
El problema de los jóvenes que chequean el índice UV en el móvil para broncearse: «Cuanto más alto, mayor es el riesgo»
Buscar el “índice UV perfecto para broncearse” o consultar las apps del tiempo para saber el “pico de UV” del día; esta tendencia, que desafía las recomendaciones de los profesionales de la salud, crece entre las generaciones más jóvenes con el impulso de las redes. Hablamos con una dermatóloga sobre sus peligros
Las recomendaciones de un dermatólogo para cuidar la piel en verano: “Es un error usar solo protección solar en la playa”
Para muchos adolescentes, comprobar el índice UV en el móvil se ha convertido en una obsesión, pero no para prevenir la exposición, sino todo lo contrario: conocer cuál es el mejor momento para ponerse morenos y lograr un ‘atractivo’ bronceado. Y es que en los últimos años ha aumentado esta peligrosa tendencia por buscar una piel bronceada, impulsada en gran medida por las redes sociales y los estándares culturales de belleza.
Desde vídeos virales de TikTok que muestran trucos de bronceado y el uso de camas solares, hasta influencers que alaban la piel bronceada, los jóvenes buscan maneras de exponerse a la dañina radiación UV.
Buscar el “índice UV perfecto para broncearse” o consultar las apps del tiempo para saber el “pico de UV” del día: lo que hace unos años era una herramienta usada sobre todo por dermatólogos y meteorólogos para prevenir el daño solar, ahora lo usan algunos jóvenes precisamente para buscarlo.
Una práctica que se está volviendo viral y que alienta a buscar el mejor bronceado solo con fines estéticos. Pero exponerse deliberadamente a la dañina radiación ultravioleta aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel (la OMS declaró que la radiación UV es un carcinógeno humano) y del envejecimiento de la piel (el 80% de este envejecimiento se debe al sol). ¿Qué significa realmente el índice UV y por qué debería dejar de ser un objetivo de bronceado y convertirse en una señal de protección solar? La dermatóloga Sara Gómez Armayones nos ayuda con estas y otras dudas.
El índice UV: qué es esta medida y qué nos dice de verdad
El índice ultravioleta (UV) es una “medida estandarizada que indica la intensidad de la radiación ultravioleta que puede llegar a la superficie de la Tierra”, explica Gómez. Es el que predice los niveles de radiación ultravioleta y proporciona un pronóstico diario de la intensidad de la radiación UV del sol. Para calcularlo, se usa la latitud y la altitud del lugar, la hora del día, la época del año, las condiciones del terreno, la cobertura de nubes y el estado de la capa de ozono en la atmósfera.
Se referencia en una escala del 0 al 11+, en la que el 0 indica que no existe luz solar y el 11 significa que hay radiación extrema y nos dice, por tanto, cuándo es mayor el riesgo de quemaduras solares y daños en la piel. “Cuanto más alto es el número, mayor es el riesgo”, advierte la dermatóloga.
Del 0 al 2 significa que el riesgo de los rayos UV es bajo para una persona promedio. Un índice de 3 a 5 significa que el riesgo de daño por exposición al sol sin protección es moderado, lo que nos obligaría a usar protección física —ropa, gafas, sombrero— y protector solar de amplio espectro SPF 30+ cada dos horas, incluso si está nublado.
Una lectura de índice de UV de 6 a 7 significa que el riesgo de daño por exposición al sol sin protección es alto, lo que nos obliga a minimizar el tiempo al sol entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde (se calcula que durante este periodo recibimos hasta el 60% de la radiación UV diaria). Como indica Gómez, “cuando el índice supera 6, conviene extremar las precauciones: aplicar un protector solar de amplio espectro, preferiblemente SPF50, usar gafas de sol, sombrero, ropa que cubra bien la piel y, sobre todo, evitar la exposición en las horas centrales del día”.
Para un índice superior, de 8 a 10, el riesgo es muy alto, lo que nos obliga a tomar precauciones adicionales porque nos podemos quemar fácilmente. Una lectura de índice UV de 11 o más es sinónimo de riesgo extremo de daño. “Aunque no lo veamos, esta radiación puede dañar nuestra piel y nuestros ojos incluso en días nublados”, aclara Gómez.
Un índice para saber cómo protegernos
Si volvemos a la tendencia de los adolescentes, es importante aclarar que este índice no se creó para predecir el bronceado. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que mide los niveles de radiación UV para informar sobre cómo protegernos según sus clasificaciones, de manera que no nos expongamos intencionadamente sin las medidas de protección adecuadas. En el mismo sentido se expresa Gómez, según la cual “el índice nos orienta sobre el nivel de riesgo de quemaduras solares y otros efectos del sol, como el envejecimiento prematuro de la piel o el aumento del riesgo de cáncer cutáneo”.
“El índice UV que muestran estas aplicaciones suele estar basado en modelos meteorológicos validados, proporcionados por organismos como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Copernicus, NOAA o la Organización Mundial de la Salud. Algunas incluso combinan datos por satélite con condiciones locales como nubosidad, altitud o contaminación”, aclara Gómez, que admite que, pese a que no son perfectas, sí nos dan una aproximación y una estimación basada en condiciones medias durante una franja horaria —normalmente el mediodía solar.
Sin embargo, “no suelen tener en cuenta factores tan precisos como si estás en la sombra, en movimiento o si hay reflejos del sol en el agua o la nieve. De ahí que, aunque es un dato útil y bastante preciso, no sustituye al sentido común ni a una buena educación solar”, advierta la especialista.
Pero si buscamos “bronceado con índice UV” en TikTok encontraremos infinidad de actualizaciones y mensajes del estilo: “UV 8 sal y túmbate al sol”. Siguen el índice UV como los inversores siguen el mercado. Y cuando la cifra sube, también lo hace la prisa por salir al exterior con el fin de broncearse.
Poner fin a una tendencia peligrosa
Según una encuesta de la Academia Americana de Dermatología (AAD), más miembros de la Generación Z sufrieron quemaduras solares en 2024 que en años anteriores, a pesar de que saben y tienen la información sobre la importancia de proteger su piel. Son conscientes de los riesgos, pero no les preocupan: menos del 30% de los encuestados afirmaron estar preocupados por el cáncer de piel.
Cuando se trata de protección solar, la estética triunfa y el bronceado sigue simbolizando salud, belleza y popularidad en redes sociales. Buscar este ‘look perfecto’ parece que se ha convertido en una especie de trabajo extra.
¿Es posible broncearse de forma segura? “No existe una forma completamente segura de broncearse al sol”, puntualiza Gómez. ¿Por qué deberíamos dejar de buscar el bronceado perfecto y por qué esta tendencia de moda debería acabar? Aunque nos guste estéticamente y tenga connotaciones sociales, Gómez lo tiene claro: “El bronceado no es un signo de salud, sino una respuesta de defensa de la piel ante el daño. Cuando la piel se expone a la radiación ultravioleta (UV), produce más melanina, el pigmento que la oscurece, como mecanismo de protección. Pero para que esto ocurra, ya se ha producido una agresión: la piel ha recibido daño en su ADN”.
Al cabo del tiempo, esto se acumula y aumenta el riesgo de envejecimiento prematura, la aparición de manchas y, “lo más importante, cáncer de piel”, advierte Gómez, que explica también que la comunidad dermatológica está muy preocupada por la obsesión por el bronceado que aún tienen algunas personas aunque, paradójicamente, “hay más conciencia que hace unos años sobre este tema”, reconoce la dermatóloga.
La moda de consultar el índice UV desde el móvil para buscar las horas de mayor radiación para exponerse al sol y broncearse más rápido no hace más que “incrementar el riesgo de cáncer de piel no melanoma y melanoma, por lo que esta práctica está totalmente desaconsejada”, aclara Gómez.
Cuando se trata de proteger nuestra piel, “la recomendación general sería realizar una exposición controlada, evitando las horas centrales del día (al menos de 11 de la mañana a 4 o 5 de la tarde), usar medias físicas como camisetas, gafas y gorros, y aplicar fotoprotector en las áreas no cubiertas”, recomienda Gómez, que admite además que “sabemos que el uso del fotoprotector en condiciones reales no disminuye la síntesis de vitamina D”.