
Los republicanos de Texas piden arrestar a los demócratas que han huido para evitar una reforma electoral favorable a Trump
De aprobarse el nuevo mapa de distritos locales, el partido que gobierna se garantizaría cinco escaños más en el Congreso y reforzaría su control sobre el legislativo
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Los demócratas de Texas han llevado hasta la última consecuencia la protesta contra la reforma electoral de los republicanos. Medio centenar de congresistas de la oposición se han ido a otros estados demócratas para evitar la votación de un nuevo mapa de los distritos electorales texanos que facilitaría a Donald Trump mantener la mayoría en el Congreso de cara a las elecciones de 2026.
La ira republicana ante el bloqueo no se ha hecho esperar y este mismo lunes los congresistas texanos que había en la cámara han votado a favor de emitir órdenes de arresto civil contra sus rivales políticos; el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ha amenazado con expulsar a los demócratas de sus escaños; y el fiscal general del estado Ken Paxton, republicano también, ha puesto sobre la mesa detenerlos.
Abbott también ha planteado la posibilidad de exigir su extradición de los estados que los han acogido bajo el pretexto de que son unos “delincuentes” por haberse ido y eludir sus deberes. “No estamos huyendo de nuestras responsabilidades”, nos hemos marchado de un sistema tramposo que rechaza escuchar a los votantes a los que representamos“, ha dicho en un comunicado el presidente del grupo demócrata en la Asamblea texana, Gene Wu.
Abandonar el estado no es ningún dramatismo, sino la única opción segura para impedir la votación. La legislación de Texas establece que para poder aprobar la reforma en la Asamblea estatal tiene que haber al menos dos tercios de los diputados locales presentes durante la sesión. De los 150 congresistas, al menos tiene que haber 100. Pero la noche del domingo 51 demócratas partieron en bus, coche y avión hacia estados de mayoría demócrata para sabotear la propuesta. De haberse quedado en Texas corrían el riesgo de que la policía los obligara a ir al Capitolio estatal, tal como prevén las leyes.
El plan de los demócratas es refugiarse durante dos semanas en estados amigos como Illinois y Nueva York, que han sido los principales receptores. Cuando venza ese plazo la sesión legislativa especial convocada para votar la restructuración de los distritos electorales ya habrá terminado. El gobernador demócrata de Illinois, J.B. Pritzker, ha comparecido con los legisladores huidos que denunciaban la reforma republicana de ser un intento injusto y autoritario de aplastar la voluntad de los votantes.
La reforma propuesta por los republicanos, y que cuenta con el activo apoyo de Trump, supondría un cambio drástico en la demarcación de los distritos electorales de Texas. Cinco circunscripciones que ahora están bajo control demócrata pasarían a ser rojas debido a la conformación de una fuerte mayoría republicana. La redistribución del mapa se traduciría en que el partido que gobierna tendría garantizados cinco asientos más en las elecciones de medio mandato.
En noviembre del año que viene toca renovar todos los escaños de la Cámara de los Representantes (435) y un tercio (35) de los del Senado. Los republicanos controlan la Cámara baja por apenas cinco diputados, y en la Cámara alta tienen 53 frente a 47. Los demócratas aspiran a al menos recuperar el control de la Cámara de los Representantes y poner fin a la trifecta de la que goza Trump. Con una de las dos cámaras fuera del influjo del presidente, los demócratas tendrían opciones de frenar muchas de sus acciones.
La reforma del mapa electoral de Texas se debe a que la Constitución obliga a revisar las demarcaciones cada vez que se completa un censo nuevo, una vez cada diez años, para asegurarse de que los distritos representan de manera fiel a la población. El problema es que esta revisión ha dado lugar a una práctica frecuente por parte de ambos partidos: rediseñar los distritos para asegurarse la victoria.
Ante la posibilidad de que se produzca la nueva distribución electoral en Texas, los demócratas han asegurado que también tomarán medidas similares en otros estados para compensar la diferencia.