Un nuevo estudio desmonta la teoría más extendida sobre la Sábana Santa de Turín: no estuvo en contacto con el cuerpo de Jesús

Un nuevo estudio desmonta la teoría más extendida sobre la Sábana Santa de Turín: no estuvo en contacto con el cuerpo de Jesús

Posible alternativa – Cicero Moraes plantea que la impresión del lienzo responde a una técnica artística aplicada sobre una escultura en bajorrelieve, demostrando mediante simulaciones digitales que la deformación visible no coincide con la de un contacto directo con un cuerpo humano

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La crucifixión fue uno de los métodos de ejecución más crueles del mundo antiguo. No solo causaba un dolor extremo, sino que alargaba la agonía durante horas o incluso días. El cuerpo quedaba suspendido por los brazos, lo que provocaba una tensión continua en los músculos del pecho y una dificultad progresiva para respirar.

En muchas ocasiones, el condenado moría por asfixia, aunque también era frecuente que el corazón fallara debido al agotamiento extremo, la fiebre o una combinación de ambas cosas. Este fue el castigo que, según los evangelios, recibió Jesús tras ser condenado a muerte por las autoridades romanas en Jerusalén.

Las pruebas digitales muestran que el Sudario se ajusta mejor a una escultura que a un cuerpo humano

Esa muerte, que se sitúa entre los años 30 y 33 d.C., ha sido objeto de numerosas investigaciones científicas, históricas y teológicas, especialmente por la relevancia simbólica que adquirió dentro del cristianismo. Uno de los objetos que más ha alimentado este debate es el Santo Sudario de Turín, una tela de lino que contiene la imagen frontal y dorsal de un hombre, y que muchos han identificado con el cuerpo de Cristo.

Sin embargo, un nuevo estudio ha planteado una explicación alternativa sobre su origen. El autor, Cicero Moraes, diseñador brasileño especializado en reconstrucciones históricas, sostiene que la imagen no pudo formarse por contacto directo con un cuerpo humano, sino que es el resultado de una técnica artística aplicada sobre una escultura en bajorrelieve.

Según explicó el propio Moraes en declaraciones recogidas por el medio Live Science, su investigación se apoyó en simulaciones digitales con modelos tridimensionales. Para llevarlas a cabo, generó dos figuras virtuales: una con las proporciones anatómicas reales de un cuerpo humano y otra en formato de escultura plana. Posteriormente, aplicó una tela virtual sobre ambos modelos para observar cómo se comportaba el tejido y qué tipo de marca dejaba sobre cada superficie.

El resultado fue claro. En el caso del cuerpo real, el contacto generó una imagen deformada, especialmente en el rostro, donde los rasgos aparecían ensanchados. En cambio, la impresión generada sobre el bajorrelieve coincidía de forma casi exacta con las proporciones del Sudario.


Las pruebas digitales muestran que el Sudario se ajusta mejor a una escultura que a un cuerpo humano

El efecto Máscara de Agamenón refuerza la idea de que el Sudario es una obra artística

El estudio, publicado en la revista Archaeometry, analiza también un fenómeno conocido como efecto Máscara de Agamenón, que hace referencia a una distorsión habitual cuando se intenta proyectar un objeto tridimensional sobre una superficie plana. En estos casos, el resultado suele verse agrandado, como ocurre con la máscara funeraria descubierta en Micenas.

En opinión de Moraes, esa misma distorsión debería haberse producido si el Sudario hubiera estado en contacto con un cuerpo real, algo que no se observa en la tela conservada. En su artículo, el investigador concluye que “la imagen del Sudario es más coherente con una representación artística en bajorrelieve que con la impresión directa de un cuerpo humano”.

Además del análisis visual, la cronología de la tela también refuerza la hipótesis artística. En 1989, un estudio de datación por carbono realizado por tres laboratorios independientes situó la confección del lino entre 1260 y 1390 d. C., más de mil años después de la muerte de Jesús.

Ese hallazgo encaja con la aparición documentada más antigua del Sudario, registrada en el siglo XIV en Francia. En esa época, era frecuente la creación de reliquias religiosas para atraer peregrinos y reforzar la economía local a través de donaciones. Moraes sugiere que la imagen pudo haberse elaborado en ese contexto como parte de una práctica funeraria cristiana.

El Vaticano mantiene una postura neutral sobre la autenticidad del Sudario sin menospreciar su valor devocional

A pesar de las pruebas que apuntan a un origen medieval, el Vaticano nunca ha reconocido oficialmente el Sudario como una reliquia auténtica. En cambio, lo ha tratado como un objeto de veneración personal, sin pronunciarse sobre su autenticidad. Esa posición permite a los fieles rendir homenaje a la figura de Cristo sin que ello implique una afirmación institucional sobre el origen del lienzo.

En varias ocasiones, representantes de la Iglesia han insistido en que lo importante no es tanto su procedencia como el mensaje que transmite. En una entrevista con La Stampa, el arzobispo Cesare Nosiglia, entonces custodio pontificio del Sudario, explicó que “el valor del Sudario no depende de si fue o no el sudario de Jesús, sino de la capacidad de invitar a la contemplación del misterio de su pasión”.

Esa diferencia entre valor devocional y autenticidad histórica sigue marcando el debate en torno a la tela. La imagen, tan famosa como enigmática, continúa siendo objeto de análisis científicos, interpretaciones teológicas y estudios artísticos. Y aunque nuevos avances tecnológicos como la simulación digital permiten obtener resultados más afinados, la carga simbólica que arrastra el Sudario parece mantenerlo siempre entre la fe y la ciencia, en un equilibrio tan complejo como duradero.