
Los aranceles europeos a los vehículos eléctricos fabricados en China derrumban el beneficio de Seat un 91%
La compañía pospone la entrada en Estados Unidos de la marca Cupra, prevista inicialmente para 2030, hasta «determinar el mejor momento y enfoque»
Cumpleaños amargo para Seat: celebra 75 años sin presidente y con el desplome del beneficio operativo
La aplicación de aranceles en una economia globalizada suele acarrear consecuencias cuando se emplean de forma generalizada. Es el caso de Seat. La compañía cerró el primer semestre de 2025 con un beneficio de 34 millones de euros, cifra que, si bien supone una mejora frente a los escualidos 5 millones registrados en los tres primeros meses del año, supone un desplome del 91% respecto al mismo periodo del año anterior.
La razón no es otra que los gravámenes europeos al Cupra Tavascan, el eléctrico que la multinacional de Martorell (Barcelona) fabrica en Anhui, una de las plantas que tiene el Grupo Volkswagen en China. La Comisión Europea aplica el arancel máximo al SUV coupé con el argumento de que la compañía no colaboró en la investigación, pese a que se trata de una planta nueva. Con el nuevo arancel, el eléctrico Cupra Tavascan tiene que asumir un sobrecoste global de más del 30% que está impactando en la rentabilidad del modelo y de Seat en general.
“La primera mitad de 2025 confirma el entorno desafiante que ya habíamos anticipado, con un aumento de la competencia en el mercado y los aranceles de importación de la UE sobre el Cupra Tavascan impactando en el rendimiento de Seat”, ha declarado en un comunicado de prensa Markus Haupt, el presidente interino de la compañía.
Seat asegura que “mantiene un diálogo constructivo con la Comisión Europea para abordar esta situación y confiamos en alcanzar una solución positiva en un futuro próximo”. Lleva así meses, pero no llegan noticias desde Bruselas.
Mientras tanto, el hudimiento de los resultados de Seat y las incertidumbres en torno a la evolución del mercado del automóvil ha llevado a la compañía a posponer el desembarco de Cupra en Estados Unidos, previsto inicialmente para 2030. Sven Schuwirth, vicepresidente de Ventas de la multinacional, subraya: “No estamos cancelando, solo posponiendo nuestro lanzamiento en Estados Unidos. Continuaremos analizando la evolución del mercado en los próximos años para determinar el mejor momento y enfoque” asegura.
La compañía está en un momento crucial, tanto por los aranceles como por la transición hacia la electrificación. La normativa europea permite que la producción de cada vehículo eléctrico compense las emisiones producidas por los de combustión. En consecuencia, si Seat dejara de producir el Tavascan en China debido a los aranceles, la planta de Martorell (Batrcelona) debería recortar significativamente las unidades de coches de combustión que produce. Y eso se traduce en puestos de trabajo: 1.500 empleos en peligro, según dejó caer el anterior presidente, Wayne Griffiths, hace unos meses.
En paralelo a las conversaciones con Bruselas, la dirección de la automovilística ha ido explorando la viabilidad de que el Tavascan pueda producirse en alguna de las factorías que el Grupo Volkswagen tiene en Europa, en Alemania o en la República Checa, donde produce su marca hermana Skoda. Pero los mayores costes y los contratos firmados en su día en China, donde Seat opera bajo un régimen de joint venture, lo dificultan.
Tampoco ayuda el periodo de interinidad que vive la compañía desde el pasado 31 de marzo, tras la repentina y sorpresiva salida de Wayne Griffiths de la presidencia. El frenazo de los planes de Cupra para entrar en EEUU es un botón de muestra. El vicepresidente de producción, Markus Haupt asumió el cargo de forma transitoria y el Grupo Volkswagen piensa en él para que coja las riendas de forma definitiva. Lleva cuatro meses en periodo de pruebas.
El vicepresidente de Finanzas, Patrik Andreas Mayer, señala la hoja de ruta: “Seguimos centrados en garantizar la calidad de los márgenes, ejercer un estricto control de costes y maximizar el potencial de nuestra amplia gama de modelos”, básicamente Cupra. “La mejora de los resultados en el segundo trimestre nos demuestra que vamos en la dirección correcta y confiamos en nuestra capacidad de mantener esta evolución favorable”.
Ni Haupt ni Mayer mencionan a la marca Seat en sus planes crecimiento, otro asunto que inquieta a los sindicatos. Las entregas conjuntas de Seat y Cupra crecieron un 1,7 %, hasta 302.600 unidades en el primer semestre, pero gracias al impulso de Cupra, que compensó la caída de las ventas de la marca Seat. Las ventas de Cupra aumentaron un 33,4%, hasta las 167.600 unidades, mientras que las de Seat se hundieron un 21,4% (135.000 entregas). En cuanto a los ingresos por ventas, la compañía registró 7.598 millones de euros, un 2 % menos que en el primer semestre de 2024, lo que refleja la caída de los márgenes.