Servicios que pasan por un saneamiento adecuado o un transporte público que acabe con el aislamiento que padecen.

Ejemplos de la necesidad que tienen hay muchos. Uno de ellos es el de María Luisa, 81 años, vecina del barrio desde hace 35. “Yo no me voy de aquí mientras no me traigan con los pies por delante”, dice. Vive sola, conduce cuando puede –aunque asume que le quitarán el carnet en poco tiempo por su edad– y baja una vez por semana a por provisiones. No hay otra. No hay bus. Ni ambulatorio. Ni siquiera una patrulla de policía que pase de vez en cuando. “Aquí estamos fuera de la mano de Dios”, lamenta.

Cumbres Verdes es una urbanización nacida de forma ilegal en los años 70, cuando un particular comenzó a parcelar suelo rústico en pleno corazón de Sierra Nevada. Medio siglo después, unos 400 vecinos –solo la mitad están empadronados– viven de forma permanente en esta zona que pertenece al término municipal de La Zubia. La cifra se duplica en verano. Pero el Ayuntamiento no asume ningún servicio básico más allá del alumbrado público y solo desde hace unos años. El resto –agua, saneamiento, limpieza, transporte o conservación viaria– sigue a cargo de los propios residentes. Según estiman desde la entidad vecinal de Cumbres Verdes, en la última década han invertido alrededor de 500.000 euros de sus bolsillos para mantener el entorno en el que viven.

Sin transporte: andando o en coche

La falta de transporte público explica en gran medida el aislamiento y el hartazgo vecinal. No hay un autobús de línea que conecte a La Zubia con Cumbres Verdes, “a pesar de que hay un minibús en el pueblo que va muchas veces vacío”, lamentan los vecinos. Sí existe un bus los sábados y los domingos que sube a primera hora de la mañana y baja a última de la tarde, pero está únicamente planteado para los excursionistas que quieren hacer senderismo por la zona. Desde el Consistorio deslizan que no hay más buses “porque no es rentable”, pese a tratarse de un servicio que debería ser público.

Hay quienes no tienen coche y han de recurrir a otros vecinos para poder moverse por los municipios del entorno o ir simplemente al centro de salud más próximo. María Luisa, pese a su edad, ayuda a algunos lugareños con su coche, pero recuerda que no es la situación ideal. De hecho, quienes no disponen de vehículo privado, que son minoría, tienden a subir y bajar la interminable cuesta andando. Desde la Delegación de Fomento recuerdan que para que haya un autobús, cuya línea ya existe, debe ser el Consistorio el que lo pida, pero en el ayuntamiento se sienten atados de pies y manos hasta que la situación judicial y urbanística no se desbloquee con la recepción de la urbanización.

Por todo ello, en el equipo de Gobierno argumentan que la situación es “compleja” y que no pueden convertir en una parte más del municipio a esta zona mientras no se resuelva el problema del agua. Según explica el concejal de Urbanismo, José María Montoro, el suministro principal de Cumbres Verdes depende de un pozo construido en los años 90 en una finca privada que pertenece actualmente a un fondo buitre estadounidense. No existe contrato ni concesión formal y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ya ha advertido de posibles sanciones.

“El agua no tiene contador. Llenan las piscinas cada quince días y riegan como si aquello fuera Suiza”, denuncia Montoro. Por ello, el Ayuntamiento exige a los vecinos una renuncia expresa a ese pozo “ilegal” como condición para conectarlos a la red pública de Emasagra. Pero el acuerdo está estancado desde hace años. “No tenemos agua, ni autobús, ni recogida de basura diaria. Y pagamos impuestos como todos”, replica Daniel Castro, vecino y antiguo delegado sindical. “Nos usan para presumir de que aquí empieza Sierra Nevada, pero no vienen más que a pedir votos”.

La justicia avala a los vecinos

Además, los vecinos tienen a la justicia de su lado. En septiembre de 2023, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo 3 de Granada dictó una sentencia demoledora. Reconoció que Cumbres Verdes cumplía con los requisitos exigidos por La Zubia para formar parte del casco urbano y obligó al consistorio a asumir los servicios públicos y el mantenimiento. También autorizó a la disolución de la entidad vecinal de conservación, que ha venido funcionando como un “ayuntamiento paralelo”, gestionando desde el agua hasta la limpieza de residuos fecales. La sentencia está recurrida por el Ayuntamiento de La Zubia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), de ahí que aún no se haya cumplido.

Pero el tiempo corre en contra de los vecinos. De los que se quedan porque los años pasan y la edad también, perjudicando su salud y de aquellos que no pueden más y acaban marchándose. “Nosotros ya hemos cumplido todo lo que nos pidieron. Actas, informes, acuerdos. Incluso nos obligaron a pagar una bomba para las aguas residuales que limpiamos nosotros mismos”, denuncia María José Cuevas, presidenta de la entidad. “Yo misma he tenido que sacar compresas de una arqueta. El año pasado me picaron las pulgas. Esto es insalubre”.

Mientras tanto, el día a día en Cumbres Verdes transcurre en una realidad paralela a la que viven los vecinos del resto de La Zubia. Aurore, de origen francés y madre de tres hijos, lleva nueve años en el barrio. “Paso el día en el coche. Bajo dos veces por la mañana para el colegio, luego recojo, luego las extraescolares. Mis hijos están creciendo y no tienen autonomía. Estoy pensando en irme”, lamenta. “Este barrio es un encanto, pero así no se puede vivir”.

El Ayuntamiento de La Zubia sostiene que está elaborando un estudio técnico con Emasagra para sustituir el pozo por una conexión legal. “Si los vecinos renuncian por escrito al uso del agua irregular, lo asumiremos todo. Saneamiento, mantenimiento, limpieza. Estamos dispuestos a pedir un préstamo si hace falta”, afirma Montoro. “Pero no vamos a recepcionar una urbanización donde no hay control sobre lo que se consume ni se vierte.”

Los vecinos, que llevan tanto tiempo viviendo al margen del resto del municipio que ya no saben qué hacer, se están cansando. “Nos planteamos boicotear plenos o cortar la carretera. No nos queda otra”, dice Daniel. María Luisa, por su parte, sigue esperando un autobús. “Uno al día no pido. Dos veces por semana bastaría. Para ir al médico. Para bajar al Dani –un supermercado granadino–. Para tomarme unos churros”.