Huang, el negociador: el líder de Nvidia es la voz clave para romper el bloqueo entre EEUU y China en inteligencia artificial

Huang, el negociador: el líder de Nvidia es la voz clave para romper el bloqueo entre EEUU y China en inteligencia artificial

Jensen Huang se ha convertido en el actor geopolítico clave en la relación tecnológica entre ambas superpotencias, llegando a ofrecer a EEUU un 15% de todo lo que Nvidia obtenga en el país

Perfil –
Quién es Jensen Huang, el gurú de la chaqueta de cuero y verdadero primer magnate de la inteligencia artificial

Estados Unidos y China libran una guerra tecnológica que marcará quién dominará la próxima era de la inteligencia artificial. Una pugna caracterizada por los bloqueos comerciales en chips y tecnología de Washington hacia Pekín, que ahora un solo ejecutivo está consiguiendo revertir. Jensen Huang, el CEO de Nvidia, ha logrado que Washington acceda a mandar chips de IA al gigante asiático. Ha sido el negociador capaz de tender un puente, aunque sea frágil, entre las dos superpotencias.

Todo ello mientras convierte su empresa en la más valiosa del mundo, la primera en superar los cuatro billones de dólares de capitalización bursátil. Un ascenso histórico que no ha hecho más que aumentar en el último mes, según iba logrando desbloquear la situación con China. Nvidia ya vale un billón más que Apple y casi tanto como Google y Amazon juntas.

La multinacional de Huang controla actualmente el 90% del mercado de chips necesarios para desarrollar sistemas de IA. Abrir el comercio con el gigante asiático, aunque sea de manera reducida, es un paso estratégico clave. Por eso el ingeniero, que durante más de dos décadas se mantuvo alejado de los centros de poder de Silicon Valley con una Nvidia centrada en la tecnología de videojuegos, dio un paso hacia la política que lo ha llevado a ser un actor geoestratégico global.

Su objetivo era revertir las restricciones impuestas por Joe Biden en los estertores de su mandato y que Trump se comprometió a ampliar. Para ello, Huang ha acudido a la Casa Blanca, a Mar-a-Lago, a la Cámara de Representantes, a los despachos de secretarios de Comercio y a Seguridad Nacional. Ha viajado con Trump en sus giras mundiales, ha cortejado a los grupos de presión próximos al mandatario y “ha cautivado”, a través de reuniones presenciales, a los periodistas que cubren la actualidad de Washington, revela el New York Times.

Tampoco ha descuidado a Pekín, donde también ha tenido encuentros oficiales; ni a Taiwán. La isla clave en la cadena de suministro de semiconductores donde nació y vivió hasta los cuatro años es uno de los temas más sensibles del momento en una de las zonas más tensionadas del planeta.

Su tesis siempre fue que EEUU sería el que saldría perdiendo con las limitaciones al comercio de chips, ya que estaba regalando el gran mercado de China a sus productores locales. Un espacio que ellos utilizarían para consolidarse, desarrollar su propia tecnología e invertir para superar a sus rivales del otro lado del Pacífico. “La tecnología estadounidense debería ser el estándar global, así como el dólar estadounidense es el estándar sobre el cual se construye cada país”, defiende Huang.

Política transaccional

El punto de inflexión llegó cuando Huang sumó a su causa a David Sacks, uno de los grandes inversores de Silicon Valley y asesor especial de la Casa Blanca en inteligencia artificial y criptomonedas. Sacks, fichado personalmente por Trump, se convirtió en un canal directo hacia el presidente y en una voz de confianza contra las restricciones.

Juntos, tenían que convencer a un Trump que prometió mano dura con Pekín de que esa estrategia estaba condenada a fracasar. Su argumento: en la carrera por la IA, Estados Unidos debía asegurarse de que el mundo —China incluida— comprara tecnología estadounidense antes que dar razones para adquirir la china.

La oportunidad llegó a principios de julio, en una reunión de casi una hora en el Despacho Oval. Allí, con Sacks como aliado visible, Huang expuso que ceder el mercado chino era un error estratégico que solo fortalecería a rivales como Huawei. Trump, finalmente, dio marcha atrás. Los chips de Nvidia podrían volver a China.

Sin embargo, las licencias de exportación siguieron bloqueadas un mes más. Para destrabar la situación, Huang tuvo que jugar en el terreno que Trump mejor entiende: el de los acuerdos con beneficio inmediato. Su propuesta fue directa y difícil de rechazar: entregar al Gobierno estadounidense el 15% de todas las ventas de chips de IA que Nvidia realizara en China.

En la práctica, ese movimiento, confirmado esta semana, convierte a Washington en socio de su negocio —y también del de AMD, incluida en las mismas condiciones—, en un acuerdo tan inusual como lucrativo que acercó la aprobación definitiva. El pacto también podría tener implicaciones para el resto del mundo, favoreciendo el comercio global con las empresas chinas en materia tecnológica.

Las cifras del acuerdo reflejan la magnitud del negocio en juego. Los 15.000 millones de dólares que Nvidia proyecta facturar en China representan aproximadamente un 10% de sus ingresos anuales totales, mientras que los 800 millones de AMD equivalen al 3% de su facturación. Para Washington, el 15% de comisión podría generar más de 2.000 millones de dólares, una cifra que supera el presupuesto anual de algunas agencias federales.

Un chip “obsoleto”

Para justificar este radical cambio de postura, Trump ha afirmado que los chips de Nvidia que llegarán a China forman parte de un modelo “obsoleto”. Se trata del H20, una versión menos potente que los chips que EEUU autoriza para sus aliados, diseñada especialmente para el comercio con el gigante asiático, pero cuya venta fue prohibida también en abril de 2025. “No les vendemos lo mejor, ni lo segundo mejor, ni siquiera lo tercero mejor”, abundó el secretario de Comercio, Howard Lutnick.

Con todo, voces críticas con el acuerdo, incluidos antiguos asesores de Seguridad Nacional de la primera legislatura de Trump, han alertado de las consecuencias que podría tener el libre acceso al H20. Este chip ha sido clave en el desarrollo de modelos punteros como el R1 de DeepSeek, entrenado en gran parte con estos chips. Su disponibilidad ha impulsado a gigantes como Tencent, Alibaba o ByteDance a ampliar clústeres de computación para integrar la tecnología de la start-up china, disparando la demanda local.

El papel de Huang y de Nvidia es clave porque sus chips no son semiconductores ordinarios. Se trata de unidades de procesamiento gráfico (GPU) especializadas que pueden realizar miles de cálculos matemáticos en paralelo, una capacidad que resultó ser perfecta para entrenar modelos de inteligencia artificial. Mientras otros fabricantes como Intel se centraban en procesadores tradicionales, Nvidia apostó hace una década por esta arquitectura ahora indispensable para cualquier desarrollo serio en IA. Sin estos chips, entrenar un modelo como ChatGPT, DeepSeek o los sistemas de conducción autónoma sería prácticamente imposible.

Y ahora Pekín

Sin embargo, la misión de Huang podría no haber terminado todavía. Según Bloomberg, el gobierno chino ha comenzado a instar a las empresas locales a evitar el uso de los procesadores H20 de Nvidia, especialmente para fines gubernamentales o relacionados con la seguridad nacional. La directriz también afecta a los aceleradores de IA de AMD y plantea dudas sobre si China deseaba realmente el fin de las restricciones.

Según ha publicado este martes la agencia de noticias, las autoridades chinas han enviado cartas a diversas empresas en las últimas semanas desaconsejando el uso de estos productos, llegando incluso a preguntar directamente por qué compran chips Nvidia H20 en lugar de alternativas locales. Además, temen que los H20 lleguen con algún tipo de puerta de atrás que permita a EEUU apagarlos o tomar su control en caso de conflicto.

Huang y Nvidia niegan rotundamente esta posibilidad. “El H20 no es un producto militar ni para infraestructura gubernamental”, ha declarado la empresa en un comunicado. “China cuenta con un amplio suministro de chips nacionales”, afirmó Nvidia, y no dependerá, ni nunca ha dependido, de chips estadounidenses para operaciones gubernamentales“, ha añadido.

Son preocupaciones que Huang ya había empezado a gestionar en sus viajes a Pekín para reunirse con funcionarios chinos. Se ha dejado ver en eventos como la Exposición Internacional de la Cadena de Suministro, en ruedas de prensa con clientes y hasta firmas de autógrafos en la capital china, en un esfuerzo por proyectar cercanía y compromiso con el mercado local.

“China no está atrasada. ¿Están por delante de nosotros? China está justo detrás de nosotros. Estamos muy, muy cerca”, aseguró en uno de esos encuentros el CEO de Nvidia, que parece totalmente comprometido con su última gran misión antes de ver sus productos cruzar al mercado del gran gigante asiático.