
¿Qué puedo hacer si le encuentro un ‘vapper’ o tabaco a mis hijos adolescentes?
Los expertos consultados ponen el énfasis en la práctica de hábitos saludables en el entorno de los adolescentes, la prevención y la información, para que puedan tomar sus propias decisiones
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Le he encontrado un vapeador a mi hija adolescente, ¿cómo persuadirla para que deje de fumar sin generar rechazo?
El consumo de tabaco y vapeadores es una de las preocupaciones de algunas familias de adolescentes que están experimentando con su uso. Mientras que el tabaco ha ido perdiendo peso en edades tempranas, los vapeadores se han extendido y normalizado, especialmente entre jóvenes. ¿Cómo podemos prevenir o acompañar el acercamiento a esta y otras sustancias? ¿Es mejor (o menos malo) que vapeen o que fumen tabaco? En este consultorio partimos de la pregunta de un padre: “Le he encontrado un vapeador a mi hija adolescente, pero ella niega que sea suyo. ¿Cómo persuadirla para que lo deje sin generar rechazo?”. Intentamos aportar algunas claves sanitarias, psicológicas y sociales sobre el consumo de tabaco en menores.
Las personas expertas preguntadas para este consultorio coinciden en dar importancia a varios elementos: prevenir desde la infancia, dar ejemplo de hábitos saludables en la familia, transmitir toda la información y posibles riesgos y tratar de establecer conversaciones cercanas con los adolescentes. En el caso de que el consumo de tabaco o vapeadores ya se haya iniciado, el psicólogo especializado en adolescencia Fran Jódar propone “mantener la calma”, acompañarles y respetar sus espacios. La pediatra Teresa Cenarro sugiere explicarles de manera accesible los riesgos que tienen este y otros consumos en sus cuerpos “todavía inmaduros”, sin prohibirles nada.
Más vapeadores, menos tabaco
La encuesta EDADES sobre consumo de drogas, realizada por el Ministerio de Sanidad en 2024, muestra un descenso generalizado en el consumo de tabaco. Esto se nota especialmente a edades tempranas: de los jóvenes y adolescentes entre 15 y 24 años, son fumadores el 21,3% de chicos y el 17,7% de chicas. Es el segmento donde menos personas fuman de todos los tramos de edad —en el resto de grupos, el porcentaje se acerca más al 30%. La edad de inicio en el consumo de tabaco se encuentra en los 16,6 años.
En cuanto a los vapeadores o cigarrillos electrónicos, el Ministerio de Sanidad explica que “se han vuelto muy populares y los utilizan tanto los adolescentes como los adultos”. Se trata de un dispositivo electrónico que calienta un líquido hasta vaporizarlo, para que la persona que lo utiliza inhale ese vapor. Desde el Ministerio aclaran que, a pesar de presentarse en ocasiones como inofensivos o como apoyo para dejar de fumar, “ese líquido puede contener nicotina, aceites de tetrahidrocanabinol (THC) y canabinoides (CBD), y otras sustancias, saborizantes y aditivos”, que son perjudiciales para la salud.
Su uso entre personas jóvenes se ha extendido y normalizado en los últimos años. El porcentaje de jóvenes que lo han probado o lo consumen habitualmente es mayor que en el caso del tabaco: la encuesta nacional Estudies, también del Ministerio de Sanidad, afirma que el el 54,6% del alumnado de 14 a 18 años ha utilizado en alguna ocasión cigarrillos electrónicos (con datos de 2023). De hecho, la Xunta de Galicia acaba de anunciar que prohibirá la venta de vapeadores a menores, equiparándolos al tabaco.
Prevención, información y ejemplo
La pediatra Teresa Cenarro, vicepresidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP), hace mención a esos datos del Ministerio de Sanidad y pone el acento en la necesidad de prevenir el consumo de tabaco y vapeadores a edades tempranas. “Los efectos nocivos para la salud que provoca el tabaco son muy conocidos, tanto a nivel pulmonar como cardiocirculatorio. Esto incluye también a los vapeadores, que están más normalizados y se banalizan más sus consecuencias al no tener nicotina. Y es especialmente preocupante en jóvenes y adolescentes, porque aún tienen inmaduras algunas partes de su organismo, especialmente el sistema respiratorio”, señala Cenarro.
Es especialmente preocupante en jóvenes y adolescentes, porque aún tienen inmaduras algunas partes de su organismo, especialmente el sistema respiratorio
“Muchos niños y adolescentes empiezan a vapear antes incluso de los 14 años, en torno a los 12. Y a esas edades los cuerpos son todavía inmaduros, por lo que las consecuencias pueden ser peores. Por ejemplo, hay niños y niñas con factores de riesgo, como los prematuros o los que han tenido asma desde la infancia, que todavía los tienen a esas edades”. La pediatra señala además otro de los riesgos de empezar a consumir pronto: “El problema es que esos niños y jóvenes seguramente vayan a tener por delante muchos años de consumo, y por lo tanto más tiempo de exposición a sustancias nocivas”, dice.
Fran Jódar es psicólogo experto en adolescencia. Antes de entrar a valorar otras cuestiones, señala el problema de partida de una familia que ha encontrado tabaco o un vapeador a su hijo o hija menor. “De entrada, hay un tema controvertido subyacente: la invasión de la privacidad; es algo complicado de abordar y más quizá de resolver. Por una parte, se hace necesaria la supervisión para poder acompañar en el camino correcto. Por otra parte, inevitablemente es una ruptura de la confianza. Estas cuestiones se abordan mejor cuando se han pactado previamente y todas las partes saben que habrá una supervisión del espacio personal comedida, consentida y razonable”, asegura. Jódar es autor junto a la también psicóloga Isa Duque del libro Acompañando a las nuevas generaciones en la era de las pantallas (Nube de tinta, 2024), donde proponen un acercamiento respetuoso y empático a las generaciones más jóvenes.
El psicólogo invita a mantener la calma en situaciones así: “Los adultos tendemos a catastrofizar sobre estas cuestiones. No vemos solamente un vaper, vemos a nuestra hija o hijo adolescente con cáncer. Así que para empezar, relax, don’t panic. La adolescencia es un periodo de experimentación con el riesgo y lo prohibido y no necesariamente lo experimentado formará parte de un estilo de vida adulto, cuando se tiene capacidad real de autoconciencia y discernimiento”, expone.
No hay que convencerles de nada: ya saben perfectamente que es perjudicial. Pero los beneficios secundarios de la conducta son mucho más potentes que cualquiera de los argumentos fóbicos que utilicemos para hacerles cambiar de opinión
Por eso, Jódar propone un acercamiento empático si el adolescente ha iniciado ya el consumo: “No hay que convencerles de nada: ya saben perfectamente que es perjudicial. Pero los beneficios secundarios de la conducta son mucho más potentes que cualquiera de los argumentos fóbicos que utilicemos para hacerles cambiar de opinión. Ayúdales a entender por qué usan el vaper, qué ganan con eso y si hay formas más auténticas y genuinas de construir su personalidad”, recomienda.
En cuanto a la situación concreta que refiere el padre que ha lanzado la consulta sobre qué hacer si encontramos un vapeador a una adolescente, Jódar propone tener una charla “de tú a tú”. “La forma más recomendable de tener una conversación es tratando [a los adolescentes] como personas con integridad, con agencia. Demostrándoles que confiamos en su capacidad para mantener una conversación madura. La mayoría de conflictos que conozco que han escalado con adolescentes se dan cuando intentamos posicionarnos desde la jerarquía y ahí no es. Cuando hablamos desde el cargo, desde la autoridad que nos compete el rol de padres y madres, activamos su sistema límbico y su amígdala empieza a segregar cortisol y testosterona como si no hubiera un mañana. Desastre asegurado”, advierte el psicólogo.
La pediatra Cenarro cree que es fundamental la prevención: “Debemos informar a jóvenes y adolescentes de esas consecuencias nocivas y dar buen ejemplo como personas adultas. Así tendrán toda la información disponible cuando tomen sus propias decisiones”, explica. Según ella, ese abordaje debe hacerse de manera conjunta entre el personal sanitario, las familias y la escuela. “Debemos informar desde todos los niveles implicados, para que los adolescentes tomen sus propias decisiones sabiendo las consecuencias nocivas que podrían tener para su salud”, explica.
Debemos informar desde todos los niveles implicados, para que los adolescentes tomen sus propias decisiones sabiendo las consecuencias nocivas que podrían tener para su salud
Cenarro defiende que la consulta de pediatría cobra un papel esencial en esa prevención: “Nosotros utilizamos las revisiones de los 12 y 14 años para hablar con ellos de todas estas conductas nocivas para la salud, no solo el tabaco: también el alcohol, la marihuana, otro tipo de drogas o la adicción a redes sociales, por ejemplo”. Y añade: “Son niños y niñas a los que generalmente conocemos desde pequeños, tenemos confianza, por lo que intentamos darles herramientas sobre hábitos saludables en una charla amigable, donde no se prohíba nada, porque eso puede generar el efecto contrario”, reconoce.
Tanto Jódar como Cenarro coinciden en que ofrecer un buen ejemplo es una de las mejores herramientas de prevención. “Si los padres o familiares cercanos no fuman ni vapean, estarán dando un buen ejemplo a jóvenes y adolescentes, aunque esto no siempre es así. A veces vemos en consulta chicos y chicas que fuman sin que su familia lo haga, y es normal porque es una época de rebeldía”, explica la pediatra. Para el psicólogo, una de las claves también puede ser esa. “Debemos mostrar que somos referentes coherentes, que llevan vidas saludables y tienen como valor moral el bienestar personal y el autocuidado. Concienciar desde la información y el cuestionamiento y no desde el miedo y el sensacionalismo. Y evitar al máximo crear tabús al respecto”, expone.
El psicólogo Fran Jódar lanza una reflexión final que invita a pensar a las personas adultas: “Cuando ya están en la adolescencia, nuestro papel es ayudarles a desarrollar autoconciencia y espíritu crítico. La era de educar y dar sermones llegó a su fin. Nos encontramos en la era de acompañar, aconsejar y encomendarnos a los astros para que las ‘hostias’ que se peguen no sean demasiado fuertes”, concluye.