
Perseidas 2025: cuándo y cómo se podrá ver la lluvia de estrellas más esperada
El máximo de actividad será el martes, aunque la Luna, al inicio de la fase menguante, dificultará este año que se vean las más débiles
Estrellas y perseidas: los cielos más limpios de España para una noche de observación
Cada agosto llegan puntuales a su cita, pero esa previsibilidad no les resta un ápice de encanto. La lluvia de estrellas de las perseidas alcanzará su pico en la noche del 12 al 13, aunque la Luna, al inicio de la fase menguante, dificultará que se vean las más débiles.
El máximo de actividad será el martes, pero este fenómeno suele presentar picos de actividad fuera de ese momento, por lo que en las noches en torno a esa fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, en especial antes de la salida de la Luna, según el Instituto Geográfico Nacional.
Las perseidas es “la lluvia de estrellas más popular, dado que posee una alta actividad y tiene lugar en una época del año muy propicia para poder observarla: en periodo vacacional y con noches cálidas que invitan a estar al aire libre”, dice a EFE José María Madiedo, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).
Como siempre, el truco es situarse en un lugar oscuro y alejado de las luces urbanas, de esta manera, con paciencia y atención, se podrán llegar a ver hasta 50 perseidas por hora.
Durante la noche del 12 al 13, empezarán a surgir cuando se eleve sobre el horizonte la constelación de Perseo, donde se encuentra su radiante, que es el punto de la bóveda celeste del que parecen proceder todas, explica el investigador.
Ese momento sucederá hacia medianoche, “lo que implica que la cantidad de perseidas que veamos en el cielo irá aumentando conforme avance la madrugada”.
Un Luna muy iluminada
En esta ocasión, la Luna, que ayer fue llena, estará al inicio de su fase menguante y, por tanto, muy iluminada. Además aparecerá sobre el horizonte en torno a la medianoche, cuando se espera que empiecen a verse las perseidas, lo que dificultará la observación de las más débiles.
En condiciones ideales y sin interferencias lumínicas, podrían observarse hasta cien por hora, pero “lo más probable” es que sean una 50 las visibles, según los datos del IAA.
Sin embargo, las perseidas -agrega Madiedo- se caracterizan por generar estrellas fugaces de gran luminosidad, y “esas harán que la observación merezca la pena”.
En plena ola de calor y buscando un poco de fresco durante las noches, cualquier lugar es bueno para ir a ‘cazar’ perseidas, basta con que el cielo sea oscuro y mejor si hay pocos obstáculos (edificios, árboles o montañas), además se pueden apreciar a simple vista.
La estrellas fugaces se pueden ver en cualquier parte del cielo y conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la Luna. “Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad”, recomienda en su web el Instituto Geográfico Nacional.
Ver caer las perseidas pude servir para que muchos se inicien en la observación del cielo, aprendiendo a identificar constelaciones y algunas estrellas. “Es, en definitiva, -dice Madiedo- un evento clásico de las noches de verano que se presta para hacer divulgación de algo tan fascinante como es la astronomía”.
¿Por qué se produce la lluvia de estrellas?
El responsable de esta lluvia de estrellas son los restos del cometa 109P/Swift-Tuttle, que orbita alrededor del Sol aproximadamente cada 133 años y cuyo último paso cercano a la estrella fue en 1992.
Cada año, la Tierra cruza la órbita del cometa, por eso, las perseidas pueden habitualmente verse entre el 17 de julio y el 24 de agosto, aunque su momento de máxima actividad es en las noches del 11 al 13 de agosto.
Esa órbita está llena de partículas pequeñas, como granos de arena o menores, liberadas por el cometa en sus pasos anteriores. Algunos de esos fragmentos (meteoroides) son atrapados por el campo gravitatorio de la Tierra y caen a gran velocidad a través de la atmósfera.
La fricción con los gases atmosféricos calcinan y vaporizan los meteoros, que aparecen brillantes durante una fracción de segundo formando lo que popularmente se llaman estrellas fugaces. No se trata por tanto de estrellas, sino de partículas de polvo incandescente, según explica el Instituto Geológico Nacional.
Pero no todas las perseidas acaban desintegrándose en la atmósfera terrestre -recuerda el IAA-, sino que algunas impactan contra la Luna y como nuestro satélite no tiene atmósfera, los meteoroides colisionan directamente con su superficie a más de 210.000 kilómetros por hora, formando pequeños cráteres.