
La “rebelión de las fregonas” de Málaga: las críticas por la suciedad derivan en una crisis reputacional del alcalde De la Torre
La protesta consistente en limpiar las calles sucias prende en los barrios, mientras el gobierno local se enreda acusando a vecinas, trabajadores y oposición
Málaga, una ciudad cada vez más ajena: “Nuestro casero convirtió el piso en una vivienda turística para 13 personas”
Lo que empezó como una protesta simbólica de vecinas y vecinos que, hartas de la suciedad del barrio, salieron a la calle armadas de cubos y fregonas, ha acabado veinte días después en un inédito vídeo donde el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), explica por qué expulsó a varias personas del Pleno municipal el pasado 31 de julio. Entre medias, el PP local, la concejala Teresa Porras y el propio alcalde se han ido enredando en excusas, negativas, acusaciones y amenazas, contribuyendo a exacerbar el enfado vecinal por la desatención de la limpieza en múltiples puntos de la ciudad: casi siempre en los barrios obreros, casi nunca en el Centro.
“No he recibido ninguna queja” fue lo primero que respondió el alcalde en los albores de esta crisis, que ha tenido momentos delirantes, como la excursión en busca de mugre de Porras y concejales de la oposición grabado por Sur. Hoy, la falta de respuesta a un problema de gestión de un servicio público se ha convertido en una crisis reputacional de primer orden para un regidor de rostro amable que lleva 25 años en el poder, casi siempre con mayoría absoluta.
Esta es la cronología de una protesta que ha puesto sobre las mesas de pulcros despachos la mugre rampante de la calle, mostrando una imagen lejos de la estampa de Málaga idealizada en las revistas, y una actitud irritada, amenazante y a veces chulesca del equipo de gobierno, muy diferente a la vocación de servicio y escucha de las quejas ciudadanas.
14 de julio: comienza la protesta
La “rebelión de las fregonas” comenzó el 14 de julio en el barrio de Miraflores de los Ángeles, al norte de la capital. Armadas con cubos, agua, lejía y fregonas, decenas de vecinos y vecinas salieron a la calle, no tanto para descostrar la roña, sino para llamar la atención del abandono que, a su juicio, sufre el barrio. Ante la falta de respuestas, hicieron aquello que es competencia del Ayuntamiento y este no hace, o no hace lo suficientemente bien: quitar chicles, cepillar aceras, vaciar papeleras, eliminar manchas.
La protesta prendió rápido, y pronto se replicó la acción en otras zonas de Málaga. En las últimas semanas han salido a la calle con fregonas y cubos en Las Delicias, Santa Paula, Dos Hermanas o Haza Honda. Y en redes se han compartido cientos de fotos y vídeos desde cualquier punto de la ciudad.
Hace mucho que la suciedad es visible para cualquiera que pasee por Málaga. Más allá de la pequeña almendra central, es habitual que se acumulen enseres abandonados durante días, que las papeleras rebosen y que las ennegrecidas aceras pringuen (ya sea por las flores del jacaranda o por la mancha de aceite de un vehículo que paró allí). Y en algunas calles es excepcional encontrar una base de una farola que no esté negra o, incluso, corroída, por los orines de perro.
No es sólo una apreciación individual. La limpieza es la segunda preocupación de los malagueños, sólo por detrás de la vivienda, según la Encuesta Social Malagueña de 2023 realizada por la Universidad de Málaga. Era el primer problema para el 13,6% de los encuestados y el segundo para el 15,3%. Es, además, un problema muy localizado: mientras que en la capital la satisfacción con la limpieza de las calles es del 4,82, en el área metropolitana es del 6,36. Málaga es la décima ciudad más sucia de España, según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios.
17 de julio: la concejala amenaza con “denuncias”
La suciedad es un hecho incontrovertible para una parte muy relevante de la población, pero hay al menos una excepción muy cualificada: la concejala responsable de limpieza, Teresa Porras, quien tiene un fuerte temperamento, con excesos verbales que han sido portada. Y en su defensa de la limpieza ha ido más allá: el 17 de julio, cuando la polémica aún no había desbordado los límites locales, y en un aparente intento de contener daños, echó gasolina al fuego generando un efecto Streisand de manual: “Si las cosas siguen así y siguen mintiendo, pondré una denuncia porque se están falseando cosas de la ciudad”.
No aclaró nunca cuál es la mentira ni por qué motivos se puede denunciar a quien manifiesta públicamente que la calle está sucia. La concejala intentó aclarar luego que la amenaza no iba dirigida a los vecinos, sino a los políticos de la oposición, a los que acusó de escenificar una performance, pero era tarde. Días más tarde, se excusó en la falta de lluvia y pidió a los vecinos que hicieran “autocrítica” por “vivir tanto en la calle”. En las redes ya triunfaba el lema #porrasyonomiento, bajo el que los malagueños han posteado decenas de fotos de la suciedad.
Y así, la ola fue creciendo, hasta llegar a concitar la atención de las televisiones nacionales, punto de no retorno.
Limasam bajo el foco: 2.200 trabajadores y 150 millones de euros
La oposición no estuvo en el origen pero intuyó pronto que el asunto tenía calado. Hay descontentos en votantes de todos los partidos, también del PP, pero el asunto tiene aristas que encajan bien con el discurso de los partidos de izquierda en los últimos años: en una ciudad entregada a la imagen exterior, que pierde vecinos, comercios emblemáticos y bares singulares mientras gana turistas, franquicias y locales impersonales de brunch, la falta de limpieza se nota en los barrios, no en calle Larios y aledañas, que lucen impolutas cada mañana. El Ayuntamiento niega que haya prioridades, y Porras ha deslizado que en unos barrios los vecinos son más sucios que en otros. La oposición ha pedido información de cuántos recursos y los efectivos se dedican en cada barrio.
La polémica saltó entonces a la gestión de Limasam, la empresa de limpieza, municipalizada hace cinco años tras una trayectoria como empresa mixta (la antigua Limasa: 51% ayuntamiento, 49% una UTE integrada por FCC, Urbaser, Unicaja y Sando) marcada por el gasto millonario, el descontento ciudadano y las huelgas periódicas. Ahora tiene 2.200 trabajadores, 1.800 de ellos fijos, y un presupuesto de 150 millones de euros. Cuando municipalizó el servicio, el Ayuntamiento nombró gerente Raúl García Paine, bien relacionado con la cúpula del PP, que cobra 91.163,58 euros brutos anuales y un máximo de 13.674,54 en variables. Antes era directivo de Sando, integrada en la antigua Limasa. La oposición denuncia que el origen del problema está ahí.
La concejala se parapetó tras los trabajadores, asegurando que criticar la suciedad de las calles era cuestionarlos a ellos. Pero la mayoría de los empleados se ha sumado a las críticas: el comité de empresa ha denunciado la falta de personal y medios y la “ineficiencia” en la gestión, revelando que cuartelillos como el de Miraflores tiene 13 operarios cuando tiene asignados 22, que “gran parte” de las barredoras mecánicas llevan meses estropeadas y que ahora se baldea con pistolas a presión insuficientes para limpiar la calle.
“El presupuesto es el más cuantioso en los últimos años; actualmente, se cuenta con más plantilla que en años anteriores, sin embargo, la gestión de estos recursos es tan ineficiente que hacen que la ciudad esté muy sucia”, señala el comunicado, suscrito por los representantes de UGT, STAL, USO y UTL (23 de los 25 representantes sindicales, y cuatro de los cinco sindicatos).
La empresa replicó con otra nota en el que se asegura que las jornadas efectivas son más que nunca y acusando a “parte del comité de empresa” de ir “contra los intereses de los trabajadores”.
31 de julio: el alcalde expulsa a vecinos del Pleno
La acusación a los trabajadores da continuidad a las vertidas contra vecinos y vecinas, a quienes se ha acusado de ser peleles de la oposición. El 4 de agosto, el PP municipal difundió un vídeo en el que señala como “candidatos” del PSOE y Adelante Andalucía a tres de los ocho vecinos que intervinieron en el Pleno del 31 de julio: los tres son conocidos activistas y expresaron sus opiniones a título individual. El vídeo, promocionado en redes, los señala porque uno fue como independiente en el puesto 29 de la lista del PSOE y dos de ellos se presentaron con Adelante Andalucía en las autonómicas de 2022. Ninguno tiene cargo público.
La mayoría de los 30 vecinos que acudieron al Pleno, incluidos estos tres, pertenecían a la plataforma Málaga Ha Ve Sos (Verde Habitable Sostenible), que ha subrayado su independencia y ha acusado al PP local de “trumpista”: “Unos se escribieron su discurso en su casa, otros improvisaron y una de las ocho intervinientes, Carmen Ramírez, vecina de la plaza Monseñor Bocanegra (llamada a intervenir por el PSOE), leyó parte de la moción socialista, intercalando frases de su cosecha”.
En los últimos meses, Ha Ve Sos ha impulsado la creación de asociaciones vecinales a partir de asambleas para revitalizar un movimiento vecinal muy adormecido tras 30 años de gobiernos del PP. “Pero no son nuestras ni las tutelamos”, explica Miguel Jiménez, vecino de Miraflores y uno de los señalados por el PP: “Evidentemente, son plurales y hay vecinos con simpatías hacia el PP”.
Aquel día, un vecino denunció que la suciedad es un problema “recurrente”, otra señaló que su calle está “comida de mierda” y otra contó que hay coches abandonados en La Palma-Palmilla desde hace seis años. E invitaron a Teresa Porras a visitar por sorpresa los barrios o a dimitir, mientras ella, la concejala responsable, se reía con supuesta ironía. Ese día, el alcalde De la Torre, habitualmente sereno, se crispó tanto que se le vio ordenar a voces el desalojo de una mujer. Alguno de los vídeos de la sesión se hizo viral, y acabó en los programas matinales de televisión nacional.
7 de agosto: el alcalde se explica
Y se llega así a este viernes, una semana después del Pleno, cuando el regidor ha decidido publicar otro vídeo en Facebook (no en X, donde la polémica ha sido más visible) para explicar su versión de lo que ocurrió: expulsó a varios vecinos del Pleno porque no dejaban hablar e incluso hacían “gestos de amenaza” a quienes, a propuesta del PP, acudieron a defender la labor de la concejala de Limpieza y el Ayuntamiento. De la Torre dice que no podía permitir que unos hablasen “con total libertad” (a pesar de que “según el reglamento no podían intervenir”) y otros fuesen coartados.
Veinte días después de que en Miraflores de los Ángeles salieran a limpiar, la “rebelión de las fregonas” va ganando al menos la batalla de las redes, y tiene banda sonora oficiosa, que comienza con el fraseo supersónico de De la Torre (el ya legendario “a ver a ver a ver a ver a ver”): “¿Qué pasa con los barrios? Los queremos tan limpios como calle Larios”. La suciedad sigue siendo visible a ojos (casi) cualquiera.