
El almacén de gas de Doñana complica la restauración ya en marcha de un arroyo clave para mejorar el acuífero
La presencia de las instalaciones industriales «distorsiona» la labor de renaturalización de El Partido, que tiene entre sus objetivos mejorar la infiltración a la masa subterránea de agua durante las crecidas
La «peligrosidad sísmica elevada» de la zona en la que se ubica multiplica el riesgo asociado al almacén de gas de Doñana
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) celebró en la última reunión del Consejo de Participación de Doñana que el pleno de este organismo había dado su visto bueno a la segunda fase de la restauración del arroyo El Partido, que tiene como objetivo básico favorecer la recarga natural del castigado acuífero del parque. Pero paradójicamente, en esa misma sesión se alertó del impacto negativo que va a tener en este proyecto la intención de reactivar el almacén de gas, que con su presencia “distorsiona” esta labor de renaturalización.
Así lo transmitió al Consejo de Participación Pablo Hidalgo, profesor de Botánica en la Universidad de Huelva (UHU), que analizó la compatibilidad de la actividad gasística con los criterios de la Red Natura 2000 en la que se incluye todo este entorno de Doñana… menos justo el punto en el que se ubica el almacén. De hecho, la llanura de inundación de este arroyo “abarca gran parte” del espacio que ocupan las instalaciones, en término municipal de Almonte.
“Lo mejor para proteger las especies es proteger su entorno”, y en esta filosofía se encuadran los principios de la Red Natura 2000. El Partido se presenta como “un corredor ecológico de primer nivel pero que discurre adyacente a la zona del gas”, lo que en última instancia afecta a esta restauración que acometen conjuntamente la Confederación Hidrográfica y la ONG ambiental SEO-Birdlife.
Para ello, se suscribió un convenio en el que se resaltaba “el gran valor natural” del arroyo, “una de las principales cuencas del Espacio Natural de Doñana”. Por ello, además de favorecer la conservación del medio natural, con esta acción de recuperación se busca el “incremento de la biodiversidad y promover la participación social”, así como reducir el riesgo de inundación en el entorno urbano de la aldea de El Rocío. Pero sobre todo, la intención es incrementar las tasas de infiltración al acuífero durante las crecidas a través de la recuperación de los brazos secundarios del arroyo, mejorando los aportes a los humedales y a las lagunas temporales.
“Parcialmente incompatibles”
Para Hidalgo, que fue invitado por el Consejo de Doñana a presentar su análisis, ambos proyectos son “parcialmente incompatibles”, lo que a su juicio tiene su origen en que esta colisión no se previó en su momento en una declaración de impacto ambiental que es de 2010. “Doñana ha crecido y ha incorporado territorio dentro del espacio de la Red Natura 2000, para la que El Partido es fundamental”, a excepción de las instalaciones de gas, “que a efectos legales no está dentro de la Red pero sí desde un punto de vista ambiental”.
Esto, en la práctica, “genera una distorsión”. “Por una cuestión legal se ha tenido que bordear, pero lo más sensato es que toda esta zona termine incorporada a la Red como el propio arroyo”, cuya renaturalización “se puede convertir en un emblema de restauración ambiental”.
Llanura de inundación del arroyo junto al almacén de gas, ubicado con el asterisco rojo.
Su degradación previa fue fulminante: en los años 50 estaba “impecable” porque sólo soportaba en su entorno actividades forestales, pero después “la presión ganadera y fresera” lo contaminó y transformó además su cauce. “El arroyo ha sobrevivido de milagro”, apostilla el experto, que recuerda que es un hermano menor de la Rocina y resalta la calidad de su bosque de ribera.
El complejo en el epicentro de esta polémica (Marismas Occidental, el único que sobrevivió de los cuatro previstos inicialmente) es propiedad de Trinity Energy Storage, que tiene autorización para dos pozos de inyección. Pero uno está inoperativo desde hace años, por lo que ahora ha solicitado realizar un nuevo sondeo (Marismas 3NE) para sustituirlo y explotar a mil metros de profundidad un almacén que requiere inyectar y extraer gas.
“Aunque solo sea por una cuestión estética”
Hidalgo tiene claro que unas instalaciones de este tipo “no procederían y sería impensable que se autorizaran hoy”. Al margen de que la zona tiene una “peligrosidad sísmica elevada” que hace poco recomendable el emplazamiento de la planta, considera que está “justificado” que el Consejo de Doñana haya planteado la necesidad de “complementar o actualizar” la evaluación de riesgos de la actividad para así analizar el impacto en la Red Natura 2000 y “en un espacio protegido que ha crecido y envuelto esta zona”.
Desde su punto de vista, “lo ideal sería que la actividad gasística cesara”, porque la restauración ahora en marcha aumentará la zona inundable y la hace todavía más “incompatible” con los usos ambientales propios de este enclave. Así que la mejor opción sería que desapareciera “aunque sólo sea por una cuestión estética”.
El Consejo de Participación de Doñana no sólo instó en su última reunión a que se revise la declaración de impacto ambiental, sino que también solicitó que se comunique a la Comisión Europea y a la Unesco la intención de aumentar la actividad de este almacén. “Y no es un buen momento para que Europa vuelva a poner el ojo en Doñana”, resume Hidalgo.