El agujero de las renuncias de los MIR: una vez se abandona, la plaza se pierde para siempre

El agujero de las renuncias de los MIR: una vez se abandona, la plaza se pierde para siempre

Sanidad cambiará a partir de 2026 un sistema que desperdicia puestos si los residentes los dejan a mitad del proceso formativo, de manera que las vacantes puedan cubrirse en una segunda vuelta

La elección de las plazas MIR vuelve a ser presencial: “Estaba más nervioso que el día del examen”

Laura (nombre ficticio) eligió una plaza MIR a 2.200 kilómetros de su casa. Se trasladó, tras mucho sopesarlo, a trabajar como médica de familia a Santiago de Compostela. No quería perder la oportunidad tras tantos años estudiando, pero la distancia se volvió insoportable con el paso de las semanas. Tenía dos hijos pequeños a los que apenas veía y finalmente abandonó.

Si el sistema hubiese sido más flexible, habría podido incorporarse a alguna de las vacantes que quedaron, inesperadamente, en un hospital de Tenerife, su isla. “Había dos personas de mi especialidad y promoción que nunca se presentaron, pero no se pudo llevar a cabo el traslado. Esas plazas nunca se ocuparon y yo me quedé sin residencia”, cuenta un año después esta médica, que volverá a intentarlo el próximo año.

El sistema del Ministerio de Sanidad no permite recuperar las plazas que son abandonadas. Se pierden para siempre en los siguientes cuatro o cinco años, dependiendo de la especialidad. Una inflexibilidad que no colabora con la falta de médicos que sufren muchas comunidades. Especialmente de Familia y Comunitaria.

En 2024 se fueron por el sumidero 259 plazas, según los datos publicados por ABC tras una consulta al Portal de Transparencia. El Ministerio nunca ha ofrecido los datos. Este año, el primero que no han quedado vacantes en el turno de elección desde 2020, tampoco. Han trascendido los problemas en algunas comunidades como Aragón, donde diez personas no se presentaron ni a tomar posesión, según el Heraldo.

“Es todo muy rígido y habría que valorar cambios que permitieran a los residentes solicitar cambios de centro por razones de movilidad siempre que haya allí plazas que no se van a cubrir”, demanda Jesús Arzúa, presidente de la Asociación MIR. El actual equipo, dirigido por la ministra Mónica García, quiere intervenir este agujero del sistema y está ultimando un procedimiento que permita una elección en segunda vuelta para cubrir estos huecos de última hora, aunque fuentes del departamento no aclaran cómo se llevará a cabo.

“El problema no solo son las vacantes –que no hay este año– sino las renuncias posteriores. Veremos cuántas hay esta vez. Si has estudiado el MIR y te encuentras a 60 pacientes, no puedes estudiar el diagnóstico ni ser resolutivo ni ejercer la medicina como la has estudiado, se convierte en una centrifugadora de talento”, dijo García en julio.

“El hecho de que se elijan más plazas no garantiza que habrá más médicos que terminen. Nuestras condiciones laborales no han mejorado sino que han ido empeorando. Hemos ido perdiendo poder adquisitivo desde 2009”, lamenta Arzúa, que subraya que la residencia es un “periodo intenso” en el que hay personas “muy saturadas en su primera experiencia laboral por una demanda que se va incrementando cada año”.

Opacidad con los datos

Pese a que Sanidad se niega a dar a conocer los datos oficiales de renuncias, en organizaciones como AMYTS perciben que este año parece haber menos huecos. “Lo vinculamos con que ha vuelto la elección presencial de plazas. Ahora estamos a la espera de que Sanidad saque el procedimiento y esperamos que sea equitativo y por orden”, avanza Sheila Justo, vicepresidenta de AMYTS.

El Ministerio quiere, además, detectar cuáles son las plazas y áreas que son más propensas a la renuncia y descarta sancionar a las personas que abandonen en mitad de la formación, según afirmó el secretario de Estado, Javier Padilla, a Redacción Médica. O incluso antes de empezarla. En este caso, la renuncia se denomina incomparecencia y también ocurre.