
Jesús Otero: el artista que esculpió el rostro de La Pasionaria en un edificio público durante la dictadura
Una publicación rescata del olvido los 18 bajorrelieves de piedra del escultor cántabro, ignorados durante décadas, que adornan todavía la fachada de los juzgados de Santander
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Hace más de 60 años que cada día cientos de abogados, jueces, funcionarios, imputados y testigos atraviesan la puerta de los juzgados de la calle Alta de Santander sin reparar en una obra de arte invisible. Todas las mañanas una corriente continua de personas pasa por ahí con prisa y sin prestar la atención suficiente a la decoración del edificio que, durante décadas, ha pasado tan desapercibida que casi nadie conoce los 18 bajorrelieves de piedra tallados por la destreza y la imaginación del reputado escultor cántabro Jesús Otero que ornamentan la fachada gris.
Nada identifica estas piezas como ‘hijas’ de Jesús Otero (Santillana del Mar, 1908-1994), el artista y soldado republicano que fue condenado dos veces a muerte y acabó siendo rescatado por la propia dictadura que también, con insospechada sensibilidad, reconoció su extraordinario talento haciéndole algunos encargos públicos. Otero creó bisontes y toros, osos y corzos, el pilar esculpido en el nacimiento del Ebro. Donó todos sus fondos a su pueblo y se constituyó el Museo Jesús Otero en Santillana del Mar en 1994, unos meses antes de su muerte.
Toda su obra está estudiada y catalogada. Extrañamente nunca se había hecho referencia a estas piedras labradas encastradas en el Palacio de la Justicia de Santander, que actualmente alberga el Juzgado de Menores y los juzgados de lo Social. Un singular hallazgo a la vista de todos que nadie parecía haber visto hasta ahora.
Al abogado Javier Gómez-Acebo sí le llamaron la atención. Se fijó hace años y buscó sin éxito referencias que explicasen las escenas que reproducen. Lo comentó con algunos colegas, pero a nadie le despertaba curiosidad. “Tras años pensando que Google lo sabía todo, descubrimos en 2025 que ignora cumplidamente todo lo relativo a los bajorrelieves del edificio de los juzgados”, explica Gómez-Acebo. Ni siquiera en el Museo Jesús Otero se hace referencia a ellos. Tampoco enla sede judicial que los alberga hay leyenda alguna que identifique a su autor.
Pasado el tiempo, dos amigos -este abogado novelista que toca el saxofón y un editor que colecciona lápices japoneses, según se definen a sí mismos- se juntaron para desvelar el misterio de estos paneles alegóricos. Javier Gómez-Acebo y Jesús Ortiz acaban de alumbrar un pequeño libro en edición limitada en el que dan a conocer esta ignorada obra de 18 piezas instaladas de tres en tres en seis rebajes.
Javier Gómez-Acebo y Jesús Ortiz, autores del libro ‘Los bajorrelieves de Jesús Otero’.
Todas las escenas hacen alusión al concepto de justicia, algunas son claramente explícitas y otras atesoran un carácter más simbólico con referencias bíblicas, literarias y mitológicas. Símbolos como la balanza, la cadena, el reloj, el águila, el dinero, el bastón de poder, la espada, los libros de la ley o la vara con la culebra salpican estos mosaicos con los personajes de Sansón, David y Goliat o Adán y Eva junto a arqueros o la diosa de la justicia.
En algunos de los bocetos que han hallado Jesús Otero escribió algunas sentencias que los inspiraron: “La libertad es la madre de todos los bienes cuando va acompañada de la justicia” o “no tengo más que una piedra en mi honda, pero esta piedra es buena: esta piedra es la justicia”.
Edificio de los Juzgados de Santander en el que se encuentran los bajorrelieves.
Reúnen una característica común: Jesús Otero esculpió rostros familiares en los personajes de los relieves. Un atlético Hermes, que porta una vara con dos serpientes y alas, parece tener el rostro del poeta Jesús Cancio, íntimo amigo del escultor. La mujer que consuela a Prometeo, castigado por Zeus por haber robado el fuego, representa a Balbina, el amor del escultor.
Dicen, también, que la cara de la dirigente comunista conocida como La Pasionaria, aparece en tres escenas de piedra porque para Otero, según los autores del libro, “solo una mujer representaba valores como la paz y la justicia, y esa mujer no era otra que Dolores Ibárruri”. Una figura femenina portadora de un bastón que simboliza el poder y la justicia que acoge a su alrededor a personas de diferentes razas.
La intuición de los autores del estudio es que Jesús Otero desafió a la censura del franquismo esculpiendo el rostro de La Pasionaria a la puerta de los juzgados de Santander. En el año 1961, cuando la dictadura todavía apretaba con fuerza las costuras del régimen franquista. Una provocación que pasó desapercibida para las autoridades y que aún permanece como símbolo de protesta.
El escultor cántabro Jesús Otero
Jesús Otero aprendió a escribir con un cincel, pasó por la Escuela de Artes y Oficios, estudió en la Academia de Bellas Artes y vivió toda su vida en Santillana del Mar, de cuya cantera de piedra arenisca nutría sus obras, algunas de las cuales se exhiben en Madrid, Miami o Cartagena de Indias. Regresó a Cantabria con la República y frecuentó a los artistas locales.
Al estallar la Guerra Civil se alistó voluntario con el ejército republicano, pasó más de dos años en la cárcel y regresó a su pueblo. Durante décadas tuvo que convivir con la desconfianza de sus verdugos, aunque ellos mismos le acabaron haciendo encargos de temática religiosa. Otero sobrevivió a las sombras de la dictadura y vivió para disfrutar la democracia hasta que murió en 1994.