
Una inédita radiografía en 3D revela las patologías ocultas de una de las joyas góticas de Palma
Por primera vez en Mallorca, una iglesia ha sido sometida a un plan director integral de conservación, una herramienta habitual en catedrales, monasterios o castillos pero no en templos de menor escala. El estudio revela que más del 55% de sus elementos presentan un estado deficiente o muy deficiente
La extraordinaria reforma (hasta ahora perdida) que rescató una de las mayores joyas góticas de España
“Partíamos prácticamente de cero. Apenas teníamos documentación sobre la que trabajar”. José Velázquez Arjona, arquitecto especializado en conservación y patrimonio, resume con estas palabras el punto de partida de la ingente labor llevada a cabo para evaluar el estado en el que se encuentra una de las joyas arquitectónicas de Palma, la parroquia de Santa Creu, una de las primeras iglesias edificadas en la capital balear y, a su vez, una de las últimas que enterró a los difuntos en su propio cementerio. Tras siglos de ampliaciones y reconstrucciones, este templo ubicado en pleno casco antiguo se encuentra ahora en una decisiva encrucijada: un exhaustivo estudio técnico ha revelado que más del 55% de sus elementos presentan un estado de conservación deficiente o muy deficiente, lo que sitúa a este inmueble en la primera línea de la atención patrimonial en Mallorca.
Sin embargo, lo singular no es solo el resultado del diagnóstico, sino la forma en que se ha llevado a cabo: por primera vez en la isla, una iglesia parroquial ha sido sometida a un plan director integral de conservación, una herramienta habitual en catedrales, monasterios o castillos, pero inédita en edificios de culto de menor escala. “Se trata de un instrumento que ayuda a los gestores del patrimonio a conocer el estado de una edificación de una forma rigurosa y científica de acuerdo a lo establecido por organismos internacionales de protección como la UNESCO, así como a priorizar las acciones que deben ejecutarse”, explica, en declaraciones a elDiario.es, Velázquez Arjona, redactor del estudio junto a la arquitecta técnica Arantxa Pardo R-Gachs y el historiador del arte y conservador de Santa Creu, Antoni Pons Cortès.
A lo largo de los últimos dos años, un equipo interdisciplinar se ha volcado en determinar el estado de conservación del inmueble, así como en analizar las patologías halladas en los diferentes elementos arquitectónicos y, a partir de ahí, establecer qué intervenciones deben llevarse a cabo, priorizando las partes más vulnerables o sensibles a su pérdida. Una hoja de ruta, en definitiva, que sienta las bases de futuras restauraciones. La metodología utilizada se ha basado en la elaboración de 42 fichas sistematizadas por sistemas constructivos y espacios que permiten documentar daños y establecer los criterios de intervención.
Interior de la Iglesia de Santa Creu
Escáner en 3D
Velázquez Arjona explica que uno de los escollos con los que se encontraron después de que la parroquia les encargase el estudio fue la falta de documentación que pudiese guiarles en el camino, un obstáculo que, sin embargo, no les impidió seguir adelante. “Yo lo asemejo siempre a un paciente enfermo: cuando te encuentras con un problema, lo primero que tienes que hacerle son pruebas. Nosotros, como arquitectos, lo que tenemos que hacer son planos”, señala. Por ello, una de las primeras actuaciones que llevaron a cabo fue un levantamiento planimétrico en 3D de todo el conjunto arquitectónico, efectuado por la Universitat Rovira i Virgili, que el arquitecto define como “una especie de escáner o TAC del cuerpo humano” que permite conocer “toda la verdadera magnitud y todos los espesores que componen el cuerpo del edificio”. La comparación no es casual: se trata de diagnosticar antes de aplicar cualquier tratamiento.
Una de las planimetrías elaboradas en 3D
Otra de las planimetrías llevadas a cabo
Yo lo asemejo siempre a un paciente enfermo: cuando te encuentras con un problema, lo primero que tienes que hacerle son pruebas. Nosotros, como arquitectos, lo que tenemos que hacer son planos. El levantamiento planimétrico en 3D es una especie de escáner o TAC del cuerpo humano
A partir de ahí, los especialistas comenzaron a dotarse de información acerca de cómo fue evolucionando la parroquia y qué elementos han ido creciendo y moviéndose a su vez, dado que, añade Velázquez, “al final un edificio es la yuxtaposición de numerosos elementos a lo largo de los siglos de su existencia”. Una vez comprendido este proceso de transformación, se realiza el estudio de conservación para conocer, en palabras del arquitecto, las patologías y dolencias del inmueble, así como su grado de peligrosidad en función de sus vulnerabilidades. “Es decir, se ve todo el bosque y, en un momento determinado, se determina por dónde empezar a trabajar para mejorar su conservación”, señala el experto.
En total, durante este tiempo han sido evaluados un total de 38 elementos y espacios arquitectónicos, además de las instalaciones asociadas como la electricidad, los pararrayos o los dispositivos de seguridad y emergencias. El estudio ha revelado que, de todos ellos, las zonas que requieren una intervención urgente son el campanario, el coro alto, las fachadas norte y este, la portada de Santa Elena y las capillas de Santa Gertrudis y San Pedro, que presentan problemas de estanqueidad, fisuración y biodeterioro.
Detalle de los deterioros en la iglesia de Santa Creu
Las humedades, el enemigo silencioso
El arquitecto subraya, en este contexto, que el factor más exponencial de alteración en el edificio son las humedades. “Es como cuando alguien tiene goteras en su casa. Sabe que las goteras no son el problema en sí mismo, sino que después se producen humedades en las paredes, desconchones en la pintura y afectaciones en los muebles. Está todo interrelacionado”, abunda. En este sentido, apunta a la existencia de numerosas grietas en la iglesia, un aspecto, incide, muy habitual en estos casos, puesto que “todo el edificio se va moviendo y acomodando al paso del tiempo”.
“Lo interesante es saber si las grietas son acumulativas, es decir, si se van aglomerando y abriendo a lo largo de los años, o si se van cerrando por los efectos de la temperatura y la humedad. Al final es como la madera o el hierro, que se expande y se dilatan en función de la humedad. Con la piedra ocurre exactamente igual”, subraya Velázquez Arjona, quien comenta que, junto a las grietas, la inestabilidad de las cubiertas es otro de los mayores factores exponenciales de degradación de la piedra o de las alteraciones en los elementos inmuebles.
Una de las grietas que atraviesa el templo
Otra de las grietas analizadas
Lo interesante es saber si las grietas son acumulativas, es decir, si se van aglomerando y abriendo a lo largo de los años, o si se van cerrando por los efectos de la temperatura y la humedad. Al final es como la madera o el hierro, que se expande y se dilatan en función de la humedad. Con la piedra ocurre exactamente igual
Ante estos hallazgos, la propuesta de intervención priorizada por los especialistas establece la necesidad de impermeabilizar cubiertas y vitrales, la rehabilitación estructural del campanario, la restauración de bóvedas y muros y la consolidación del coro y las capillas más dañadas.
El estudio aporta, además, varias propuestas de gestión y prevención, como la implementación del plan de salvaguarda de bienes culturales (PATRIBAL), un instrumento impulsado en 2022 de forma pionera en Balears para abordar la tutela de los bienes patrimoniales en caso de una catástrofe. También se llevará a cabo la revisión anual de las instalaciones eléctricas y de iluminación, la mejora de accesos, la señalización de evacuación y la formación en conservación para el personal vinculado al templo.
Pintadas vandálicas en el exterior de la parroquia
Las incógnitas de Santa Creu
Uno de los aspectos que el estudio ha puesto también de relieve es que la historia de Santa Creu sigue rodeada de incógnitas. Velázquez confiesa que, si bien los historiadores sitúan en el siglo XIV la edificación de la parroquia, lo que más le ha sorprendido de todo este proceso es la falta de información exhaustiva, “en pleno siglo XXI”, sobre su construcción y evolución. No en vano, la iglesia superior convive con una cripta inacabada, y no está claro si ambas fueron edificadas en dos fases sucesivas o se trata de única construcción adaptada con el tiempo.
“Lo importante a la hora de abordar un plan director o un estudio de conservación es la formación de un equipo interdisciplinar que contemple numerosas disciplinas. No solamente somos arquitectos, también hay historiadores, arqueólogos, conservadores y restauradores. Sin embargo, a día de hoy, no conocemos a ciencia cierta cómo se formó la iglesia”, comenta Velázquez Arjona.
Exterior de la iglesia de Santa Creu
El arquitecto destaca que el carácter pionero del plan director de Santa Creu responde a un cambio en la forma de abordar la conservación del patrimonio. Hasta ahora, muchas restauraciones se acometían sin antes haber planificado una hoja de ruta rigurosa. Se actuaba sobre el síntoma sin atender a la causa real, como podía ser una filtración en la cubierta. “Lo más interesante a la hora de abordar un edificio histórico es conocer sus orígenes y saber por qué se han llevado a cabo determinadas actuaciones en él. De no hacerlo así, al final se pueden hacer cosas indebidas”, abunda. La metodología aplicada en Santa Creu busca evitar precisamente ese error. El plan funciona como una hoja de ruta dinámica, con fichas que pueden actualizarse a medida que se hagan nuevos estudios o intervenciones. “Se tiene que abordar desde el respeto, el estudio y la rigurosidad científica, que es lo que establecen las cartas internacionales de la UNESCO y el Patrimonio Cultural de España”, sentencia el arquitecto.
El origen de la iglesia sigue rodeado de incógnitas. La iglesia superior convive con una cripta inacabada y no está claro si ambas fueron edificadas en dos fases sucesivas o se trata de única construcción adaptada con el tiempo
“El patrimonio cultural es de todos”
Al frente de la iglesia se encuentra, desde hace cuatro años, el Padre Nadal Bernat, quien ensalza la labor llevada a cabo para determinar el estado del templo. En declaraciones a elDiario.es, recuerda que el momento en que plantearon encargar el proyecto: “Una de las primeras ideas que tuvimos fue pensar en las necesidades de conservación y de proyección de la parroquia de cara al futuro. Es una iglesia con unas connotaciones muy especiales”, subraya.
El Padre Nadal Bernat, rector de la parroquia de Santa Creu: «Es una iglesia con unas connotaciones muy especiales»
En este sentido, el rector asevera que, además de la importancia histórica de la iglesia, esta cuenta, como Bien de Interés Cultural (BIC), con el máximo nivel de protección. Por ello, se propusieron crear un equipo humano diverso que evaluase el estado de la edificación “con el máximo rigor y criterio”. “Necesitábamos hacer una lectura del edificio. Es un templo con más de 700 años de historia y numerosos estilos artísticos”, recalca.
Necesitábamos hacer una lectura del edificio. Es un templo con más de 700 años de historia y numerosos estilos artísticos
Tanto el arquitecto como el párroco coinciden en que este plan no debe entenderse únicamente como un ejercicio técnico, sino también como una oportunidad para sensibilizar a la ciudadanía sobre la fragilidad de su patrimonio. “El patrimonio cultural es de todos. Por eso es tan importante difundir estos estudios y que la sociedad entienda el valor de conservar lo que ha llegado hasta hoy”, reivindica Velázquez. Bernat, por su parte, emplaza a la sociedad a respetar estas edificaciones “ya sea para disfrutar del arte, del silencio o de la experiencia desde el punto de vista social”.
El rector señala que una de las iniciativas que puso en marcha la parroquia para difundir su patrimonio fue abrir sus puertas más allá de la oración y como espacio de silencio: “Queríamos, al amparo de la Ley de Bienes de Interés Cultural, que la gente pueda visitarla como una especie de oasis en esta zona de la ciudad de Palma”. Para ello, la iglesia abre cada día no solo en el horario vespertino de misa, sino también de 10.00 a 14.00 horas gracias a la firma de un convenio de colaboración con las Franciscanas Hijas de la Misericordia, que permite contar con el apoyo de dos jóvenes, Víctor Angulo y Estefanía Benítez, del plan de inserción laboral de la congregación religiosa.
Exterior de la iglesia de Santa Creu
Reconocida con el premio de protección del patrimonio
El pasado mes de marzo, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) otorgó uno de sus premios de protección del patrimonio a la parroquia de Santa Creu por su esfuerzo al dar a conocer y conservar el patrimonio de esta iglesia y la cripta de Sant Llorenç. El presidente de la entidad, Pere Ollers, asevera a este periódico que el programa de trabajo de restauración y conservación llevado a cabo por la iglesia, “con un plan director con todas las garantías, es lo que deberían tener todos los grandes monumentos y todos los grandes bienes de interés cultural que necesitan un mantenimiento diario o anual”. “Y esto es lo que pedimos a la Administración que haga con sus propios bienes”, incide.
El pasado mes de marzo, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) otorgó uno de sus premios de protección del patrimonio a la parroquia de Santa Creu por su esfuerzo al dar a conocer y conservar el patrimonio de esta iglesia y la cripta de Sant Llorenç
Ollers abunda en que, con una mayor implicación por parte de las administraciones, no sucederían casos como el de la Cartuja de Valldemossa, que la semana pasada sufrió el desprendimiento de parte de su tejado. “Es el ejemplo contrario a Santa Creu”, lamenta, recriminando que sobre el histórico enclave que en el siglo XIX alojó al compositor Frédéric Chopin y a su mujer, George Sand, “no hay un plan director ni un plan de restauración, mantenimiento o conservación preventiva”. “Deberíamos introducir estos planes directores de actuación, que no son más que una hoja de ruta de lo que es prioritario y que es lo que hacemos en nuestra propia casa. Es decir, primero lo importante, lo que son por ejemplo las goteras, lo estructural. Luego ir mejorando o embelleciendo. En la actualidad, muchas veces lo que se hace es empezar al revés: primero embellecer y luego conservar”.
El caso de Santa Creu, con sus grietas visibles y sus enigmas aún ocultos, trasciende lo local y abre, por tanto, la puerta a que otras parroquias y templos menores, muchas veces relegados en los planes oficiales de conservación, puedan beneficiarse de un enfoque más científico y sistemático, propio hasta ahora de las grandes catedrales.