
¿Dónde nos metemos en la ola de calor? Solo un 30% de las capitales tiene una red de refugios climáticos
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Te hago la pregunta que más nos hemos hecho en los últimos días: ¿Cómo estás llevando el calor? Mientras escribo este boletín, me entero de que la AEMET ha vuelto a alargar la ola hasta el jueves. Refunfuño un poco porque acumular noches maldurmiendo ponen regular el cuerpo y el humor. Pienso en quien no tiene aire acondicionado ni en el trabajo ni en casa. Son muchos de los vecinos de mi barrio. Les veo cuando cae el sol en los portales o en el parque tomando el fresco. Pero ya no hay fresco. Entro a la AEMET por enésima vez en el día y miro la previsión por horas. Este viernes a la 1 de la madrugada habrá 30 grados en Madrid.
¿Dónde nos metemos? Se pregunta aquí mucha gente. No hay urbanizaciones con piscinas dentro ni chalets con jardín propio. El patio no es particular, como decía la canción. La biblioteca más cercana está cerrada en agosto y también el polideportivo. Hay una piscina a 40 minutos andando pero hay que pagar entrada. El parque es la opción más sencilla, la más barata y la más cercana en una ciudad que puede mejorar, como casi todas las de España, en refugios climáticos. Madrid tiene 31 puntos señalizados por el Ayuntamiento para 3,3 millones de habitantes.
Un estudio de Greenpeace muestra que las ciudades no se toman nada en serio que haya espacios frescos, gratuitos y con agua disponible para las personas en los días de mucho calor. Los datos: solo un 30% de las capitales españolas cuentan con una red de refugios. No vale cualquier espacio, por ejemplo, un centro comercial, dice la organización ecologista. Se trata de que sea un lugar tranquilo, para descansar e hidratarnos sin tener que consumir.
Para hacer algo con esto que ya tenemos encima, la adaptación tiene que correr más que el ritmo al que avanza la crisis climática. “Los refugios climáticos son una medida de salud”, dice sin ambages la responsable de Adaptación de Greenpeace María José Caballero. Porque sabemos que las personas que viven en barrios más humildes tienen peores casas, peor climatizadas y peor aisladas; además, trabajan más al aire libre y tienen una peor salud.
Está prácticamente todo por hacer: planes de rehabilitación de viviendas con fondos públicos, mapas de desplazamientos confortables o planes de sombra. El Ayuntamiento de Barcelona ha empezado a monitorizar los resultados del suyo tras colocar 30 pérgolas y dispositivos para proteger del sol en diferentes espacios de la ciudad. Las zonas de sombra artificial bajan la temperatura hasta cuatro grados.
¿Hay algo así en tu barrio? ¿Conoces algún refugio climático bien señalizado y abierto en las horas de más calor? ¿Haces uso de él?
Robert F. Kennedy Jr. testifica durante su audiencia de confirmación en el edificio Dirksen del Senado en Washington, DC
Mientras estabas a otras cosas…
El Departamento de Salud de Estados Unidos ha anunciado esta semana que va a recortar 500 millones de dólares en investigación de vacunas. El responsable cuestiona las inyecciones de ARN mensajero, claves durante la pandemia de Covid-19. Los detalles.
Los bebés exclusivamente alimentados por leche materna a los seis meses en España han aumentado del 15% al 47% en los últimos 30 años.
Han descubierto un efecto inesperado de la semaglutida, la base de Ozempic, en un estudio en ratones: hace perder fuerza muscular. Cuidado, de momento no es extrapolable a humanos.
Hacerse mayores de repente
Aunque siempre hemos creído que el envejecimiento es un proceso lento y progresivo, estudios recientes revelan que no nos hacemos viejos y viejas en línea recta, sino con escalones, momentos precisos en los que, de repente, todo cambia. Este artículo, escrito por Francisco José Esteban Ruiz, profesor de la Universidad de Jaén, ha despertado mucho interés esta semana.
“La nueva visión del envejecimiento a saltos se apoya en un trabajo publicado en 2024 en la prestigiosa revista Nature Aging. Durante varios años, los investigadores siguieron de cerca la evolución molecular de más de un centenar de personas adultas, analizando hasta 135.000 moléculas distintas de cada voluntario. Lejos de encontrarse con un continuo suave de transformaciones, observaron un patrón interesante: casi todos los grandes cambios bioquímicos que acompañan al envejecimiento se concentran en dos momentos concretos de la vida adulta, aproximadamente a los 44 y a los 60 años”.
Los picos no se deben a cambios en un solo tipo de molécula sino que afectan a varias cosas a la vez: a proteínas, metabolitos, lípidos, citoquinas, factores hormonales e incluso patrones epigenéticos. Estos saltos darían una especie de respaldo biológico a esa sensación de “hacerse mayor de repente” o sentir, por ejemplo, un bajón físico al hacer cosas que en el pasado apenas te despeinaban.
Salvo cambios de última hora, esta es la última newsletter de la temporada. Las últimas en irse de vacaciones también son las últimas en volver.
Gracias por estar al otro lado y evitar que este artefacto semanal sea un rollo que yo os cuento y ya. Con este boletín me pasa como con las cartas. “La distancia se manifiesta en el intento de romperla”, leí a Laia Argüelles en su Breve ensayo sobre la carta. Pues eso😌
Felices semanas y buen descanso. Seguimos en septiembre.
Un fuerte abrazo,
Sofía