Guillermo Palomero: «Cuando los políticos dejen de pelear, habrá que cuestionarse por qué no hacemos más prevención de incendios»

Guillermo Palomero: «Cuando los políticos dejen de pelear, habrá que cuestionarse por qué no hacemos más prevención de incendios»

El presidente de la Fundación Oso Pardo protagonizó hace un mes en Potes unas jornadas donde advirtió del peligro de los incendios de sexta generación: megafuegos impredecibles en el contexto del cambio climático

Antecedentes – Comunidades del PP retiraron medios contra el fuego o los mantienen inoperativos mientras culpan al Gobierno central de no aportar más

Hace poco más de un mes que sucedió. En una jornada celebrada en la localidad cántabra de Potes se reunió a ganaderos, apicultores, agentes forestales, bomberos, hosteleros, personas vinculadas al turismo y otros actores del territorio y se advirtió acerca de los fuegos de sexta generación. La amenaza que describieron provocó algunas caras de incredulidad que evidenciaban cierto recelo hacia el relato de aquella predicción apocalíptica. Esto fue el pasado 25 de junio. Unas semanas después estallaron los furiosos incendios forestales incontrolables en diferentes puntos de España que han afectado especialmente a Picos de Europa.

La jornada informativa la organizó la Fundación Oso Pardo para hablar de cómo afectan los incendios forestales a estos animales. La creciente intensidad de los fuegos pone en riesgo la conservación de esta especie protegida en España, porque se alimentan y refugian en zonas de alta densidad boscosa “con alta calidad natural pero inflamables, en escenarios de cambio climático”, precisan desde la organización.

El cambio climático supone un riesgo creciente de incendios forestales “más extensos, virulentos y devastadores” por las nuevas condiciones: temperaturas más altas y sequías más prolongadas alargan los periodos de riesgo y favorecen la aparición de fuegos de magnitud incontrolable. A ello se une la circunstancia de la despoblación rural que tampoco contribuye a reducir los riesgos.

Cantabria es una de las comunidades más incendios en relación a su superficie, subraya Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. Los incendios de invierno son aquellos vinculados a prácticas como la quema de rastrojos para generar pastos, “aunque el problema más grave son los de verano, vinculados a temperaturas extremas y al cambio climático”.


Guillermo Palomero ante un cerezo arañado y mordido por un oso.

“Hace falta mucha prevención”, considera el responsable de esta organización ecologista en conversación con elDiario.es. “Cuando los políticos dejen de pelear, habrá que cuestionarse por qué no hacemos más prevención de incendios, habrá que sentarse a reflexionar porque son pautas de trabajo que debemos seguir para reducir el peligro”, concluye.

El fuego ha barrido muchas áreas de hábitat de los osos de Cantabria y las comunidades limítrofes de Asturias y Castilla y León, que comparten el Parque Nacional de Picos de Europa, y Palomero insiste en que “hay que ver cómo se han comportado”, aunque los expertos confían en su capacidad para huir del fuego.

Desde la Fundación Oso Pardo insisten en que hay que mejorar las tareas y los equipos de extinción e invertir mucho más en prevención. De hecho, Palomero critica que en los incendios entre Asturias y León han tenido que esperar tres y cuatro días hasta que han llegado los refuerzos necesarios.