
¿Qué son los dragones azules que obligan a cerrar playas en verano?
La presencia del Glaucus atlanticus sorprendió a los bañistas en La Línea de la Concepción y encendió las alarmas por su potencial riesgo sanitario
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La popular playa de Santa Bárbara, en La Línea de la Concepción (Cádiz), vivió el pasado domingo una jornada muy distinta a la habitual. Lo que prometía ser un día de sol y descanso terminó con la bandera roja ondeando en el recinto, después de que seis ejemplares del llamado dragón azul (Glaucus atlanticus) fueran detectados en sus aguas. Su apariencia fascinante, con tonos metálicos y apéndices que recuerdan a alas, contrasta con el peligro real que representa este pequeño molusco.
La medida de cierre fue adoptada de inmediato por el Ayuntamiento, que horas más tarde permitió reabrir el baño bajo bandera amarilla al no hallarse nuevos ejemplares. No obstante, los socorristas mantuvieron la vigilancia durante toda la jornada ante la posibilidad de que la especie reapareciera en la zona. “La seguridad de los bañistas es prioritaria”, señalaron las autoridades municipales.
Pequeño pero peligroso
El Glaucus atlanticus, pese a su diminuto tamaño, apenas alcanza los 3 o 4 centímetros, es capaz de almacenar en su organismo el veneno de las medusas y carabelas portuguesas de las que se alimenta. Eso significa que una simple picadura puede provocar dolor intenso, escozor, enrojecimiento de la piel e incluso vómitos o reacciones alérgicas graves en personas sensibles o niños.
Qué hacer en caso de contacto
Los especialistas recuerdan que en caso de contacto con este animal nunca se debe frotar la zona afectada ni lavar con agua dulce. Lo correcto es enjuagar con agua salada o suero fisiológico, retirar cualquier resto con pinzas, aplicar frío local para reducir la inflamación y acudir a un centro médico si los síntomas se agravan. Aunque no se han registrado muertes, se trata de un riesgo sanitario que exige máxima precaución.
No es un caso aislado
La presencia de estos ejemplares en Cádiz no es un hecho aislado. Hace apenas tres semanas, la playa de Famara, en Lanzarote, también fue cerrada por la aparición de seis dragones azules. Y antes se habían avistado en Canarias, Baleares e incluso en la costa de Torreguadiaro, lo que confirma un patrón cada vez más frecuente en las aguas españolas.
El fenómeno se explica porque se trata de una especie pelágica, que vive flotando en mar abierto y llega a la costa arrastrada por corrientes marinas. Sin embargo, los expertos advierten que el cambio climático y las alteraciones en las corrientes están favoreciendo que estos nudibranquios lleguen con más frecuencia a las playas del Mediterráneo y el Atlántico, algo impensable hace apenas unas décadas.
Vigilancia en Gibraltar
La aparición en La Línea ha despertado también la preocupación en Gibraltar. El Departamento de Medio Ambiente del Peñón ha reforzado la vigilancia en sus playas, instando a los ciudadanos a no tocar nunca a estos animales y a avisar a las autoridades en caso de avistamiento. El dispositivo busca prevenir riesgos y evitar incidentes con bañistas.
La recomendación es clara: aunque el dragón azul deslumbre con su belleza exótica, es un visitante peligroso. Su irrupción en las playas andaluzas recuerda que el mar, además de ser un espacio de disfrute, alberga criaturas capaces de sorprender y de imponer respeto, obligando a extremar precauciones ante un fenómeno que podría ser cada vez más común.