
Burrolandia evita la tragedia ante el incendio de Tres Cantos gracias a las cámaras y a unos animales «muy listos»
Los más de cien burros del centro de preservación y la gran mayoría del resto de ejemplares sobreviven al fuego, que deja tres ovejas del recinto muertas. El seguimiento pormenorizado permitió abrir compuertas conforme se acercaban las llamas, aunque la astucia de los animales también hizo su parte
El fallecido en el incendio de Tres Cantos era un hombre de 50 años que intentó salvar del fuego a decenas de caballos
Cuando el fuego pasó, los burros todavía estaban allí. Pese a los temores, rumores y bulos vertidos en redes sociales durante los peores compases del incendio de Tres Cantos, que antes de ser controlado ha arrasado 2.000 hectáreas y ha dejado una víctima mortal en este municipio de Madrid, Burrolandia ha evitado la tragedia.
El espacio de preservación animal, situado en el Camino de la Moreja (en un terreno perteneciente al término municipal tricantino), no ha sufrido daños por el efecto del fuego y la inmensa mayoría de sus animales han sobrevivido sin heridas de gravedad. Eso incluye a la totalidad de sus más de 100 burros.
Dilfenio Romero, responsable de su gestión, ha admitido que llegó a ponerse “en lo peor” dada la rápida propagación del fuego. Sin embargo, la rápida coordinación del centro gracias a las imágenes que iban captando las cámaras de seguridad impidieron un impacto mayor. Este control facilitó la apertura de puertas conforme el humo o incluso algunas llamas se acercaban a compartimentos cercados.
También ha ayudado, de acuerdo a lo que apunta Romero en declaraciones a Telemadrid, que “los animales son muy listos”. Así, según cuenta, los burros y la mayoría de ejemplares de otras especies se aglutinaron en el centro del recinto una vez se fueron abriendo distintas compuertas. Lograron con ello huir de las llamas, que rodeaban el lugar en los laterales.
Burrolandia surgió en 1996 a partir de la labor desarrollada por la Asociación Amigos del Burro. Desde entonces, se dedica a la conservación y protección de estos mamíferos así como a visitas pedagógicas o terapias asistidas, alberga más de un centenar de animales. Su propósito es preservar razas autóctonas y darles una vida digna, después de décadas de desaparición progresiva en Europa. Además de burros, acoge caballos, gallinas, perros, gatos u ovejas. Precisamente las únicas víctimas que ha habido que lamentar en Burrolandia son tres ovejas que han fallecido debido a la inhalación de humo.
En otros espacios, sin embargo, el fuego ha provocado auténticos desastres animalistas. Además de las decenas de mascotas desaparecidas, según denuncian varios vecinos tricantinos, el incendio se ha cebado con el centro de hípica de la localidad. Situado cerca de la urbanización Soto de Viñas, es en esta ubicación donde un ciudadano de origen rumano residente en la localidad perdió la vida al tratar de asistir tanto al dueño de la finco como a las decenas de caballos que se encontraban en ella. El propietario acabó herido con una contusión torácica, mientras que tanto el hombre que le asistió como los animales murieron. La cifra de caballos muertos oscila entre 22 y 27, en función de las fuentes consultadas.
En medio de las críticas de Greenpeace a la Comunidad de Madrid por la exclusión de Tres Cantos como zona de alto riesgo de incendio pese al que cercó el municipio el pasado verano, cabe apuntar que no es la primera vez que Burrolandia se enfrenta a un episodio de estas características (aunque este ha sido particularmente virulento). Una circunstancia que explica en parte la rápida reacción ante lo que estaba ocurriendo.
Fue en 2018 cuando un fuego obligó a que tres dotaciones de Bomberos de la Comunidad de Madrid se desplazaran al entorno. De dimensiones reducidas pero muy cercano a la protectora (se originó de hecho en uno de sus merenderos), fue controlado y extinguido ya de madrugada. Se quemaron unos 200 metros cuadrados entre la entrada principal, el merendero y la Casa Museo. Gracias a un cortafuegos natural, ningún animal resultó herido y solo hubo que lamentar daños materiales.