Purificadores de aire: ¿realmente necesitas poner uno en casa?

Purificadores de aire: ¿realmente necesitas poner uno en casa?

Los purificadores nos prometen aire limpio en casa cuando el ambiente está muy contaminado o alguien en la familia tiene alergia, pero, ¿son tan efectivos?

¿A qué temperatura debemos poner el aire acondicionado para que refresque y consuma menos?

Si vives en el centro de Madrid o Barcelona, puede que te asalte la duda. ¿Te conviene abrir las ventanas para ventilar y que entre “aire fresco” de la calle, o en realidad estás metiendo en tu hogar la contaminación del exterior? Las medidas de la calidad del aire en muchas ciudades son deprimentes, pero puede que el aire que respiramos en casa sea aún peor. Hay estudios que indican que aire interior podría estar entre dos y cinco veces más contaminado que el exterior, según datos publicados por la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA).

Esta realidad puede repetirse en ciudades españolas, que tampoco se quedan atrás en contaminación. Aunque se ha producido una ligera mejora, y mientras se produce la transición hacia vehículos menos contaminantes, las partículas en suspensión (PM2.5 y PM10) y el dióxido de nitrógeno (NO₂) siguen superando los límites recomendados por la OMS en urbes como Madrid y Barcelona, en gran parte debido al parque automovilístico que todavía funciona con motores diesel.

Estas partículas en suspensión (que no son gases) son la parte más dañina de la contaminación atmosférica. Un estudio publicado en Environmental Research reveló que estas partículas microscópicas, 30 veces más finas que un cabello humano, penetran profundamente en el organismo y causan enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

La polución dentro de casa

Lo más aterrador es que, al refugiarnos en nuestros hogares, podemos estar empeorando la exposición. El informe antes citado de la EPA estadounidense indica que el 72% de nuestra exposición a químicos peligrosos ocurre en interiores, y hay que tener en cuenta que en España pasamos de 15 a 16 horas en casa, según datos de la AIMC. Esto quiere decir que dos tercios del aire que respiramos al día puede estar más contaminado que al aire libre.

¿De dónde procede la polución doméstica? No todas las fuentes de contaminantes entran por la ventana. Por un lado, si hay cocinas o calderas de gas, puede haber contaminación por monóxido de carbono (CO) y dióxido de nitrógeno (NO₂). Por otro, los materiales de construcción, como los suelos laminados, pinturas, barnices y muebles nuevos, emiten compuestos orgánicos volátiles como benceno y formaldehído, clasificados como cancerígenos. A esto se suman los productos de limpieza y los cosméticos que contienen terpenos y ftalatos que son disruptores endocrinos.

La filtración del aire exterior hace que entren en casa las partículas PM2.5 del tráfico y el ozono por ventanas y rendijas, especialmente en edificios antiguos cerca de vías congestionadas. Las partículas PM2.5 pueden inflamar las vías respiratorias, reducir la función pulmonar y aumentar el riesgo de trombosis. El formaldehído en interiores se asocia con mayor riesgo de cáncer nasofaríngeo y leucemia, según la IARC, mientras que el dióxido de nitrógeno (NO₂) empeora los síntomas del asma y aumenta la susceptibilidad a infecciones respiratorias.


Los purificadores de aire caseros tienen sus limitaciones.

Cómo funcionan los purificadores de aire

Un purificador de aire es, esencialmente, un ventilador que fuerza el aire de la estancia a pasar por un filtro. Lo más importante es, pues, el tipo de filtro que utiliza. Los hay de varios tipos:

Filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air): son mallas de fibra de vidrio muy tupidas que actúan como laberintos para las partículas. Estos filtros capturan el 99,97% de partículas mayores de 0,3 micras. Esto incluye el polen (20-60 micras) y ácaros (5-10 micras) y hasta bacterias (0,3-5 micras) y virus adheridos a gotículas de agua (>0,1 micras). Los filtros HEPA son la barrera más eficaz contra los contaminantes en forma de partículas. Su eficiencia se clasifica en niveles: un HEPA 13 captura el 99,95% de partículas, mientras un HEPA 14 alcanza el 99,995% .
Filtros de carbón activado: los filtros HEPA atrapan partículas, pero no gases. El carbón activado es el especialista en gases. Tienen una superficie porosa que adsorbe —que no absorbe— moléculas gaseosas mediante fuerzas de Van der Waals (atracción eléctrica). Es especialmente eficaz contra los compuestos volátiles químicos, los olores y el ozono.
Rayos ultravioleta: se sabe que los rayos ultravioleta son eficaces desinfectantes. La radiación UV permite inactivar o destruir microorganismos como bacterias, virus y hongos, ya que daña el ADN y ARN de los microorganismos, impidiendo su reproducción y causando su muerte. Sin embargo, los purificadores de aire con UV puede que no sean tan eficaces, ya que la radiación UV necesita tiempo para actuar, y el paso del aire por el purificador es demasiado rápido. Durante la pandemia se comprobó en una revisión de estudios que los filtros HEPA podían eliminar bacterias del aire, pero los rayos UV no proporcionaban ventajas adicionales.

Los mejores purificadores combinan ambas tecnologías en secuencia: primero el carbón elimina gases, luego el filtro HEPA atrapa partículas. Muchos modelos cuentan además con rayos UV, que, como se ha dicho, no hacen daño, pero puede que no aumenten la eficacia de un buen filtro.

Las limitaciones de los purificadores

Aunque los purificadores ayudan, son soluciones reactivas. Los ponemos cuando uno de los miembros del hogar ya está sufriendo problemas respiratorios o alergias, o cuando al limpiar el polvo de los muebles, este está negro. Además, a no ser que gastemos una gran cantidad de dinero en equipos muy potentes, los purificadores de aire solo son capaces de limpiar el aire a cierto ritmo, y puede que nuestro hogar se esté contaminado a un ritmo más rápido por las fuentes externas e internas de polución.

Podemos tomar medidas que eviten la contaminación en casa y que pueden resultar más efectivas como prevención que un purificador de aire como remedio:

Eliminar fuentes contaminantes: sustituir productos de limpieza artificiales por alternativas naturales como vinagre y bicarbonato. Elegir muebles con certificación de bajas emisiones de compuestos volátiles y, por supuesto, no fumar en interiores.
Ventilar de forma inteligente: abrir las ventanas unos 10 minutos al día, especialmente después de cocinar o ducharse, para eliminar contaminantes. En zonas urbanas muy contaminadas, mejor ventilar en horas de menor tráfico (media mañana o noche) y usar sistemas de ventilación que reduzcan la entrada de partículas del interior.
Plantas: aunque tienen un impacto más limitado, algunas plantas como la drácena o las cintas son capaces de absorber compuestos volátiles, ‘limpiando’ el aire.
Controlar la humedad: mantener la humedad alrededor del 50% previene el moho y los ácaros, por lo que en las zonas de mucha humedad puede ser útil usar deshumidificadores.

Los purificadores de aire pueden ser útiles en sitios con mucho tráfico rodado, o si uno de los miembros de la familia sufre de alergias o problemas respiratorios. Sin embargo, las medidas de higiene y limpieza del hogar, y la ventilación regular pueden eliminar muchos de los riesgos sin recurrir a estos aparatos.