La crisis del alquiler separa a los estudiantes de sus universidades soñadas: “No puedes decidir sobre tu vida”

La crisis del alquiler separa a los estudiantes de sus universidades soñadas: “No puedes decidir sobre tu vida”

Estudiantes a punto de comenzar el curso que no han podido conseguir un lugar para instalarse, o que directamente tienen que renunciar a su plaza porque no pueden afrontar el precio de las viviendas en esa ciudad: «Tengo la ansiedad por las nubes. No es una tontería: es mi futuro»

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En un largo túnel de ansiedad y delirio: es como dice sentirse Avril, 22 años, al ver que el primer curso académico de su máster presencial está a punto de comenzar y sigue sin encontrar piso en Madrid.

Tras todo un verano de búsqueda, la estudiante pensaba que había encontrado, por fin, un lugar en el que vivir. Sin embargo, aunque tenía ya pagada la reserva, le acaban de denegar la posibilidad de arrendarlo tras realizarle un “estudio de solvencia económica” a ella y a su potencial compañera de piso.

“Nos hemos quedado muy sorprendidas porque llevamos alquilando cuatro años y nunca habíamos tenido ningún problema”, asegura. “Tenemos familias con sueldos estables que podrían cubrir perfectamente el piso. La inmobiliaria aún no nos ha explicado los motivos”. Ahora están esperando a que les devuelvan el dinero de la reserva.

Pese a que ha buscado piso en la capital en otras ocasiones, este año está siendo diferente: no les ha servido solo con bucear día y noche en los portales especializados más conocidos, sino que han tenido que ir “web por web” de cada inmobiliaria para lograr agendar las visitas a las viviendas, explica desde la casa de sus padres, en La Rioja.


Avril, estudiante.

A lo largo del verano ha ido renunciando a varios de los requisitos que tenía en mente a la hora de encontrar una vivienda. Por ejemplo, ha terminado aceptando la posibilidad de entrar en un piso sin amueblar ya que “alrededor de la mitad de las ofertas son de pisos de este tipo”. “Al final sientes que no tienes ninguna capacidad de decisión sobre tu vida”, lamenta.

El derecho a la educación, obstaculizado

El año 2025 es el primer año en el que, oficialmente, todas las comunidades autónomas del país han superado el precio máximo histórico del alquiler al rebasar las cifras de los años de la burbuja inmobiliaria de 2007, según datos del Índice Inmobiliario Fotocasa, que mide el precio de la vivienda en alquiler en España desde el año 2006. Y los universitarios lo están notando.

“Hay personas que están renunciando a su plaza universitaria por la imposibilidad de poder pagar un alquiler. Si ya de por sí es complicado acceder a una plaza en la universidad, ahora la crisis de la vivienda suma una traba más a los estudiantes, especialmente a aquellos de familias humildes”, sostiene Coral Latorre, secretaria general del Sindicato de Estudiantes.

Si ya de por sí es complicado acceder a una plaza en la universidad, ahora la crisis de la vivienda suma una traba más a los estudiantes, especialmente a aquellos de familias humildes

Coral Latorre
Secretaria general del Sindicato de Estudiantes

El reciente informe de la plataforma de alquiler especializada en estudiantes universitarios Live4Life así lo asegura: El 45% de los jóvenes ya decide en qué universidad estudiar en función de los precios del alquiler y el 58% descarta ciudades caras por no poder afrontar el coste de la vida.

Rechazar tu plaza por el alquiler

Desde la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP) explican que la vivienda es, sin duda, una de sus principales preocupaciones, ya que “está siendo un factor que está haciendo que se pierda la igualdad de oportunidades”.

“Los ministerios de Vivienda, Economía y Universidades el año pasado prometieron que iban a hacer un protocolo para la promoción de viviendas para la comunidad universitaria. Todavía no tenemos constancia de que ese protocolo haya progresado de ninguna forma. Nos faltan residencias, colegios mayores, pero que sean públicos”, afirman.

María Ángeles Guzmán, de 22 años y portavoz de la coordinadora, es una de esas personas que tuvieron que rechazar una plaza universitaria por no poder permitirse pagar un alquiler. Pese a que en 2021 quiso estudiar Historia del Arte en Granada y llegaba a la nota de corte, tuvo que descartarlo. “Aunque mi familia es monoparental, no nos suelen dar becas. Mi madre me dijo que era imposible”, rememora.

Mi hermana tiene 18 años y ha hecho Selectividad. Quiere estudiar Física. Ha tenido que rechazar la plaza en Canarias porque no se puede ir con cómo están los precios de los alquileres allí

M. Ángeles Guzmán
Estudiante de 22 años y portavoz de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas

Como segunda opción, comenzó a cursar Humanidades en Almería, puesto que podía viajar allí en autobús todos los días desde su vivienda familiar. Pero no era su carrera soñada: “Llegaba súper frustrada a mi casa y me pasaba todos los días llorando”, cuenta.

Finalmente, tras un plan estratégico por parte de su familia, al año siguiente logró cursar Historia del Arte en Jaén. “Pese a que ahora estoy contenta, porque me parece que tengo profesores súper competentes, es verdad que Jaén no fue mi primera opción”, dice.

Y, este año, a su hermana le ha pasado algo similar: “Tiene 18 años y ha hecho Selectividad. Ella quiere estudiar Física. El único sitio en el que ha entrado, por la nota de corte, ha sido Canarias. Ha tenido que rechazar la plaza porque con los precios de los alquileres que hay allí, no se puede ir ”.


M. Ángeles Guzmán, estudiante y portavoz de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP).

Precios desorbitados y requisitos interminables

Las dos ciudades españolas que más universidades públicas acumulan (Barcelona y Madrid) son las dos donde más caro es alquilar una vivienda. En Barcelona costaba este mes de julio, de media, 23,42 €/m2 al mes. En Madrid capital, 22,35 €/m2. Los precios han subido en España casi un 40% desde 2015.

Carlos, al igual que Avril, tampoco encuentra piso en Madrid, pese a que el inicio de su curso académico también está al caer. El joven de 21 años lleva tres años estudiando Derecho a través de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), pero en su último año ha querido trasladar su expediente a una universidad presencial debido a que esto le podría abrir “más oportunidades laborales”.

En Barcelona el alquiler costaba este mes de julio, de media, 23,42 €/m2. En Madrid capital, 22,35 €/m2. Son las dos ciudades más caras

No hay mucha oferta, dice. “Pero no es solo eso: también son los precios desorbitados y todo lo que te piden”, asegura. Él y una de las personas con las que está buscando piso, Paula, explican que les han llegado a pedir como requisito hasta seis meses de adelanto. Ambos son de ese porcentaje de universitarios que tendrá que trabajar y estudiar a la vez.

Si no tienen suerte, el otro chico con el que vivirán tendrá que perderse las primeras clases de su curso, pues es de Sevilla y no tiene ni amigos ni familiares que puedan acogerle hasta que encuentren una vivienda que arrendar —Carlos y Paula, cuentan, al menos sí tienen esa baza—.

La salud mental, atravesada

Desde el Sindicato de Estudiantes recuerdan que “todo esto también tiene muchas implicaciones en la salud mental de los jóvenes”. “Es desesperante necesitar mudarte a una ciudad nueva y pensar que igual no encuentras casa”, cuenta Carlos. “Parece que o te metes en toda esta selva que es el mercado y te sometes a lo que hay ahí o no vas a encontrar ningún tipo de alternativa. Los caseros saben que los que tienen la sartén por el mango son ellos, entonces te hablan a veces sin ningún tipo de respeto”, critica, indignado.

Te piden que saques tu buena nota para entrar a la carrera. Lo haces, pero resulta que no puedes permitirte vivir en la ciudad en la que se encuentra la universidad

Carlos
21 años. Estudiante.

Avril coincide: “Te atiborran con tantos requerimientos y te marcan tanto los tiempos que tú estás tan desesperada que dices: ‘sí, toma todos mis documentos, todo lo que necesites’. Y hay veces que te sientes agobiada por siquiera preguntar algo. Tengo la ansiedad por las nubes. No es una tontería: es mi futuro. Al final toda tu vida, todos tus pensamientos, se centran en esto”.

“Caos educativo” y pérdida de talento

“Se trata de una cadena que creemos que va a desembocar en un caos educativo”, señalan desde la CREUP. “Te piden que saques tu buena nota para entrar a la carrera. Lo haces, pero no puedes permitirte vivir en la ciudad en la que se encuentra la universidad. Entonces te tienes que poner a trabajar a la vez que estudias, por lo que bajas tu rendimiento académico”, relatan.


Carlos, estudiante.

“Si bajas tu rendimiento, las pocas becas que dan ya podrías empezar a descartarlas. Y si no finalizas la carrera con una buena nota media, luego puede ser que a un máster ni siquiera puedas entrar, y ahora lo necesitas para trabajar en cualquier lado. Ya se está formando toda esta gran bola de factores”, continúan.

Desde el Sindicato de Estudiantes proponen más parque público de vivienda y “que esos pisos no superen el 10% del SMI”. “También se debería garantizar que pagar una residencia universitaria no cueste prácticamente un salario entero, y que estos alojamientos fuesen públicos. Se trata de un derecho, del derecho a la educación”.

Alquilar hay que pasar todos unos ‘juegos del hambre’. Y muchos rentistas no quieren alquilar sus habitaciones a estudiantes porque no cumplen todos estos requisitos

Coral Latorre
Secretaria general del Sindicato de Estudiantes

El sindicato sugiere, además, garantizar “por ley” que los estudiantes puedan —de forma realista— alquilar habitaciones. “A día de hoy para alquilar hay que pasar todos unos ‘juegos del hambre’. Enviar nóminas, tu vida laboral, presentar avales… Y muchos rentistas no quieren alquilar sus habitaciones a estudiantes porque no cumplen todos estos requisitos”, afirma Latorre. “Conseguir dormir bajo un techo no debería suponer algo así de imposible para los jóvenes”.

En su opinión, se trata de una cuestión de clase. “El talento de la gente que se está mandando a la basura no es el de todos los estudiantes en general, sino el de aquellos que tienen familias más humildes”, subraya. “Es el momento de que el Gobierno tome decisiones enérgicas”.