
La amenaza de despidos por vertido ilegal en la recogida de residuos de Madrid indigna a los trabajadores: «Era una orden»
Dos empleados captados en imágenes que alertan de la contaminación al río Jarama reciben avisos de sanciones que pueden acarrerar su destitución. La plantilla afirma que seguían directrices de mandos superiores de Urbaser, empresa la que el Ayuntamiento adjudicó el millonario contrato de limpieza
Urbaser fulmina a la cúpula de su área de Medio Ambiente tras un fraude millonario con aceite reciclado
“Llevamos así año y medio, dos veces a la semana. Hemos vertido unos 150 litros de aceite hidráulico al alcantarillado público”. Así denuncia un trabajador del servicio municipal de recogida de residuos de Madrid la dinámica establecida en un cantón de limpieza del Ayuntamiento en el barrio de Las Tablas, al norte de la capital. Operada por la compañía Urbaser, que gestiona el lote de estas actuaciones correspondientes al distrito de Fuencarral-El Pardo, la situación de la instalación ha trascendido mediáticamente después de que Ecologistas en Acción publicase imágenes en las que se observa un vertido de aguas negras.
Además, el conflicto medioambiental ha derivado en poco tiempo en un choque laboral. Los dos empleados retratados llevando a cabo estas tareas irregulares recibieron el pasado 28 de julio sendas notificaciones de sanción por parte de Urbaser. Sin embargo, diversas fuentes de la plantilla consultadas por Somos Madrid aseguran que estas actuaciones han sido “repetidas en el tiempo” y que seguían “las directrices de mandos superiores”.
“Los vídeos demuestran que ha habido órdenes directas”, indica un empleado en conversación con este diario. Miguel (nombre ficticio por el temor a represalias profesionales) se refiere a grabaciones todavía no publicadas, a las que ha tenido acceso este periódico, en las que otros trabajadores efectúan prácticas similares a las que han costado amenazas de sanción en el caso de los dos hombres captados en el clip que ha visto la luz.
“Era una orden. Si no cumplíamos con lo que el jefe nos mandaba, nos conllevaba una sanción”, asegura este miembro de la plantilla. Explica que recibían las directrices de mandos intermedios, de su capataz, pero que estas “vienen siempre a su vez del jefe de servicio”. En caso de no seguir estas indicaciones, cuenta Miguel, los trabajadores temporales se exponían a “la no ampliación de sus contratos como forma de castigo”. El personal fijo también podía sufrir represalias: “Si ibas al médico no valía un justificante. Te exigen un certificado que demuestre que la prueba tenía que ser necesariamente en el horario de tu turno. Te retienen la cantidad correspondiente a esas horas hasta que les llevas a juicio, y no es hasta ese momento que te lo devuelven para evitarse el proceso”.
¿Cómo es posible que sucedan hechos como los descritos en un cantón donde continuamente están entrando y saliendo trabajadores, incluidos mandos intermedios, y nadie se percate de lo que hacen dos trabajadores abriendo una arqueta que nadie debía abrir?
La notificación de sanción laboral de Urbaser, a la que ha tenido acceso este medio, habla por contra de actuaciones “motu proprio y de manera inexplicable, pues no disponían de instrucción alguna emitida por la empresa”: “Usted empezó a recoger parte del líquido que se encuentra en un cubo con otro de menores dimensiones y una cuerda, siendo posteriormente basculado en el interior del cubo que previamente había trasladado hasta las inmediaciones del separador de hidrocarburos […] Arrojaron el líquido hacia una alcantarilla situada a la entrada del cantón”. Una forma de actuar que, reconoce la propia empresa, supone “transgredir una prohibición expresa” y “daña la imagen de la compañía”.
Las cartas dirigidas a los dos empleados finalizan con las propuestas de sanción: “Los hechos son susceptibles de ser tipificados como falta muy grave, siendo sancionables con la suspensión de empleo y sueldo o el despido, tal y como se recoge en el artículo 56.3 del Convenio colectivo general del sector”. Miguel explica que sus compañeros están a la espera de una respuesta por escrito sobre el estado y el alcance concreto de la multa: “Pero tienen claro que no se van a comer ni un día de castigo, van a defenderse. Seguramente en el juicio ni se presentará Urbaser, sobre todo cuando vea que existen más vídeos. Pero aunque se retracten, piensan llevar a la empresa a los tribunales. Y el malestar ya está en toda la plantilla”.
“No hay ninguna evidencia para atribuir la responsabilidad de este incidente a estos trabajadores en concreto”, recoge la alegación a la sanción presentada por el sindicato UGT (al que está afiliado uno de los afectados). El escrito profundiza en estas críticas: “¿Cómo es posible que sucedan hechos como los descritos en su relato en un cantón donde continuamente están entrando y saliendo trabajadores, incluidos mandos intermedios, y nadie se percate de lo que hacen dos trabajadores abriendo una arqueta que nadie debía abrir según su versión?”.
“Si no eran esas las órdenes recibidas, ¿qué órdenes habían recibido y por qué nadie se percató de que no las estaban cumpliendo? Todo esto pasa un día [el pasado 22 de mayo] en el que nadie se percata de los hechos, pero curiosamente más de dos meses después la empresa tiene todos los detalles de aquellos sucesos. Empezando por la identidad de los trabajadores, o ¿acaso los identifica la prensa?, y continuando por las órdenes que recibieron, aunque tampoco sabemos quién se las dio”, cuestiona el documento, remitido por la sección sindical de UGT en Fuencarral-El Pardo y por el sector de servicios públicos del sindicato.
La plantilla califica de “agravio” la situación de los dos empleados y denuncia una progresiva precarización en sus condiciones: “Solo podemos enfrentarnos los fijos, por eso se los van cargando para meter gente de contratos precarios que no amplían si te quejas. O si no, directamente recurren a amiguismos, personas que no van a sufrir una sanción aunque se duerman en el turno de noche”, dice Miguel.
Este periódico ha contactado al área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid para conocer su postura acerca de los vertidos, el resto de actuaciones que denuncian los operarios y la posible actuación ante ellas. Por el momento la concejalía que lidera Borja Carabante no da respuesta a las preguntas trasladadas. Desde Urbaser declaran por su parte que “actualmente la investigación interna sigue en curso y, por ende, aún no se han adoptado medidas de índole laboral, aunque sí se han adoptado otras de refuerzo de control y supervisión de las operaciones”.
“Se secan las plantas a nuestro lado”
Miguel explica la afección al medioambiente que suponen los vertidos acometidos: “El aceite se tira en una compactadora que va al vertedero. Cuando llueve, todo eso acaba en el alcantarillado. Los efectos son muy evidentes, vemos que hay tierra negra en los terraplenes a nuestro lado y que se secan las plantas. La mala gestión es que por ahorrar dinero no se haya contratado una empresa externa que gestione esos residuos”.
Vertido de aguas negras por parte de operarios del servicio municipal en el barrio de Las Tablas de Madrid.
En el comunicado que acompaña a la difusión de los vídeos, Ecologistas en Acción alerta de “un impacto al medio ambiente y a la salud de los trabajadores que requiere una intervención urgente por parte de Canal de Isabel II y el Ayuntamiento de Madrid, ya que afecta a sus instalaciones”. Y añaden: “La carga contaminante estará llegando a la estación regeneradora de aguas residuales de Valdebebas, alterando su normal funcionamiento e incrementando el riesgo de contaminación directa del río Jarama. Especialmente si existen tormentas con intensa precipitación en poco tiempo y el agua del alcantarillado no puede ser retenida por los tanques de tormenta y se vierte directamente al río. Se trata de un delito ambiental que afecta directamente el adecuado funcionamiento del alcantarillado y depuración del Canal de Isabel II y el Ayuntamiento”.
Desde Ecologistas muestran además su solidaridad con los dos empleados en vías de sanción: “En vez de tomar las medidas necesarias para evitar esta práctica, la empresa ha actuado sobre los trabajadores que se ven en los vídeos. Han tomado represalias y les han achacado esta práctica cuando estos simplemente obedecían las directrices de Urbaser. El vertido de aguas negras al alcantarillado, además del impacto ambiental que puede causar, se hacía sin ningún tipo de medida de seguridad y salud para las personas empleadas, que podían ser las primeras afectadas”.
Los millonarios contratos de Urbaser con el Ayuntamiento de Madrid
Urbaser asumió el lote de los servicios de limpieza y recogida de residuos correspondientes a Fuencarral-El Pardo en 2021. La compañía, que antiguamente pertenecía a ACS y en la actualidad está en manos del fondo estadounidense Platinum Equity, se hizo con dos de los seis contratos en liza: el 3 (además de Fuencarral-El Pardo incluye los distritos de Moncloa-Aravaca y Latina) por 269,8 millones de euros y el 5 (Puente de Vallecas, Moratalaz, Villa de Vallecas y Vicálvaro) por 233,5 millones.
Una relación contractual que se ha mantenido después de que la multinacional apartase a su número tres y al máximo responsable de Sertego (su filial de gestión de residuos) tras reconocer esta empresa su responsabilidad en una trama de fraude. Mezclaban aceite reciclado con gasoil para venderlo en estaciones de servicio, con un perjuicio para la Hacienda pública de 4,2 millones de euros. Urbaser enmarcó los cambios en “un proceso de reorganización”.
Según Javier, otro operario que ha trabajado en el cantón de Las Tablas y que opta igualmente por no revelar su nombre real, las condiciones se han deteriorado en estos cuatro años: “Urbaser entró comprando maquinaria y contratando gente, pero ya muy pronto un jefe nos dijo que trabajamos para un fondo buitre y hay ciertas exigencias. Empezaron con los contratos de dos días en diario, una fórmula que han mantenido estos años. Con el tema de que no bastaban las faltas justificadas por ir al médico la plantilla fija empezó a tener miedo, acababas yendo los findes. Luego además faltan vehículos y medios, ves que un pliego recoge la adquisición de 16 camiones y solo llegan nueve”.
Este empleado declara haber sido testigo de los vertidos en varias ocasiones y tacha las maniobras de la empresa en el entorno de “aberraciones” que cometen “una vez tras otra”. Afirma que la compañía “ha sellado la pocería después de la nota de Ecologistas y ha esperado a ello para llamar al Canal de Isabel II”.
Javier acaba avisando a los vecinos del barrio de Montecarmelo (perteneciente a Fuencarral-El Pardo), donde el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida plantea instalar un nuevo y polémico cantón de limpieza: “Somos nosotros quienes vamos a gestionarlo. Y con nosotros no me refiero a unos trabajadores que hacemos lo que podemos de la manera que mejorar sabemos, sino a alguien que se salta todas las leyes y vierte donde no debe”.