Cómo aprovechar la temporada de higos: las propiedades y secretos de una de las frutas más dulces

Cómo aprovechar la temporada de higos: las propiedades y secretos de una de las frutas más dulces

Agosto arranca con la temporada de higos, un fruto dulce y sabroso que podemos disfrutar hasta finales de septiembre y del que obtenemos varios beneficios

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Agosto se estrena con la temporada de higos (Ficus carica), un fruto con una estacionalidad muy corta que, junto a sus propiedades y versatilidad, hace de él un alimento muy valorado. Este alimento es particularmente dulce al paladar, rico en propiedades nutricionales y se puede consumir fresco cuando es la temporada o seco durante el resto del año.

Originarios del oeste de Asia, se han consumido desde la Antigüedad y se les ha llamado la “fruta sin flor” porque no muestran floración externa. Cuando son frescos, tienen una apariencia singular, una particular forma de lágrima; están lleno de cientos de pequeñas semillas comestibles ligeramente crujientes, una pulpa rosada de sabor suave y dulce, lo que les da una apariencia de pequeñas flores comestibles en su interior, y todo ello envuelto en una cáscara también comestible de color morado o verde.

Pero son delicados y perecederos, por lo que a menudo se secan para que puedan conservarse durante más tiempo, lo que da como resultado un fruto seco también dulce y nutritivo. Pero los higos no solo los disfrutamos por su rico y dulce sabor, sino que también son una fuente inagotable de nutrientes, lo que los convierte en una opción muy interesante en la cocina.

Propiedades de los higos y beneficios para la salud

Aunque hay distintas variedades de higos, que varían en color, sabor y textura (básicamente negros, verdes o blancos y rojos) todos comparten una serie de características nutricionales que los hacen especialmente interesantes.

Los higos tienen un gusto dulce y son de fácil consumo. Además, resultan también muy interesantes desde el punto de vista nutricional, ya que contienen una gran cantidad de vitaminas, fibra y minerales. Destacan por su contenido en agua, seguida de los hidratos de carbono como glucosa, fructosa y sacarosa. Como indica la Fundación Española de Nutrición (FEN), los higos son, junto al plátano, la chirimoya y las uvas, una de las frutas con mayor contenido de azúcares.

Se calcula que cada 100 gramos de higos secos aportarían casi 9 gramos de fibra, lo que resulta de gran ayuda para el sistema digestivo y lo que explicaría también por qué se ha usado como tratamiento complementario para problemas digestivos y para la salud intestinal.

Pero es que, además, las fibras solubles son eficaces en la labor de control de los niveles de colesterol y de glucosa en sangre, como demuestra este estudio, según el cual los higos ayudan a reducir la glucemia en un 13,5% tras dos meses de consumo.

En cuanto a sus nutrientes, destaca por su contenido en vitaminas A, C, E y K. Pero es que también podemos decir que cada higo es una auténtica mina de minerales como el calcio, el potasio, el magnesio y el hierro, por decir algunos de los más destacados. Todos ellos son importantes para distintas funciones del organismo, como el hecho de favorecer el desarrollo de huesos fuertes y mantener un cabello sano.

Algunos estudios sugieren que los higos contienen hasta tres veces más calcio que otras frutas, lo que sumado a su fuente de potasio ayudará a retener el calcio en los huesos, lo que se relaciona con una reducción del riesgo de osteoporosis. Se calcula que 100 gramos de higos frescos aportan 35 miligramos de calcio (la misma cantidad de higos secos aporta 162 miligramos de calcio).

Además, los higos más maduros también son ricos en compuestos fenólicos, con gran capacidad para eliminar los radicales libres del organismo gracias a su capacidad antioxidante protectora, lo que supone que el oxígeno reaccione con otras sustancias químicas y dañe las células y los tejidos, de ahí que sean importantes para controlar la oxidación.

Así, la investigación les aporta también beneficios para la salud de la piel gracias a su contenido en carotenoides, pigmentos solubles presentes también en frutas y verduras como la zanahoria y el tomate.

En su versión deshidratada, los higos son, junto a los orejones y las ciruelas, una buena opción si practicamos ejercicio de larga duración. Al reducir de manera significativa el contenido de agua, el resultado es un producto de forma aplastada, de un tono gris violeta y una pulpa amarillenta y viscosa con un contenido calórico mayor, casi cuatro veces superior a la versión fresca, lo que lo convierte en un producto muy energético. Los higos frescos, en cambio, contienen más vitamina C, A y betacaroteno.

Qué usos podemos darles a los higos en la cocina

Sobre el consumo de higos circula la idea errónea de que tienen que pelarse antes, algo que podría explicarse porque su piel es relativamente gruesa. Sin embargo, y a diferencia de otras frutas de piel gruesa como el plátano, la piel de la mayoría de los higos es comestible.

Eso sí, antes de consumirlos, los higos deben lavarse con agua fría y secarse bien, pero con delicadeza, para que no se estropeen. Es opcional cortar el pedúnculo antes de consumir, bien directamente con piel o pelados con un cuchillo bien afilado. Otra opción es cortarlos por la mitad y comer solo la parte interior.

Al ser dulces, podemos usar los higos para elaborar postres y otros platos dulces como pasteles y tartas. También pueden usarse para elaborar conservas como mermeladas y confituras, así como para acompañar un batido.

Pero su sabor dulzón no significa que no podamos usarlo en recetas saladas. Gracias a su sabor y textura son una excelente opción para acompañar ensaladas de endibia o escarola; para complementar platos salados como quesos ácidos y embutidos, para incorporar a salsas y aderezos o incluso para acompañar segundos platos guisados o elaborar vinagretas.

Y lo bueno es que, si al final de la temporada nos sobran muchos higos, podemos congelarlos. Si bien al hacerlo su textura puede volverse un poco más pastosa, siguen teniendo el mismo sabor y podemos usarlos en salsas y guisos. Debemos tener en cuenta que los higos frescos tienen una vida útil relativamente corta, por lo que no conviene dejarlos en la nevera más de tres días.