
Mañueco, un presidente solo a siete meses de las elecciones
El presidente de la Junta de Castilla y León afronta su último curso antes de las elecciones con la credibilidad de su Gobierno muy tocada, su partido en shock y la exigencia de la oposición y el personal de emergencias para que rueden cabezas tras la tragedia ocasionada por los fuegos
Mañueco justifica su gestión de los incendios porque era una situación “excepcional”: “En Castilla y León tenemos un buen operativo”
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, vive su peor momento político y está solo al frente de un Ejecutivo muy debilitado tras la peor oleada de fuegos que se recuerda en la región. El jueves, Mañueco pudo comprobar, con los reyes de España como testigos, cómo un retén de bomberos se negaban a darle la mano durante la visita oficial. El viernes a la entrada del parlamento regional otro grupo del personal de emergencias exigieron dimisiones en su Gobierno a las puertas del parlamento regional, donde se vio obligado a comparecer por la oposición, que clama contra una gestión que consideran negligente. El presidente regional reseñó en su discurso que hubiera preferido comparecer cuando los incendios ya se hubieran apagado del todo. El PSOE y resto de partidos no le dejaron otra salida. Incluido el propio PP, que se apresuró a exigir las comparecencias de cuatro ministros en el Senado, la Cámara que controlan, esta misma semana. Con cuatro ministros dando explicaciones en la Cámara Alta, sería difícil justificar que el presidente de la comunidad donde más daño han hecho las llamas, no compareciese en su parlamento, cuando las llamas siguen devorando hectáreas de monte. Fue el principal reproche que lanzó Mañueco a la oposición durante uno de los discursos más importantes de su carrera política, que sus vecinos no pudieron ver en directo en la televisión autonómica que programó una corrida de toros mientras su presidente daba explicaciones sobre la actuación de su gobierno en la tragedia.
Mañueco salió a la defensiva, pero sin un tono tan cortante como el que su partido usa en Madrid contra el Gobierno de coalición progresista. No eludió críticas a Sánchez, pero mantuvo la mano abierta a una colaboración para adoptar nuevas medidas de lucha contra los incendios, un problema, advirtió, que necesita “un nuevo modelo de actuación”. Desde el atril, pidió al Gobierno “abordar la prevención y la extinción de los incendios como una cuestión de Estado, sacarlos de la confrontación política y de la lucha partidista”. El presidente de Castilla y León no mencionó ni una sola vez en su intervención a su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez Quiñones. Tampoco lo hizo el portavoz del PP.
Mañueco lleva dos semanas en las que se ha tenido que echar a la espalda la gestión de la mayor tragedia ambiental que ha sufrido la comunidad autónoma desde su existencia desde 1983. Si los incendios de Ávila y Zamora en 2022 ya fueron una dura advertencia, la tragedia de este 2025 ha dejado pequeña aquella crisis. La oleada de 2025 se ha cebado especialmente en las provincias de la Región Leonesa, con todo lo que políticamente puede suponer a siete meses de las elecciones cuando el leonesismo lleva años de viento electoral a favor.
Su consejero de Medio Ambiente y responsable del operativo, Juan Carlos Suárez-Quiñones, lleva fuera de la esfera pública desde el 12 de agosto, cuando comunicó el primer fallecido en los incendios, un voluntario que extinguía un incendio en León llegado desde Zamora. El día antes respondió a su presencia en Gijón el domingo 11 de agosto cuando un fuego cercaba y luego arrasaba el patrimonio de la humanidad de Las Médulas con una frase que le perseguirá: “Tenemos la mala costumbre de comer”. Desde aquel día el consejero ha presidido todos los Cecopi autonómicos, como parte de su trabajo, pero ha desaparecido del ojo público, entre un fuerte descontento social que exige su dimisión. Las investigaciones de ILEÓN y elDiario.es sobre las actuaciones del consejero en relación con un empresario que empleó a su hijo menor, no han hecho sino acrecentar su desaparición, aunque con un respaldo explícito a preguntas de los periodistas.
Tras la desaparición de Suárez-Quiñones, a quien muchos dan por amortizado, el presidente del Ejecutivo de Castilla y León apareció con el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, en el centro de mando autonómico. Arranz es el auténtico ideólogo del operativo antiincendios de Castilla y León y lleva en el cargo casi dos décadas, desde 2007. Es uno de los señalados por los bomberos forestales como responsable de la dimensión de la tragedia y piden su dimisión aunque su relevancia pública no es destacada. Tras la publicación por elDiario.es de sus mensajes en que se reclamaba la vuelta “urgente” de personal de vacaciones una semana después de iniciarse los incendios también ha desaparecido de las convocatorias y fotografías. Y así Mañueco se ha quedado solo al frente de la oleada de críticas, sin ningún escudo político que lo cubra, para lo bueno y para lo malo.
El todavía consejero Quiñones poseía un perfil político potente, capaz de enviar mensajes sin dudas y una voz de peso en el Ejecutivo autonómico de Mañueco, aunque llegó como cuota independiente tras haber formado parte del gobierno de Juan Vicente Herrera con el que Mañueco se acabó distanciando. Sin su presencia pública la defensa de la actuación del gobierno autonómico ha recaído en el propio presidente, con alguna intervención del consejero de Economía y portavoz, Carlos Fernández-Carriedo, pero siempre tras los consejos de gobierno que han tenido que abordar medidas para paliar la tragedia. Carriedo, con buenas relaciones con la prensa, es un muro de contención pero su perfil comunicativo es más plano frente a una situación que ha desbordado al Ejecutivo autónomico.
Mañueco ya no cuenta tampoco con un perfil duro para combatir las críticas como el que tenía el exportavoz en las Cortes Raúl de la Hoz, hoy eurodiputado, ya que el actual jefe de filas de los populares, Ricardo Gavilanes, no se caracteriza por un tono tan agresivo y contundente como su antecesor. Y la vicepresidenta del Gobierno y consejera de Familia, Isabel Blanco, a la que muchos miran como una posible sucesora, mantiene un perfil más social alejado de la trifulca política actual.
Alfonso Fernández Mañueco con la plana mayor del PP de Castilla y León entrando al hemiciclo de las Cortes autonómicas
Un partido en shock y cierre de filas
“Está todo el mundo KO”, resume un cargo interno del PP la situación que se vive y que nadie esperaba a pocos meses de unas elecciones que en la sede central de Génova 13 se veía como el inicio de una carrera triunfal en comicios autonómicos como preámbulo de la llegada de Feijóo a La Moncloa. “Los incendios, las declaraciones desafortunadas, errores de comunicación… Y con las elecciones a la vuelta de la esquina”, se lamentan en privado dirigentes del PP. El verano había comenzado con runrún de un posible adelanto electoral al otoño para comenzar a martirizar con victorias electorales a La Moncloa, siempre desmentido por el presidente Mañueco y su entorno. Pero no se ocultaba lo que creían eran buenas perspectivas electorales para el Partido Popular, lograr acercarse a la mayoría absoluta y no tener que depender de Vox para formar gobierno. Ahora todo es incertidumbre salvo una cosa, las elecciones serán en marzo del 2026, como ya han avanzado en un comunicado.
Mañueco realizó este pasado viernes el tradicional ‘paseíllo’ ante los medios de comunicación antes del Pleno de las Cortes. Lo hizo acompañado de la plana mayor del partido autonómico, con la presencia de numerosos cargos públicos como alcaldes o presidentes de Diputaciones. Hasta su rival en las primarias del 2017 para suceder a Herrera, el senador por León Antonio Silván, acudió a darle su respaldo. En esa entrada planificada como un cierre de filas, había una ausencia clamorosa: faltaba el consejero de Medio Ambiente. Juan Carlos Suárez-Quiñones no estuvo en esa foto, entró después del presidente al hemiciclo de forma discreta para ocupar su escaño.
“Los incendios lo han cambiado todo y ahora la precampaña va a ser desde septiembre”, vaticina otro cargo popular que cree que habrá un horizonte complicado pero que dependerá también de qué suceda en la política nacional en Madrid y hacia donde tire la actualidad acelerada en la que vivimos.
En el PP de León, en el que Suárez-Quiñones preside su comisión gestora tras la dimisión de la portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, para centrarse en sus funciones en Madrid, la situación es de desolación. “Si Quiñones es candidato (en las elecciones autonómicas de marzo) vamos a tener que hacer una campaña ocultándonos”, vaticina un alcalde del PP. La profusión de carteles y pegatinas sobre la dimisión del consejero por toda la provincia les hace temer el resultado electoral, señalando al leonesismo de UPL como posible refugio de votos de los populares ante la situación vivida.
Pedro Sánchez hablando con Mañueco tras los incendios en Laciana
Defensa de las vacaciones
Mañueco abordó en su turno de réplica a la oposición un tema peliagudo objeto de controversia cada vez que hay una tragedia, y es si los políticos llegan tarde a las situaciones, acrecentada tras la polémica de la DANA de Valencia del año pasado y la polémica comida en El Ventorro del president de la Generalitat, Carlos Mazón.
El presidente autonómico criticó al ministro de Transportes y exalcalde de Valladolid, Óscar Puente, por usar “planteamientos populistas” sobre dónde estaba en sus vacaciones mientras comenzaba la oleada de incendios en Castilla y León, en alusión a las críticas del socialista por calificar como “calentita” la situación de los incendios en la Comunidad. Puente realizó varias publicaciones en la red social X el lunes 11 de agosto, después de que ardiera el patrimonio de la humanidad de Las Médulas, aludiendo a que Mañueco estaba de vacaciones “Que se vuelva de Cádiz a CyL que se está quemando de arriba a abajo”.
“No buscaba arrimar el hombro, buscaba rédito, dar un golpe fácil contra este gobierno y esta tierra, lo hacía porque se acercan las elecciones en Castilla y León”, ha reprochado al ministro. “¿Qué quieren insinuar?, ¿que no me importan los incendios?”, ha afeado para apuntar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también estaba de vacaciones en las Islas Canarias “mientras España ardía” y que “sería injusto” cuestionar la despreocupación de ambos. Por más que su propio partido, incluido el propio Feijóo, también haya reprochado a Sánchez estar de vacaciones.
Mañueco reapareció la madrugada del 11 al 12 de agosto en un Cecopi autonómico celebrado en Zamora, con Puente arrogándose haberle hecho volver. Pedro Sánchez expresó su preocupación por los incendios en la red X el domingo 10 de agosto y en su agenda oficial presidió el Comité Estatal de Coordinación y Dirección del Plan Estatal de Emergencias (CECOD) el 16 de agosto. Ambos hablaron el 15 de agosto y se vieron el domingo 17 de agosto en la visita del presidente del Gobierno a las zonas afectadas. Mañueco atendió a la prensa el 15 de agosto con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en Palacios del Sil, en un día que se incrementó la refriega política al acusar el PSOE a la Junta de mover un Puesto de Mando Avanzado (PMA) y un bulldozer para realizar la foto. Cuando atendieron a la prensa el bulldozer no estaba, aunque existen fotos que sí lo muestran a primera hora del día.
Mañueco aborda la precampaña con un escenario inédito, sin poder realizar una apertura de curso político como es habitual en los cargos públicos que optan a la reelección. Las circunstancias, negativas, se han impuesto. La imagen de trabajadores forestales negándole el saludo durante la visita real se ha viralizado y el Gobierno autonómico intenta acelerar para adoptar medidas económicas que palien el desastre. La duda que corroe ahora al PP es si la tensión por los incendios seguirá durante septiembre y obligará a adoptar medidas que corten el desgaste, que todos en el partido reconocen y asumen. Y en manos del propio Mañueco estará el devenir electoral de un otoño que promete de todo menos ser tranquilo.