Agnès Llobet, actriz y poeta: «Mallorca es magia y precariedad, es una isla que te obliga a ser resiliente»

Agnès Llobet, actriz y poeta: «Mallorca es magia y precariedad, es una isla que te obliga a ser resiliente»

ENTREVISTA – Con una sólida trayectoria en teatro, televisión y literatura, Llobet transita en constante revisión y, con la serenidad de la madurez y la intensidad de su oficio, busca relatos capaces de ir más allá de la individualidad: «Necesitamos historias que nos recuerden la unidad, la igualdad y la libertad reales»

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Actriz, poeta y creadora polifacética, Agnès Llobet (Marratxí, 1984) vive entre Mallorca y Madrid, entre la calma de la isla y la exigencia del plató. Con una trayectoria sólida en teatro, televisión y literatura, ha trabajado en producciones como La sonata del silencio o Sueños de libertad, y ha impulsado proyectos propios donde palabra y escena se funden con voz propia. Su libro Turista Zero —un viaje poético de devastación y renacimiento— evidencia una escritura arraigada y transformadora. Llobet defiende una creación consciente, colectiva y con alma.

Entre la escritura y la maternidad, Llobet transita en constante revisión: “Preguntándome qué quiero contar y quién quiero ser”. Una voz que se rebela contra las etiquetas, que reivindica a la actriz-creadora y que ahora, con la serenidad de la madurez y la intensidad de su oficio, busca relatos capaces de ir más allá de la individualidad para abrazar una conciencia colectiva: “Necesitamos historias que nos recuerden la unidad, la igualdad y la libertad reales”.

Agnès, ¿cómo ha sido para ti la experiencia de vivir entre Mallorca y Madrid, entre dos mundos?

Una gran oportunidad de crecimiento. Siempre he defendido que en Balears se hace un trabajo artístico de calidad, pero fuera —en Madrid, en Barcelona— hay una infraestructura y una continuidad que permiten proyectos más grandes y constantes. Cuando trabajo en casa, quizá siento que me arriesgo todavía más; y, fuera, el cambio de contexto me alimenta, me enriquece… Es un movimiento de ida y vuelta que me transforma constantemente y del que estoy muy agradecida.


Agnès Llobet

¿Y esta dualidad, qué retos y oportunidades te ha dado?

Te permite estar activa casi todo el año, pero implica un gran desgaste. Durante años viajé cada fin de semana entre Madrid y Mallorca para no abandonar los proyectos teatrales. Esa constancia, ese esfuerzo por sostener espacios de creación, es un regalo… pero también agota.

¿Cómo ha sido combinar rodajes, maternidad y escritura en los últimos años?

Una locura. Hace casi dos años que empecé el rodaje de Sueños de libertad, cuando mi hija tenía solo un año y medio. Sacar adelante una serie diaria, dando el pecho todavía y, al mismo tiempo, acabar la escritura de una novela con fecha de entrega, ha sido un triple salto mortal. El agotamiento ha sido extremo, pero cuando estás tan cansada, he de decir que caen los filtros y aparece una creatividad quizá más cruda. La maternidad es fascinante y brutal a la vez, como la madre naturaleza. Pero sentía que era el momento de abrazar este nuevo yo, también como actriz, como creadora.

Hace casi dos años que empecé el rodaje de Sueños de libertad, cuando mi hija tenía solo un año y medio. Sacar adelante una serie diaria, dando el pecho todavía y, al mismo tiempo, acabar la escritura de una novela con fecha de entrega, ha sido un triple salto mortal

Agnès Llobet
Actriz y poeta

¿Cómo consigues habitar todas tus facetas —actriz, autora, madre— sin perderte?

Revisitándome constantemente. Preguntándome qué quiero contar y quién quiero ser. Cuando siento que necesito hacer teatro, no espero: propongo, escribo, pido. El 70 % de mis proyectos han surgido así. El teatro exige impulso personal y acción para construir lo colectivo; es un mundo que se detiene si solo esperas a que te llamen. Me inspira la idea de huir de la etiqueta “intérprete de” para ir construyendo la figura de la actriz creadora.


Agnès Llobet: «La maternidad es fascinante y brutal a la vez, como la madre naturaleza»

El teatro exige impulso personal y acción para construir lo colectivo; es un mundo que se detiene si solo esperas a que te llamen. Me inspira la idea de huir de la etiqueta ‘intérprete de’ para ir construyendo la figura de la actriz creadora

Agnès Llobet
Actriz y poeta

¿Eres una actriz que escribe o una escritora que actúa?

[Ríe] Soy actriz de origen, pero la palabra siempre me ha llamado. Hago un poco como Butes, aquel argonauta que se lanza voluntariamente al mar, buscando llegar al canto de las sirenas. Ese es el impulso que siento, al menos. Seguro que ayudó el hecho de que en casa siempre estuvimos rodeados de libros (todavía ahora); libros y poesía. Me encerraba en el baño de niña y recitaba ante el espejo, practicando muecas. Mi conexión con la palabra ha crecido: desde la poesía hasta el guion, pasando por la dramaturgia y la creación de personajes. La palabra se ha convertido en una forma de expansión, pero siempre con la actriz en el centro, en diálogo con la escritura.

¿Qué tipo de historias sientes urgencia de contar ahora?

Cada vez siento más la necesidad de crear narrativas que vayan hacia la conciencia colectiva, entendida como una conciencia de especie planetaria. Vivimos problemas globales —sociales, económicos, climáticos— y es necesario responder con relatos a su altura. Quiero explorar esta idea desde el overview effect, ese cambio cognitivo que experimentan los astronautas cuando ven la Tierra desde fuera: pequeña, frágil, sin fronteras.

Cada vez siento más la necesidad de crear narrativas que vayan hacia la conciencia colectiva, entendida como una conciencia de especie planetaria. Vivimos problemas globales —sociales, económicos, climáticos— y es necesario responder con relatos a su altura

Agnès Llobet
Actriz y poeta

Puede sonar utópico, pero no lo digo desde un lugar ingenuo, sino desde una urgencia muy real de conexión. Nos hacen falta relatos que trasciendan la queja individual, que no nos separen de una lucha colectiva y que lleguen a grandes movimientos de transformación. Relatos que comprendan la interseccionalidad: feminismo, clase, migración y dignidad humana como partes de un todo. No solo tolerancia, sino unidad, igualdad y libertad reales. Necesitamos colectividad, e historias que nos la recuerden desde dentro.

¿Ha habido un momento clave en tu carrera como actriz?

Sí, absolutamente. La sonata del silencio fue mi gran salto. El primer proyecto nacional importante, con un casting exigente y largo que me hizo crecer mucho. Era un personaje secundario complejo, lleno de oscuridad, pero con mucho espacio para explorar. Me sentí acompañada y valorada por todo el equipo. Iñaki Peñafiel fue el mejor director que podría haber tenido en un momento tan mágico como afrontar mi primer prime time nacional. Él me dio una libertad creativa enorme, que viví como una gran muestra de confianza. Me sentía escuchada y respaldada. Además, me enseñó una forma de rodar apasionante, elegante y comprometida, y me dio alas para aportar mi propia mirada a la construcción del personaje. Aquella experiencia me permitió dar un salto técnico-artístico y entrar en otro nivel de narrativa audiovisual, más cinematográfico, más profundo. Marcó un antes y un después.


Agnès Llobet: «Necesitamos colectividad, e historias que nos la recuerden desde dentro»

¿Qué papeles te han dejado más huella?

Aparte de La sonata, nunca me separaré de Amor de Cans. Venía de participar en cuatro o cinco proyectos nacionales e hice el casting para esta producción para la cadena autonómica de las Illes Balears, que había sido mi escuela televisiva. El personaje era un caramelo, una especie de conciencia poética dentro de la historia, hecha personaje. Lo llevé hacia un perfil con matices neurodivergentes, sutiles, para romper códigos y generar tensión emocional dentro de una propuesta de lenguaje que tocaba la farsa, el humor negro y el costumbrismo.

En ambos casos busqué una humanidad poética, una luz dentro de la oscuridad. Y eso es lo que más me mueve: personajes con alma, con riesgo, siempre con contradicciones profundas. Aquellos que te permiten explorar lo que no es visible, pero que transforma.

eso es lo que más me mueve: personajes con alma, con riesgo, siempre con contradicciones profundas. Aquellos que te permiten explorar lo que no es visible, pero que transforma

Agnès Llobet
Actriz y poeta

Tu faceta de escritora y poeta es menos conocida, pero te aporta una gran versatilidad. ¿Cómo ha sido ese camino?

Siempre había escrito, pero no me había lanzado del todo hasta que mi compañero leyó un primer pseudolibro y me animó a presentarlo. Ganó el Premio Jaume I de Calvià de Poesía y eso me dio el empujón para continuar. Escribo como vivo: un trabajo constante, un cuestionamiento constante y alimentar el coraje. Para mí, la actriz nutre a la escritora y la escritora nutre a la actriz.

Después de aquel primer poemario, Podríem, sentí la necesidad de crear dramaturgia desde un lugar expandido y pluridisciplinar. Así nació L’incendi de les papallones, un proyecto a tres bandas entre poesía, dirección escénica y lenguaje visual. Más adelante vinieron La dona de Poe, El desig d’Alcmena y Turista Zero, un viaje poético e iniciático de destrucción y renacimiento que me reconectó con la esencia. Escribo para transitar de la herida hasta la luz.


Agnès Llobet: «Escribo como vivo: un trabajo constante, un cuestionamiento constante y alimentar el coraje»

Tus raíces mallorquinas atraviesan toda tu obra. ¿Cómo se manifiesta la isla en tu trabajo?

Mallorca se manifiesta como una contradicción creativa: calma y tensión, magia y precariedad. La supervivencia aquí te hace versátil y resiliente, pero también favorece una honestidad artística muy profunda. La isla no solo es escenario: también es alma, ritmo y mirada.

[En mi trabajo] Mallorca se manifiesta como una contradicción creativa: calma y tensión, magia y precariedad. La supervivencia aquí te hace versátil y resiliente, pero también favorece una honestidad artística muy profunda. La isla no solo es escenario: también es alma, ritmo y mirada

Agnès Llobet
Actriz y poeta

¿Tu familia ha jugado un papel importante?

Mis padres, maestros con mentalidad abierta, me apoyaron desde el principio. Cuando el orientador de la escuela sugería otros caminos, ellos me acompañaron hacia el Institut del Teatre de Barcelona. Esto ha sido clave, porque en esta profesión las crisis son recurrentes y tener una red (familia, amigos, pareja) que te sostenga mental y emocionalmente es fundamental. Para mí lo ha sido.

También influyó mucho el ambiente de casa. Mi madre era una lectora compulsiva y en casa había una biblioteca enorme, sobre todo de poesía en catalán. Tener poesía en los pasillos te cambia la vida.

¿Cómo fue tu infancia? ¿Hay algún recuerdo que te haya marcado especialmente?

Siempre cuentan en casa que, con seis o siete años, dije: “Si no subo a un escenario en la Plaza España, me moriré”. Tenía esa necesidad de expresarme, de estar en el escenario, aunque en mi familia no había ninguna tradición teatral. Organizaba obras con mis primos, disfrazaba a mi hermano pequeño…

Siempre cuentan en casa que, con seis o siete años, dije: ‘Si no subo a un escenario en la Plaza España, me moriré’. Tenía esa necesidad de expresarme, de estar en el escenario, aunque en mi familia no había ninguna tradición teatral. Organizaba obras con mis primos, disfrazaba a mi hermano pequeño…

Agnès Llobet
Actriz y poeta

Hasta que mis padres consiguieron apuntarme al Centre Dramàtic Di Marco, que acababa de abrir justo a un minuto de casa. Tenía ocho años, y aquella escuela lo cambió todo. Allí hice los primeros ejercicios de técnica vocal, de respiración, de atención escénica. Fue el inicio real de mi camino como actriz.

Hablemos de industria: Galicia y Canarias han vivido un auge audiovisual. ¿Qué le falta a Balears para vivirlo también?

Le falta creer de verdad en la ficción propia. Y eso significa invertir en ella de verdad.

Atraer rodajes de fuera está muy bien, pero esas producciones vienen con todo hecho. Aquí solo se presta el servicio, y la contratación local es mínima y en categorías de los puestos de trabajo, artísticos y técnicos, con un techo de cristal muy bajo. Siempre salen titulares sobre el gran talento que hay en las Islas Balears, pero se convierte en un mensaje paternalista y vacío si no va acompañado de financiación y medidas que también pongan en el centro de la cuestión la creación y a los creadores de las Islas.

Atraer rodajes de fuera está muy bien, pero esas producciones vienen con todo hecho. Aquí solo se presta el servicio, y la contratación local es mínima y en categorías de los puestos de trabajo, artísticos y técnicos, con un techo de cristal muy bajo

Agnès Llobet
Actriz y poeta


Agnès Llobet: «Hay que formarse, buscar maestros, viajar, no conformarse. Es una carrera de fondo»

Si queremos que creadores como Miguel Eek, Carles Bover, Miki Durán, Marga Melià, Rafa Cortés, Eugenia Sampedro o Toni Bestard hagan el cine que todos necesitamos, se requiere estructura y apoyo público real. Todo se resume en eso.

¿Qué consejo darías a las jóvenes creadoras que sueñan desde una isla?

Que se arriesguen y perseveren. Que hay muchos oficios dentro de este oficio y hay que ser honestos con uno mismo para saber qué quieres construir y no tener miedo de buscar una voz propia. Que te formes todo lo que puedas, que leas, que vayas al cine, al teatro, a los museos… Que las caídas y los miedos te alimenten. Que cuando te pierdas, puede ser bueno revisitar las raíces para reemprender el vuelo.

[A las jóvenes creadoras les diría] que se arriesguen y perseveren. Que hay muchos oficios dentro de este oficio y hay que ser honestos con uno mismo para saber qué quieres construir y no tener miedo de buscar una voz propia

Hay que formarse, buscar maestros, viajar, no conformarse. Es una carrera de fondo. Tanto si va bien como si no, el compromiso ha de ser profundo si quieres que esta sea tu vida.

¿En qué momento creativo te encuentras ahora?

Tengo dos proyectos de escritura en marcha. Uno ya muy avanzado: una novela terminada, ahora en fase de reuniones editoriales. El otro, un proyecto teatral, aún en estado inicial. Pero el motor no se detiene. Ni en la isla, ni dentro de mí.