Cómo proteger tus oídos de infecciones en verano, según dos otorrinos: «No es recomendable manipularlos con bastoncillos»

Cómo proteger tus oídos de infecciones en verano, según dos otorrinos: «No es recomendable manipularlos con bastoncillos»

En los meses de verano se multiplican los casos de infecciones de oído, en especial entre los niños, ¿qué podemos hacer para evitarlas?

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El sol en el cielo, el aire cálido y un buen chapuzón son algunas de las actividades que asociamos con el verano a lo largo de toda nuestra vida. Pero hay un visitante indeseado en esta postal: las infecciones de oído, que afectan a miles de personas cada verano, sobre todo a los niños. Pueden ser muy dolorosas y, si no se tratan, llevar a complicaciones que suponen un serio riesgo para la salud.

Cómo se producen las infecciones en el canal del oído

El oído humano es un delicado laberinto con tres regiones conectadas entre sí: el oído externo, el oído medio y el oído interno. Las infecciones suelen concentrarse en la parte externa y media del oído, en cada caso con mecanismos distintos pero igualmente dolorosos.

En el oído externo, la otitis del nadador (otitis externa aguda) comienza cuando el agua contaminada queda atrapada en el conducto auditivo. Este ambiente húmedo y cálido altera el pH natural de la piel, debilita su capa protectora de cerumen y crea un caldo de cultivo ideal para bacterias como Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus. Estos microorganismos, comunes en piscinas con una cloración deficiente, infectan la piel causando inflamación, dolor punzante y, en los casos más graves, una supuración purulenta.

En el oído medio, la otitis media aguda (OMA) sigue un camino más enrevesado. Suele iniciarse con un resfriado estival o alergias que inflaman la trompa de Eustaquio, el fino conducto que comunica el oído con parte de atrás de la garganta. Al obstruirse, el líquido se acumula tras el tímpano. Allí, bacterias como Streptococcus pneumoniae o Haemophilus influenzae colonizan entonces ese fluido estancado desde la garganta, generando inflamación, presión, fiebre y un dolor agudo que empeora al acostarse.

“Se caracterizan porque son infecciones muy dolorosas”, explica el otorrinolaringólogo Francisco Javier Olarieta, del Instituto IOM de Madrid. “Son infecciones bacterianas que están relacionadas con la humedad, sobre todo con los baños, y a veces formas anatómicas del conducto que pueden predisponer a que se produzcan. El conducto se cierra, se inflama y duele mucho, incluso a la manipulación, al tacto”.

La otitis media es la segunda causa de urgencias pediátricas, después de las infecciones respiratorias. Además de las bacterias, los virus también pueden ser causantes de la otitis en un 25% de los casos aproximadamente, como los coronavirus, los virus de la gripe o los adenovirus, entre otros. Estos virus respiratorios se aprovechan de una debilidad temporal de las defensas, y se extienden al oído. Si no se tratan, las otitis pueden provocar problemas más graves, como meningitis o abscesos en el cerebro.

Las infecciones se producen tanto en niños como en adultos, y los niños no tienen por qué ser más vulnerables que los adultos, pero pasan mucho más tiempo en contacto con el agua en verano

Carmen Trapero
otorrinolaringóloga infantil

Por qué el verano trae la otitis

El verano es la ‘temporada alta’ de las infecciones de oído, y el principal motivo es la humedad. Las playas, piscinas y ríos son el escenario de la vida en las vacaciones, y cada inmersión en el agua permite que los contaminantes penetren en el conducto auditivo. En piscinas, aunque el cloro controla muchos patógenos, se han detectado cepas de Pseudomonas resistentes que pueden sobrevivir, especialmente si los niveles de pH no son los adecuados. Además, en zonas de costa hay un aumento de la humedad relativa que ralentiza la evaporación natural del agua atrapada en los oídos. Este efecto se potencia con el sudor excesivo o la alta condensación en lugares cercanos al mar, creando microambientes ideales para que las bacterias y hongos se multipliquen.

Por último, la costumbre de limpiar los oídos con bastoncillos de algodón, intentando prevenir estas infecciones tras el baño, es un error catastrófico. Estos objetos no solo empujan la cera hacia el interior, sino que irritan la delicada piel del conducto, eliminando su barrera protectora y abriendo la puerta a las infecciones.


Las infecciones de oído afectan sobre todo a los niños.

Los niños y las infecciones de oído

Los niños son las principales víctimas de las infecciones auditivas en verano, que afectan al 50-85% de los menores de tres años, siendo la causa más frecuente de prescripción de antibióticos a esa edad, según datos de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica. Pero, además, las consecuencias pueden ser más graves en los menores.

En los niños las trompas de Eustaquio son más cortas, estrechas y horizontales que en adultos. Esta inmadurez dificulta el drenaje de fluidos y facilita que bacterias de la nasofaringe alcancen el oído medio. Además, su sistema inmunitario aún está ‘aprendiendo’ a reconocer patógenos, lo que los hace más susceptibles a complicaciones.

Por si fuera poco, los niños pasan más tiempo en el agua que los adultos, buceando y jugando en superficies poco profundas donde el agua contaminada entra fácilmente en el oído. Sumado a esto, su cerumen es menos abundante y más acuoso, reduciendo su protección natural. Para la doctora Carmen Trapero Domínguez, especializada en otorrinolaringología infantil, “las infecciones se producen tanto en niños como en adultos, y los niños no tienen por qué ser más vulnerables que los adultos, pero pasan mucho más tiempo en contacto con el agua en verano”.

Cómo prevenir las infecciones de oído

Sabiendo cómo se producen las infecciones, es más sencillo tomar medidas contra ellas, especialmente para los más pequeños. Para empezar, después del baño, hay que inclinar la cabeza hacia cada lado para drenar el agua. No son necesarios los saltos ni los movimientos bruscos de cabeza, el agua encontrará la forma de salir. Ante todo, hay que evitar los bastoncillos. En su lugar basta con secar suavemente la entrada del conducto con una toalla o con un secador de pelo con aire frío.

“Lo que se recomienda es, primero, no manipular el conducto con bastoncillos, porque la piel se debilita y favorece la infección, y luego secar bien el conducto auditivo externo”, recomienda el doctor Olarieta.

Lo que se recomienda es, primero, no manipular el conducto con bastoncillos, porque la piel se debilita y favorece la infección, y luego secar bien el conducto auditivo externo

Francisco Javier Olarieta
otorrinolaringólogo

Para los niños más propensos a otitis, hay gotas preventivas que se aplican a los oídos después del baño, que acidifican el conducto auditivo, inhibiendo el crecimiento bacteriano. Los tapones también son una barrera que puede resultar útil en algunos casos.

¿Qué tipo de tapones? Para la doctora Trapero, “da igual que sean de silicona, espuma o cera, lo importante es que se ajusten y no se caigan. Todos los tapones dejan pasar algo de agua, los que se hacen a medida pueden dar mejores resultados. Además, se pueden usar bandas de neopreno alrededor de la cabeza de los niños para aumentar su eficacia”.

En el agua, las olas del mar son mejores que la piscina o el río. El agua marina, debido a su salinidad, es menos propicia para bacterias que las aguas dulces estancadas. En el caso de las piscinas, conviene evitar las que tengan el agua turbia o no tengan niveles adecuados de cloro.

No podemos olvidarnos de reforzar la inmunidad. Hay estudios que indican que la lactancia materna puede reducir en un 43% la incidencia de otitis media en los dos primeros años de vida del bebé, gracias a los anticuerpos transferidos. Tanto en niños como en adultos, las vacunas como la antineumocócica o la antigripal también protegen de la otitis, ya que previenen las infecciones respiratorias precursoras.

Ante las señales de alarma, como un dolor que persiste más de 48 horas, fiebre, vértigo o supuración hay que buscar atención médica inmediatamente. El tratamiento con gotas antibióticas tópicas suele ser efectivo en siete días, mientras la otitis media puede requerir antibióticos orales, pero siempre bajo prescripción médica. “El tratamiento es con gotas antibióticas, es excepcional que haya que dar un antibiótico por vía oral, excepto que la infección sea muy intensa”, dice el doctor Olarieta.

* Darío Pescador es editor y director de la Revista Quo y autor del libro Tu mejor yo.