
Las llamas entran en las montañas de O Courel, declaradas Reserva de la Biosfera y arrasadas en el gran incendio de 2022
El fuego, que llegó desde el este, está quemando zonas de monte pero no preocupa, por el momento, ninguna aldea
La cumbre más alta de Galicia sucumbe a las llamas en un incendio que la Xunta ocultó durante días
Las llamas asedian otro espacio natural de gran valor en Galicia. El fuego ha entrado ya en O Courel y está quemando zonas de monte en un paraje declarado Reserva de la Biosfera y que ya ardió en el que era, hasta este verano, el incendio más voraz de la comunidad desde que hay registros. Este miércoles los ojos están puestos en Ferramulín. No peligra la aldea, por el momento, pero las hectáreas se están consumiendo en esa parte, en el límite oriental, en la frontera con León.
Óscar Carrete es vecino del municipio de Folgoso do Courel (Lugo), además de uno de los concejales de la oposición, por C@urel Vivo, expone que desde el martes en la zona hay más medios profesionales de extinción y confían en que las condiciones meteorológicas -han bajado de forma notable las temperaturas- ayuden a que el fuego no sea tan voraz y se pueda contener. No hay ningún núcleo de población amenazado. El lunes, dice, la situación era distinta y grupos de vecinos voluntarios estuvieron defendiendo de las llamas aldeas como Cruz de Outeiro, en el municipio de Quiroga, al que el fuego entró desde Valdeorras.
La alcaldesa de Folgoso do Courel, Dolores Castro, explica también que llevan días pendientes de las llamas que llegaron tanto desde Quiroga como desde la zona de Oencia, en León. Han alcanzado ya el término municipal de Folgoso y ahora los esfuerzos se concentran en Ferramulín, en la frontera con León. Carrete cuenta que el pueblo está “protegido” por una zona de robles, que no arden tan rápido como otras especies. En O Courel, con un alto valor natural, los montes están poblados por especies autóctonas.
Carrete, que insiste en que ir a la zona es seguro, en especial a las áreas en las que hay alojamientos turísticos, recuerda lo ocurrido en el gran incendió que devoró 11.000 hectáreas en 2022. En aquella ocasión ardió la zona más hacia el oeste y arrasó aldeas como la de Vilar. Este año, asegura, el fuego está avanzando con mucha menos virulencia y confían en evitar un desastre de esa magnitud.
Pero lo que sí cree que se repite son los “errores” de hace tres años. Expone que ha vuelto a ver descoordinación en el dispositivo, pocas brigadas y la ausencia de franjas de protección alrededor de las aldeas. “No se aprendió nada”, lamenta.