
Sidonie en el Jazzaldia: sobredosis pop y espíritu indie frente al mar donostiarra
El trío catalán cerró las noches de la Zurriola con un concierto lleno de estribillos coreables, psicodelia y humor, en una edición marcada por la diversidad musical y el fervor juvenil
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Después de las aplaudidas actuaciones musicales vividas en Donostia desde la noche del martes, con la gran puesta en escena del amado Jamie Cullum, llega la parte crepuscular de la actual edición del Jazzaldia, que acaba este domingo por la noche con las últimas notas musicales de esta convocatoria.
Este año, Sidonie han tenido la ocasión de ofrecer el último concierto en la playa de la Zurriola, un espacio por donde han pasado Anari, Judith Hill, The War and Treaty, Jamie Cullum —que hizo doblete tocando también en Kursaal—, EXTC y Crystal Murray. La playa está situada muy cerca de otros escenarios emblemáticos que, a lo largo de los últimos 60 años, han acogido momentos históricos del festival. Este mismo martes, Jamie Cullum encendía la noche inaugural del festival con un concierto íntimo y cercano en el Kursaal, ubicado a escasos metros de la playa más ‘indie’ y juvenil de la ciudad.
Durante el periodo estival, en la Zurriola abundan surfistas, cuadrillas y ‘hipsters’, creando una especie de aura juvenil. De hecho, la zona de Gros —donde se encuentra la Zurriola— y el barrio de Egia son considerados los más ‘alternativos’ de la ciudad, gracias a salas de conciertos como Dabadaba y el histórico Bukowski. A finales de 90, Sidonie podría haber tocado en una de estas salas, donde el público y los artistas comparten prácticamente el mismo nivel. Pero la noche del 26 de julio, el trío de Barcelona tuvo la oportunidad de actuar frente al mar, gracias a una trayectoria consolidada dentro del panorama alternativo.
Marc Ros en la Zurriola
El hecho de que el público pueda disfrutar de todo tipo de géneros musicales es uno de los aspectos más característicos del festival. Este año, la oferta ha incluido desde el jazz vocal clásico de Claire Martin Quartet en el hotel de la ‘Belle Époque’ María Cristina acompañado de una cena cóctel, hasta el flamenco contemporáneo de Yeray Cortés, pasando por el soul de Judith Hill o el free jazz del estadounidense Marc Ribot en la plaza de la Trinidad. Todo un ‘mix’ musical.
La eterna noche pop en la Zurriola
Antes de que diera comienzo la velada ‘indie’ a manos de los catalanes, el también trío Bulego ofreció uno de los conciertos más ‘top tier’ del festival, mezclando un pop ochentero con un sonido moderno en euskera. Canciones como ‘Bueltan da!!!’ o ‘Zurekin’ fueron más que celebradas por un público mayoritariamente juvenil, que llenó la playa convirtiendo el evento en el concierto en uno de los más multitudinarios del festival. El cantante, Xabier Arrieta, sabe cómo jugar con el público. Tiene carisma, lo sabe, y aprovecha al máximo esa cualidad para meterse al público en el bolsillo.
Entre el concierto de Bulego y Sidonie, también hubo ocasión para echar un vistazo al grupo The Amy Winehouse Band, en otras palabras, la banda original que acompañó a la fallecida diva británica sobre los escenarios, en Frigo Gunea —parte trasera del Kursaal—. Sonaron clásicos como ‘Back to Black’ o la versión reggae ‘Monkey man’, mientras que uno de los presentes exclamaba: “Nunca había estado esto tan lleno”.
Sidonie entraba en escena a las 23:30 en punto, con la canción ‘Fascinado’ del álbum homónimo de 2005 —el primero en castellano, después de sus dos primeros trabajos en inglés—. Con ‘Me llamo Abba’, traerían las melodías más dulces del trío, que el público donostiarra recibió con entusiasmo y una entrega cálida. A estas alturas de la noche, el ambiente era puro ‘party time’.
Jesús Senra, bajista de Sidonie
Sábado noche, la Zurriola, verano y Jazzaldia. Era, sin duda, el momento más ‘golden hour’ del festival para los donostiarras. El concierto continuaba con el clásico ‘Incendio’, del álbum del mismo nombre, y con ‘El peor grupo del mundo’. La capacidad de la banda para crear letras creativas, mezclando elementos de la cultura pop, el hedonismo más salvaje y el humor ‘freak’, es de aplaudir y se ha convertido en una seña de identidad de su marca personal.
En cuanto a los miembros, Marc Ros (cantante y guitarrista), como buen líder la banda, se ubicaba en el centro del escenario. Con sus gafas y un elegante ‘overol vaquero’, se muestra como un eterno adolescente. A su izquierda estaba el bajista Jesús Senra, el ‘buenrollismo’ hecho persona, que no paró de moverse al son de la música. Al fondo, Axel Pi trasmitía felicidad contagiosa mientras tocaba la batería. Además de la formación clásica, dos músicos se encargan de aportar nuevos matices en los directos: Jordi Bastida (guitarrista) y Edu Martínez (teclista), responsables del muro de sonido que tanto les gusta recrear en los discos.
La capacidad de la banda para crear letras creativas, mezclando elementos de la cultura pop, el hedonismo más salvaje y el humor ‘freak’, es de aplaudir
Con ‘Et puc odiar molt més’ ofrecieron un adelanto de su próximo lanzamiento —bajo al sello independiente Sonido Muchacho—, que será íntegramente en catalán. La canción presenta una gran influencia del sonido británico de los años ochenta, que inevitablemente recuerda a los góticos The Cure. ‘Portlligat’ —también interpretada en catalán— trajo uno de los momentos más ‘chic’ de la actuación, con ese elegante y repetitivo fraseo de bajo a medio camino entre el rock alternativo noventero y la psicodelia de los sesenta.
Jordi Bastilla en el kursaal
Del sonido más experimental pasábamos al pop más comercial y dulce con ‘Por ti’ y ‘En mi garganta’, pertenecientes al disco ‘El incendio’ del año 2009. ‘El bosque’, por su parte, representaba ‘El Fluido García’: una canción con un sonido muy americano, que recuerda a bandas como Aerosmith o los más recientes The Black Keys.
En este momento del show, el público estaba más que entregado a la causa y canciones como ‘Me gustas todo el rato’ —de su reciente ‘Marc, Axel y Jes’— o ‘Verano del amor’ no hacían más que reforzar ese ‘mood’ festivo, que explotaría con ‘Un día de mierda’, la canción en la que Ros acabaría surfeando entre el público. El tema terminó con el ‘frontman’ haciendo un dúo con la voz de un niño que se encontraba en la primera fila. Un momento que el pequeño, sin duda, recordará toda su vida.
Por otra parte, ‘Maravilloso’, un tema de pop moderno con aires ochenteros, dio pie al solo de sitar —instrumento indio— a cargo de Senra, poniendo de manifiesto su amor por los sonidos más experimentales y espirituales. Con ‘Carreteras infinitas’, Ros exclamaba: “¡Qué ciudad más sexy!”, mientras que con un rockero ‘Estás aquí’ llegó el momento ‘gym’, en el que el público se sentó para luego saltar con el estribillo final. Clímax pop.
“Eskerrik asko ,Donostia!” coreaban desde el escenario antes de cerrar con ‘No salgo más’, el broche de oro de la noche más pop del Jazzaldia. Una despedida a la altura del ‘peor grupo del mundo’, que volvió a demostrar que también puede ser de los más queridos.