
La opacidad en la información de la Xunta sobre incendios: una humareda envuelve los datos oficiales en Galicia
El Gobierno gallego solo hace públicos los fuegos que superan las 20 hectáreas, ofrece información incompleta sobre vecinos desalojados y profesionales heridos y ha reducido el número de partes diarios en medio de la ola de incendios de este verano
Casas reducidas a cenizas y ruinas: la desolación tras los incendios en Ourense, a vista de dron
La aldea de San Vicente, en Vilamartín de Valdeorras (Ourense), no es la única en la que los incendios forestales se han llevado por delante casas, pero es, por la cantidad de viviendas ardidas, uno de los resultados más catastróficos de esta ola de fuegos que aún no ha terminado en Galicia. Su nombre, sin embargo, no ha aparecido en ninguno de los partes de la Xunta. La lectura de las notas oficiales de aquellos días no hace sospechar que el fuego estaba consumiendo buena parte de ese y otros pueblos, que obligó a desalojar a los vecinos y que dejó atrás devastación.
Lo peor del incendio en esta zona llegó desde la tarde del 16 de agosto. Los vecinos se quedaron solos en muchos puntos defendiendo sus casas. El dispositivo de extinción estaba desbordado y no llegaba a todos los núcleos amenazados. Esa noche, y pese a los esfuerzos de residentes y voluntarios, el fuego consumió viviendas en Cernego, O Mazo y, sobre todo, en San Vicente. En ese momento aún no se sabía, pero este incendio, que empezó en Larouco, iba a convertirse en el mayor desde que hay registros en Galicia, con 30.000 hectáreas arrasadas a 22 de agosto.
La nota de la Consellería do Medio Rural del día siguiente, con estos pueblos humeantes, incluía una referencia lacónica a la situación en Valdeorras: “Según las últimas estimaciones, [el fuego iniciado en Larouco] afecta a alrededor de 6.000 hectáreas, parte de ellas en los ayuntamientos de Petín, Quiroga y A Rúa”. Vilamartín de Valdeorras, donde ese mismo día los vecinos contaban cómo habían tenido que huir de varios núcleos, ni siquiera figuraba entre los municipios afectados.
El parte continúa con los medios que han intervenido: 16 técnicos, 56 agentes, 80 brigadas, 66 motobombas, ocho palas, dos unidades técnicas de apoyo, ocho helicópteros y seis aviones, además de la UME. Parece un despliegue enorme, pero no lo es. La clave está en que, antes de enumerar todos los efectivos, la Xunta incluye la palabra “acumulados”. Es decir, son todos los medios que habían ido hasta entonces a la zona desde que empezaron las llamas el día 13. No ha habido 80 brigadas ni 66 motobombas sobre ese terreno a la vez ni es posible saber cuántas han estado cada día o en qué municipio concreto.
Esta es una muestra de la opacidad en la que la Xunta envuelve la información sobre incendios. Una opacidad que arranca con la decisión misma de las condiciones que el Gobierno gallego pone para dar datos sobre un fuego forestal: no los ofrece a menos que supere las 20 hectáreas, amenace poblaciones o afecte a un parque natural. Pero tampoco cumple siempre sus propios preceptos. Si hay que guiarse por los datos de la Consellería do Medio Rural, solo un parque natural, el de Fragas do Eume, se ha quemado: 4,88 hectáreas de superficie arbolada dentro del municipio de Monfero (A Coruña). Las llamas, sin embargo, entraron en al menos uno más. En Rubiá (Ourense) ha ardido terreno de la Serra da Enciña da Lastra.
Y, fuera de los parques naturales, el fuego ha devorado espacios de alto valor natural en el Macizo Central ourensano o en Pena Trevinca, el pico más alto de Galicia -algo por encima de los 2.000 metros-, sin que la Xunta lo mencione. En el último caso, la política de comunicación prendió las críticas en redes. Desde el pasado fin de semana, el del puente del 15 de agosto, circulaban publicaciones en redes sociales alertando de que el techo de Galicia se estaba quemando, pero actualización tras actualización, estaba excluido del listado oficial. No apareció hasta el martes, cuando lo que había ya en las cumbres era ceniza.
Y la referencia no era tampoco transparente: Medio Rural habló primero de un incendio que había entrado desde Zamora y afectaba al municipio de A Veiga, sin alusiones a Pena Trevinca. La superficie, unas 20 hectáreas pendientes de cálculos posteriores. Un vistazo en el terreno hacía evidente que esa cifra se iba a multiplicar. Después cambiaron tanto la forma de situar el incendio (el Gobierno gallego pasó a referirse a él como Carballeda de Valdeorras-Casaio) como las estimaciones, que están en 2.600 hectáreas en territorio gallego. Lo que no cambió fue el mutismo sobre los espacios naturales afectados.
La opacidad alcanza también a la ola de incendios del verano de 2022, que era, hasta este agosto, la que había registrado los fuegos más grandes. Hace tres años las llamas arrasaron 7.000 hectáreas en Vilariño de Conso (Ourense), parte de ellas dentro del parque natural de O Invernadeiro. Medio Rural nunca llegó a facilitar cuánta de la superficie calcinada estaba en terreno protegido, pese a las varias preguntas hechas en este tiempo por este diario.
“Sin confinamientos ni evacuaciones”, pero con bomberos heridos
Los incendios de este mes de agosto han dejado varios heridos dentro del dispositivo de extinción, pero tampoco la gravedad de los hechos ha hecho que fluya la información desde el Gobierno gallego. El 12 de agosto resultaron heridos por quemaduras en Oímbra (Ourense) tres jóvenes trabajadores de las brigadas municipales. La Xunta solo confirmó que había heridos, pero ni cuántos ni en qué circunstancias. El argumento para no dar más datos fue que, si la brigada era municipal, eso correspondía al Ayuntamiento. Estas brigadas dependen de los convenios que la Xunta firma con los gobiernos locales.
Hubo más bomberos forestales lesionados en medio de la ola de incendios. El día 18 otros cuatro sufrieron heridas. La información llegó a través del boletín del 112 -junto con los partes de Medio Rural, el medio por el que se dan datos de impactos sobre la población-. El titular de la actualización, en una nueva jornada de miedo en muchas aldeas, no hacía prever la noticia: “Una tarde sin confinamientos ni evacuaciones en Ourense”. Hay que leer hasta el sexto párrafo para encontrar los escasos datos sobre los heridos. No concreta dónde ocurrió ni qué les pasó a tres de ellos. Solo dice que hay un operario herido grave con quemaduras y que otros tres fueron atendidos en diferentes centros sanitarios.
En medio de la ola, menos información
El mismo fin de semana que ardía Pena Trevinca sin que la Xunta informase de ello se produjo otro cambio en la política comunicativa del equipo de Alfonso Rueda: desde el 15 de agosto las actualizaciones en las redes del 085 -el teléfono de incendios- se espaciaron y los partes de Medio Rural pasaron de tres a solo dos, aunque este sábado se volvieron a enviar por la mañana, al mediodía y por la noche. Aquel día había 13 incendios ardiendo sin control y centenares de personas, según los datos de la Xunta, confinadas o evacuadas. En esa misma jornada el 112 envió una alerta a los móviles de quienes se encontraban en más de una treintena de ayuntamientos de la provincia de Ourense y del sur de Lugo.
La política comunicativa del Gobierno gallego ha llevado al Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia (CPXG) a remitir una carta a la conselleira do Medio Rural, María José Gómez, para pedirle que su gabinete dé información “más amplia, frecuente y sistematizada” sobre los incendios. En una emergencia, argumenta, es relevante que periodistas y ciudadanos tengan “datos completos y actualizados”. En concreto, reclama que se recuperen los tres partes informativos diarios y que se den más detalles sobre los fuegos: información sobre los que no llegan a 20 hectáreas y un desglose por días y ayuntamientos de los medios desplegados, en lugar de ese “acumulados” que se incluye en las notas.
La decisión de no informar hasta que los fuegos alcanzan las 20 hectáreas ha provocado un vacío informativo que ha terminado por cuantificar la propia conselleira. Dijo en una entrevista el día 18 en la Cadena SER que solo en el mes de agosto se habían registrado 492 incendios. La Xunta había dado datos únicamente de algo menos de medio centenar, de modo que hubo llamas en casi 450 puntos de las que el Gobierno gallego no dijo nada.