Los datos públicos sobre lluvias en el barranco del Poyo que la Guardia Civil ignora en su informe a la jueza de la dana

Los datos públicos sobre lluvias en el barranco del Poyo que la Guardia Civil ignora en su informe a la jueza de la dana

El documento de la policía judicial que critica la actuación de Aemet y la CHJ obvia que en la rambla donde más muertes hubo se ubican hasta tres sensores de pluviometría que avisaron en diez ocasiones del gran volumen de agua en el supuesto apagón informativo entre las 16.15 y las 18.43

La Guardia Civil cree que en el “peor momento” de la dana la Confederación del Júcar no controló el caudal del Poyo

El informe pericial de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil sobre la dana del pasado 29 de octubre aportado a la investigación del juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja obvia datos clave que podrían haber condicionado sus conclusiones, sobre todo en lo que respecta al supuesto descontrol por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) en las horas clave del temporal. En concreto, en su informe, el Instituto Armado no tiene en cuenta los tres pluviómetros que la CHJ tiene en la cuenca del barranco del Poyo y sus áreas de influencia y que dieron diez de avisos por correo electrónico a Emergencias de la Generalitat entre las 16.15 y las 18.43, cuando se producen las dos alertas de caudal sobre la crecida exponencial de la rambla. Sin esta importante información, los agentes avalaron en sus conclusiones el supuesto “apagón informativo” al que la CHJ sometió a Emergencias, tesis mantenida por el Gobierno de Carlos Mazón desde el principio para no asumir responsabilidades.

Como se puede apreciar en el recorte del informe de la Guardia Civil, los agentes detallan los sensores que el sistema SAIH de la Confederación Hidrográfica del Júcar tiene desplegados en los distintos cauces más peligrosos el día de la dana. Así, sobre el río Magro describe que existen tres sensores de aforo y dos pluviómetros, además del sensor del embalse de Forata. Sobre la cuenca del Turia, los investigadores explican que existen tres sensores de aforo, dos en embalses y dos pluviómetros en Casinos y en Repartiment (Quart de Poblet).

Por su parte, los autores del informe manifiestan por escrito que en el barranco del Poyo solo hay un sensor de aforo, el que se encuentra en Riba-roja y que solo detectó la crecida salvaje del barranco a las 18.43. Y es aquí donde hay un gran agujero en la información que aporta la Guardia Civil, y es que los agentes obvian que en la cuenca del Poyo hay, además, tres sensores de pluviometría: uno en Chiva, otro en Riba-roja y un tercero en Real de Montroy, que pese a estar situado en la cuenca del Magro también computa para la rambla del Poyo porque calcula la precipitación de toda el área, según fuentes técnicas del SAIH.


Sensores del SAIH, según la Guardia Civil, donde se obvian los tres publiómetros de la Rambla del Poyo.

Estos dos sensores de pluviometría en el barranco del Poyo y el de Real de Montroy estuvieron suministrando datos de lluvias torrenciales cuando el sensor de caudal no mandó información entre las 16.15 y las 18.43, lo que debería haber puesto en alerta a los técnicos de Emergencias. Lluvias torrenciales barranco arriba significa aguas a toda velocidad rambla abajo. En concreto, la CHJ avisó a las 16.26 de que el sensor de Chiva había registrado 36,6 litros por metro cuadrado en menos de una hora. A la misma hora, el sensor de Real de Montroy registraba 63,3 litros por metro cuadrado en una hora, una verdadera barbaridad y que evidenciaba la grandísima cantidad de agua que caía en la Hoya de Buñol, a 30 kilómetros de Paiporta. Ese mismo sensor reportó nueve minutos después 71,2 litros por metro cuadrado en una hora.

A las 16.50, la CHJ volvió a mandar un aviso, ya que su sensor de Chiva había recogido 54,4 litros por metro cuadrado y a las 17.01 avisaba de que en Riba-roja habían caído 32,4 litros por metro cuadrado en una hora. El mismo sensor de Riba-roja, avisaba a las 17.08 de que las lluvias registradas en la última hora ya superaban los 50 litros por metro cuadrado. A las 17.33 a Emergencias llegaba otro aviso de la rambla del Poyo en Chiva, esta vez de 48,6 litros por metro cuadrado de lluvia en la última hora. A las 17.31, el sensor de Real de Montroy había reportado 41.4 litros por metro cuadrado en una hora. A las 18.01, la CHJ avisó de que en Riba-roja las lluvias seguían superando los 50 litros por metro cuadrado en una hora. El último correo de pluviometría que llegó antes del aviso de caudal de las 18.43, donde todo se precipitó al superar los 1.600 metros cúbicos por segundo, el sensor de Chiva alertó de que en la localidad de la Hoya de Buñol habían caído en la última hora 70 litros por metro cuadrado en la última hora.

Los más de 1.600 metros cúbicos por segundo en la rambla del Poyo a la altura de Riba-roja a las 18.43 no se entienden ni se pueden explicar sin la información anterior de las lluvias torrenciales barranco arriba, en Real de Montroy y en Chiva. Es más, la Guardia Civil realiza una dura crítica a la Aemet por no haber informado en tiempo real de la lluvia que estaba descargando sobre las comarcas valencianas. ¿Por qué no da valor entonces a los datos pluviométricos que estaban ofreciendo los dos sensores de la rambla del Poyo y el de Real de Montroy?


Avisos pluviométricos sobre la rambla del Poyo el día de la dana durante el supuesto apagón informativo que denuncia la Guardia Civil.

Sin los datos de pluviometría que no contemplaron, los agentes de la policía judicial cuestionan la “inexistencia de avisos como consecuencia del aumento exponencial” entre las 16.15 hasta las 18.43, cuando se envió un correo electrónico sobre el ascenso del caudal de 1.686 metros cúbicos por segundo, un “dato sin duda extraordinario”. “Destaca, por tanto, sobremanera”, afirma el informe en referencia a esa franja horaria.

“Cabría preguntar en este caso a los responsables de la CHJ cuál fue el motivo por el que no se llevaron a cabo los avisos de superación de los umbrales preceptivos por parte de las personas que tenían encomendadas esas funciones durante la tarde del 29 de octubre, y que sin duda denotaron una aparente ausencia de control sobre el dispositivo de registro de la rambla del Poyo, justo en el peor de los momentos”, afirma el informe, que obvia totalmente la existencia de sensores y los diez avisos lanzados.

La Guardia Civil, por otro lado, sostiene que “es evidente” que la información del SAIH “no es la única de la que disponía” el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat “para la gestión de la catástrofe” (también contaba con las previsiones de la Aemet y las llamadas al 112), pero era “fundamental” que “se transmitiera en tiempo para conocer la situación real de los volúmenes de agua que circulaban por los cauces de los cursos fluviales”.

Por otro lado, el informe recuerda que el sensor del SAIH del barranco del Poyo “únicamente recogería información” de la mitad de los caudales que genera esa cuenca (de aguas arriba). Por ello, “es muy posible” que la cantidad de caudal circulante en los barrancos que confluyen en el Poyo fuera “aún mayor” que la registrada en el único punto de control. Datos que podrían haber sido complementados por los sensores pluviométricos de Chiva y Real de Montroy.

“Por este motivo, parte del núcleo urbano de Torrente, lugar donde finalmente unen sus aguas todos [los] barrancos que componen la cuenca del Poyo (con excepción del Pozalet y Saleta que llevan un curso distinto y que no confluyen en el barranco del Poyo), y las localidades que se sitúan a continuación en el curso [del] cauce, fueron aquellas que sufrieron las peores consecuencias de la catástrofe”, detalla la Guardia Civil.