“Si ocurre una tragedia, estamos desprotegidos”: Formentera, la isla olvidada por Salvamento Marítimo

“Si ocurre una tragedia, estamos desprotegidos”: Formentera, la isla olvidada por Salvamento Marítimo

La más pequeña de Balears es la única isla española que no cuenta con una base permanente, pese a que en lo que va de año ha recibido más de 1.500 migrantes y en verano el tráfico náutico se multiplica

La llegada de migrantes en patera a Balears bate récords mientras el sistema de asilo sigue roto

Joan Torres Mayans empezó a navegar en buques –petroleros, cementeros– cuando cumplió los veinte. Era 1980 y, durante quince años, recorrió el océano. Primero fue marinero en prácticas; después, oficial; y, en 1990, alcanzó los 1.250 días a bordo exigidos para lograr el título de capitán de la marina mercante. Para entonces, ya había navegado por el Mar del Norte y también atracado en los principales puertos atlánticos de Estados Unidos y Canadá. En una orilla y otra había podido ver cómo trabajaban embarcaciones dedicadas al rescate de navegantes en apuros. “Tanto los británicos, y también los franceses, como los famosos coast guards de América del Norte eran una referencia porque piensa que, aquí en España, entonces no existía Salvamento Marítimo”, explica por teléfono desde es Caló de Sant Agustí, Formentera.

Justo antes de salir a pescar raors, el marino toma café en la terraza de Can Rafalet, un bar que, como la casa de su familia, se alza –literalmente– sobre el Mediterráneo. A esas aguas, las de su infancia y juventud, volvió el capitán Torres a mediados de los noventa. Los barcos a su cargo –primero, de mercancías, a la península; después, de línea y pasaje, en la ruta entre las Pitiüses– empezaron a cruzarse, de vez en cuando, con otros, de color naranja y el escudo de Salvamento Marítimo estampado en la chapa. “Este servicio, tan básico”, dice, “se creó en 1993, y, entonces, ya se dotó a Mallorca con una base, en Portals Nous. En Eivissa cuentan con una base desde 1995. Lo que no podía imaginarme es que, tanto tiempo después, seguiríamos sin tenerla en Formentera. Aquí, si algún día ocurre una tragedia, estamos desprotegidos”.

De las 58 bases que la Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima tiene en España, seis están en las Illes Balears: tres en Mallorca, dos en Menorca, uno en Eivissa, ninguno en Formentera. Los últimos puntos de rescate se crearon hace casi veinte años, en 2006 y 2007, en Portocolom y Ciutadella, para cubrir el levante mallorquín y el poniente menorquín. Precisamente en esa época empezó a funcionar, de forma intermitente, una base en El Hierro, que tiene la misma población de Formentera. La dotación se haría fija en 2010 en el cabildo canario más pequeño. En cambio, los recursos fijos en las Pitiüses no aumentaron y, mientras tanto, en Madrid se sucedían los gobiernos –presididos por el PSOE y el PP– a lo largo de siete legislaturas.

De las 58 bases que la Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Marítima tiene en España, seis están en las Illes Balears: tres en Mallorca, dos en Menorca, uno en Eivissa, ninguno en Formentera

“La situación está llegando al colapso”, opina el capitán Torres, “porque en Mallorca pueden jugar con las dos bases que tienen en el sur, y Menorca no tiene los problemas de migrantes que existen en las Pitiüses. Pero Eivissa… sin una base en Formentera, este sistema no podrá aguantar demasiado. Es muy difícil de explicar que exista una base en Ciutadella y otra en Alcúdia y no se pueda –ni se quiera– una en Eivissa y otra en la Savina con el tráfico que existe (de barcos de pasajeros, de embarcaciones de recreo…) en un puerto y en otro. En la península, cada base cubre, de media, un radio de unas 50 millas. La base ibicenca tiene que ocuparse de todo el perímetro de su isla, de todo el perímetro de Formentera y de la zona SAR [las regiones marítimas donde cada estado soberano tiene la obligación de realizar misiones de rescate o auxilio a embarcaciones en apuros], la más complicada por las rutas de migrantes que vienen del sur”.


Rescate de una patera a varias millas de Formentera

La situación está llegando al colapso porque en Mallorca pueden jugar con las dos bases que tienen en el sur, y Menorca no tiene los problemas de migrantes que existen en las Pitiüses. Pero Eivissa… sin una base en Formentera, este sistema no podrá aguantar demasiado

Joan Torres Mayans
Capitán de marina mercante

Más millas que en Menorca, pero menos recursos

Las declaraciones del capitán Torres pueden traducirse en cifras. Geográficas y humanitarias. Los litorales de Eivissa y Formentera –y su medio centenar de islotes y peñones– suman 279 kilómetros (210 más 69), 64 kilómetros más que el de Menorca, que pese a ser una isla más grande y tener profundas bahías se queda en 216. Los migrantes que llegaron o se les rescató en lo que va de año tan sólo a Formentera rozan los 1.600, el 30% de las personas que han completado una ruta migratoria –no reconocida como “estable” por parte de Moncloa– que el año pasado rozó las 6.000 personas y, en los primeros ocho meses de 2025, se acerca a las 5.000. Sin embargo, una base formenterense “no es una cosa que, de momento, deba ser una realidad en un corto período de tiempo”.


Las barcas de la migración que llegan a la isla se acumulan en el vertedero


Uno de los nichos del cementerio de Sant Francesc en Formentera con un cadáver sin identificar: el de un migrante de la ruta argelina

La declaración –registrada el 29 de agosto en De far a far, el programa matinal de Ràdio Illa– es de José Ramón Crespí Vallcaneras, el jefe de Salvamento Marítimo en las Illes Balears. “¿Por qué Eivissa y Formentera disponen de una única salvamar, si tenemos 140 millas de costa, cuando en la península hay una salvamar cada cincuenta millas?”, preguntó Pepo Rubio, el periodista que conduce el espacio matinal de la emisora de referencia en Formentera. “Bien… es una planificación que se hizo hace muchos años, de aquella manera, y es cierto que las Pitiüses se quedaron con una salvamar, nada más. Es por eso que, en verano, intentamos reforzarla con una guardamar y mejorar el servicio con personal de la Cruz Roja y voluntarios presenciales para que las embarcaciones estén listas cuando se les llame”. En Ràdio Illa, Crespí fijó entre “media hora y cuarenta minutos” el tiempo de respuesta de la Salvamar Naos –una embarcación de veintiún metros de eslora y “actuación rápida”– para llegar a una emergencia náutica en Formentera. Si se detecta una patera al sur de la isla, la distancia desde el puerto base es todavía mayor.

Es una planificación que se hizo hace muchos años, de aquella manera, y es cierto que las Pitiüses se quedaron con una salvamar, nada más. Es por eso que, en verano, intentamos reforzarla con una guardamar y mejorar el servicio con personal de la Cruz Roja y voluntarios presenciales para que las embarcaciones estén listas cuando se les llame

José Ramón Crespí Vallcaneras
Jefe de Salvamento Marítimo en las Illes Balears

elDiario.es trató de hablar directamente con Crespí, pero al cierre de este reportaje el servicio de prensa de la empresa pública para la que trabaja, dependiente de la Dirección General de la Marina Mercante y el Ministerio de Fomento, no había respondido la petición. Las declaraciones del responsable balear de Salvamento Marítimo también pueden traducirse. La “guardamar” a la que hizo referencia Crespí es una patrullera de gran tonelaje y más de treinta metros de eslora, de las que tan sólo hay cinco en España. Van cambiando de puerto en función de las necesidades: por eso, la Concepción Arenal estuvo amarrada durante julio y agosto en Sant Antoni de Portmany para cubrir, desde allí, todas las emergencias que pudieran surgir en el poniente de las Pitiüses. Al llegar septiembre, se fue a Porto Pi, el gran puerto de Palma.


La Salvamar Acrux sale al rescate del velero averiado Sunrise al sur de Cap Martinet (Eivissa)

Los “voluntarios presenciales” que mencionó Crespí es la dotación, casi simbólica, con la que cuenta este verano el puerto de la Savina: forman parte de un proyecto impulsado desde Madrid para reforzar los rescates en el mar que se producen en Formentera. Para ello han firmado un convenio con la Cruz Roja para tener una lancha –de veinte años de antigüedad– activa de lunes a domingo en la Savina, pero no por las noches. Desde hace unas semanas, tampoco puede echar un cable a Salvamento Marítimo por el día. Está averiada.

Cuando se le menciona la avería de la lancha, Marcos Díaz Linares dice, con retranca gallega: “Los motores petan”. Este coruñés es uno de los empleados de Salvamento Marítimo en las Canarias y, además, delegado sindical (por la Confederación General del Trabajo) en la empresa. “Por eso hablamos con la prensa los compañeros que, de alguna manera, estamos protegidos. Hay miedo a represalias, quien no es delegado sindical las puede sufrir. En Balears, toda la carga de la migración se la están comiendo unas sesenta o sesenta y cinco personas, en turnos. Y hablamos de miles de llegadas. Conozco bien la realidad de cada base porque voy con frecuencia para saber en qué condiciones están. No estamos en nada de acuerdo con la participación de los voluntarios. Este servicio debe ser público y de calidad; lo que no puedes hacer es rellenarlo con voluntarios”.

Hay miedo a represalias, quien no es delegado sindical las puede sufrir. En Balears, toda la carga de la migración se la están comiendo unas sesenta o sesenta y cinco personas, en turnos. Y hablamos de miles de llegadas

Marcos Díaz Linares
Delegado sindical de CGT Canarias en Salvamento Marítimo

Los voluntarios pueden representar un problema de coordinación”

Díaz frena un segundo y equipara el panorama pitiuso a lo vivido a lo largo de agosto en los incendios de Galicia, Castilla y León o Extremadura: donde no llegaban los bomberos, brigadas de vecinos “sin medios” se ponían manos a la obra. Él mismo volvió a su aldea “a echar una mano porque la necesitaban”. Y, luego, lanza otra comparación: “Si tú mañana resulta que sufres una emergencia en Madrid y no tienes médicos suficientes lo que no haces es llamar a una ONG ni montas una tienda de campaña en plena Gran Vía y atiendes al personal ahí. Lo que haces es incorporar más medios profesionales que atiendan esas emergencias. Este sistema en el que participan embarcaciones manejadas por voluntarios puede representar un problema a la hora de coordinar un rescate. Para empezar, es imprescindible contar con barcos que estén diseñados para abarloar cayucos o pateras [es decir, situar un buque con el costado muy próximo a un muelle o a otro buque], que son muy frágiles, y poner a salvo a una gran cantidad de personas. Si vuelcan, podemos hablar de una tragedia”.


Rescate de una patera en Formentera

Marcos Díaz Linares, delegado sindical de CGT Canarias en Salvamento Marítimo, equipara el panorama pitiuso a lo vivido a lo largo de agosto en los incendios de Galicia, Castilla y León o Extremadura: donde no llegaban los bomberos, brigadas de vecinos “sin medios” se ponían manos a la obra

Milena García Herrera –ibicenca, socialista, diputada– ha defendido en varias ocasiones, en el Congreso y en la prensa, la gestión del Gobierno en cuestiones de Salvamento Marítimo en la comunidad autónoma donde consiguió su escaño. La estacionalidad del trabajo que los barcas naranjas realizan en Formentera es “el argumento principal por el que el Ministerio considera que no es lógico poner una base, tanto por elevado coste que supondría destinar una embarcación fija como del personal que la atendiera”.

La diputada del PSOE reflexiona también sobre la crecida de rescates de tripulantes de pateras, la mayoría en Formentera, pero matiza: son “el 20% de las intervenciones totales”, una proporción insuficiente para que haya una salvamar no se mueva de la Savina: “Hay que pensar que [una salvamar] no es una embarcación que se encuentre en el mercado: hay que licitar su compra, hacer el encargo a los astilleros etc. El incremento de actuaciones en los últimos años hace pensar que será necesario mantener los refuerzos que se han destinado y, quizás, ir a más, pero vamos a esperar a que acabe la temporada y a estudiar conjuntamente los datos. Estamos satisfechos con el aumento de medios. (…) Los medios destinados en las Illes Balears están para cubrir todo el archipiélago”.

El incremento de actuaciones en los últimos años hace pensar que será necesario mantener los refuerzos que se han destinado y, quizás, ir a más, pero vamos a esperar a que acabe la temporada y a estudiar conjuntamente los datos. Estamos satisfechos con el aumento de medios. (…) Los medios destinados en las Illes Balears están para cubrir todo el archipiélago

Milena García Herrera
Diputada socialista en el Congreso

El Consell de Formentera, gobernado por la derecha (coalición entre los insularistas de Compromís y el PP), solicitó por última vez en julio una embarcación propia de Salvamento Marítimo. “La Dirección Insular del Estado contestó diciendo que eran días complicados, por las llegadas masivas que se han producido en agosto, y haciendo un repaso de los medios que se destinan, pero no prometió más medios tampoco”, explican fuentes del ejecutivo insular. La demanda se viene repitiendo –con distintos colores políticos al mando– desde 2016. El pasado septiembre, el pleno votó a favor de pedir una base estable de Salvamento Marítimo. Marina Mercante dijo que lo estudiaría y no ha habido novedades. En la cascada de comparecencias públicas que se han sucedido –en Formentera, en Eivissa y en Palma– a lo largo de la segunda quincena de agosto, el tema apenas se ha mencionado.

A los periodistas se los convocó –o se aprovecharon otros actos, como la primera piedra de un colegio público en Santa Eulària des Riu– para hablar de pateras, pero los presidentes de los consells y la presidenta del Govern pusieron el índice en la falta de centros para atender a los menores (y no cumplir con las cuotas del reparto establecidas por el Gobierno) y no tanto en la falta de recursos de que dispone Salvamento Marítimo. A lo sumo, un tuit de la presidenta Marga Prohens poniendo a disposición, también de la Guardia Civil, los medios marítimos que gestiona la comunidad autónoma para encontrar a los quince migrantes a los que se perdió el rastro en las aguas de Cabrera el pasado 23 de agosto. Todavía no se ha dado con ellos y podrían pasar a engrosar la lista de desaparecidos que, según la ONG Caminando Fronteras, hubo más de 500 en 2024.

El Consell de Formentera, gobernado por la derecha (coalición entre los insularistas de Compromís y el PP), solicitó por última vez en julio una embarcación propia de Salvamento Marítimo. La demanda se viene repitiendo –con distintos colores políticos al mando– desde 2016. El pasado septiembre, el pleno votó a favor de pedir una base estable de Salvamento Marítimo. Marina Mercante dijo que lo estudiaría y no ha habido novedades

Vivir a menos de veinte minutos de la base con un sueldo que no llega a 2.000 euros

Aunque el ensamblaje de una salvamar cueste –aproximadamente– unos 2,5 millones de euros, si Fomento decidiera invertir esa cantidad en Formentera –como acaba de hacer en El Hierro –la Navia sustituye a la Adhara, una embarcación que llevaba diecinueve años dando servicio de salvamento– se encontraría con otro problema: la avaricia inmobiliaria de una de las islas más caras del Mediterráneo es incompatible con un empleo donde se exige vivir a veinte minutos de distancia del muelle donde se encuentra la base. “Los compañeros de la salvamar de Eivissa cobran entre 1.500 y 2.000 euros, según el rango. Si ya lo tienen difícil aquí en Formentera sería aún peor si no se compensa la vivienda de alguna manera. Ya ha ocurrido en algunos lugares, como Barcelona o el País Vasco: un compañero se pone enfermo, coge la baja y la base se tiene que cerrar temporalmente porque cuesta mucho, o resulta imposible, conseguir un sustituto. También pasó en Maó”, comenta Manuel Capa, uno de los oficiales de la Concepción Arenal, que ha pasado casi todo el verano en la Badia de Portmany y desde hace unos días tiene su base en la Badia de Palma.

Los compañeros de la salvamar de Eivissa cobran entre 1.500 y 2.000 euros, según el rango. Si ya lo tienen difícil aquí en Formentera, sería aún peor si no se compensa la vivienda de alguna manera. Ya ha ocurrido en algunos lugares, como Barcelona o el País Vasco: un compañero se pone enfermo, coge la baja y la base se tiene que cerrar temporalmente porque cuesta mucho, o resulta imposible, conseguir un sustituto

Manuel Capa
Oficial de la ‘Concepción Arenal’

Capa, como trabaja en el modelo más grande de la flota naranja (un mes está de guardia, otro mes descansa en su casa, en Almería), no tiene problemas de alojamiento. Duerme a bordo con el resto de una tripulación preparada para zarpar en todo momento: además de mecánicos, tienen hasta cocinero. Pero ve cómo se las componen sus colegas que deben pagar un alquiler o una hipoteca en las islas, uno de los territorios más caros del país. Capa no tiene reparos en hablar, también es delegado sindical de CGT: “No es nada sencillo dedicarse a este trabajo con las condiciones que tenemos, pero creo que hay un gran desconocimiento sobre nuestra labor. He estado en Canarias y, comparándolo, no creo que aquí se haya llegado a una situación límite con la inmigración, pero corremos el riesgo de cargarnos con trabajo que no nos corresponde hacer. Salvamento Marítimo se dedica a socorrer a cualquier persona que sufra un contratiempo en el mar… y ponerlos a salvo: si seguimos transportando inmigrantes desde Cabrera a Palma, como está pasando, tendremos ocupados nuestros recursos en caso de que haya una emergencia grave”.

Un choque frontal junto a Cala d’Hort en el que una mujer resulta herida. Un velero en llamas en pleno parque natural de ses Salines. Un yate que se va a pique después de incendiarse a 7,3 millas de Punta Gavina, un cabo de la costa occidental de Formentera. Agosto deja un reguero –habitual en temporada alta, basta revisar la hemeroteca– de incidentes náuticos en aguas pitiusas. El capitán Torres los lee así: “La mayor proporción de incidencias se producen en el triángulo que forman es Vedrà y Cala d’Hort, la Savina y Cala Saona [también en el poniente de la pitiusa del sur]: pedir una salvamar en Formentera también estaba motivado para cubrir esa zona de riesgo, incluidas aguas ibicencas, pero yo ya he arrojado la toalla. Voy a retirarme del activismo. En 2018, justo cuando me jubilaba, presenté una propuesta que no fue atendida pese a que habíamos recogido 1.500 firmas entre la población de Formentera. El año pasado, con los cambios políticos que había habido [en el Consell y el Govern] hice otro intento, pero no nos han escuchado. La prueba es lo que ocurrió en agosto de 2024”.


Intervención de Salvamento Marítimo tras el incendio de un yate de 30 metros de eslora en la Marina de Eivissa (agosto de 2012)

Un choque frontal junto a Cala d’Hort en el que una mujer resulta herida. Un velero en llamas en pleno parque natural de ses Salines. Un yate que se va a pique después de incendiarse a 7,3 millas de Punta Gavina, un cabo de la costa occidental de Formentera. Agosto deja un reguero –habitual en temporada alta– de incidentes náuticos en aguas pitiusas

Una tormenta atrapó a Xicu des Moliner, un pescador de la Mola, su llaüt naufragó, una batida ciudadana (otros pescadores profesionales, amigos y conocidos con barca) salió a buscarlo y, cuando volvían hacia la orilla, lo encontraron. Faltaba una hora para que se pusiera el sol. Chiripa o milagro. “La salvamar”, dice el capitán Torres, que aquel día, 14 de agosto, víspera de la Asunción, trabajó coordinando las labores de rescate desde tierra, “no pudo llegar hasta media hora antes de diéramos con Xicu. Si ese episodio no remueve conciencias… También costó que tuviéramos un hospital –había políticos hace veintipico años, como Rodrigo de Santos, recordado por otras razones mucho más tristes, que decían que no era viable una infraestructura así en Formentera– y la conseguimos. Con la base no soy tan optimista. Deberían ser el jefe de Salvamento Marítimo y el capitán marítimo de Eivissa y Formentera quienes se pronunciaran públicamente para pedirla, y no lo hacen. Los voluntarios son esenciales, pero en segunda línea. Ponerlos a manejar barcas es un parche”. En un artículo de opinión, enviado a los medios locales en diciembre de 2024, el marino formenterense se lamentó de ese proyecto piloto enviando una carta a los medios locales en la que, parafraseando a Lluís Llach, tituló: No és això, companys, no és això.


Uno de los veleros que la tormenta de mediados de agosto de 2024 dejó varados en el parque natural de ses Salines

También costó que tuviéramos un hospital –había políticos hace veintipico años, como Rodrigo de Santos, recordado por otras razones mucho más tristes, que decían que no era viable una infraestructura así en Formentera– y la conseguimos. Con la base no soy tan optimista. (…) Los voluntarios son esenciales, pero en segunda línea. Ponerlos a manejar barcas es un parche

Joan Torres Mayans
Capitán de marina mercante

Eivissa y Formentera, indefensas ante una DANA

Luis Gascón Rius –el capitán marítimo– no atendió las llamadas y mensajes de elDiario.es para conocer su punto de vista sobre el tema. En los últimos años, no obstante, ha hecho declaraciones donde ha pedido limitar, sin precisar del todo la forma, el número de embarcaciones que navegan en verano por la región marítima que administra. Especialmente las de chárter. A principios de noviembre, días después de la DANA que arrasó l’Horta Sud y una parte importante de la Ribera valencianas, Gascón alertó en Radio Ibiza-Cadena SER que si se diera un episodio así al sur de las Illes Balears no habría amarres suficientes para refugiar a todas las anclas que fondean frente a las costas pitiusas.

“De sobra se sabe el poder adquisitivo que tienen las personas que vienen de vacaciones a las Balears, especialmente a Eivissa y Formentera. Los cuatro millonetis que se están gastando miles de euros en Pacha o Ushuaïa no quieren lanchas de Salvamento Marítimo desembarcando a cientos de inmigrantes al lado de sus yates, que cuestan 20, 30, 40 ó hasta 50 millones de euros”, explica Marcos Díaz desde Canarias.


Es habitual ver yates valorados en decenas de millones de euros en aguas pitiusas durante la temporada turística

De sobra se sabe el poder adquisitivo que tienen las personas que vienen de vacaciones a Balears, especialmente a Eivissa y Formentera. Los cuatro ‘millonetis’ que se están gastando miles de euros en Pacha o Ushuaïa no quieren lanchas de Salvamento Marítimo desembarcando a cientos de inmigrantes al lado de sus yates, que cuestan 20, 30, 40 ó hasta 50 millones de euros

Marcos Díaz Linares
Delegado sindical de CGT Canarias en Salvamento Marítimo

–¿Crees que esos intereses influyen para que el Gobierno no reconozca la ruta migratoria entre Argelia y las Illes Balears… y para que Formentera carezca de base de Salvamento Marítimo?

–Influye, y quien te diga que no… En Canarias ocurre de una forma diferente porque damos servicio en puertos más modestos. Pero aún así hay problemas. En El Hierro se hizo viral una imagen de un muelle, en La Restinga, repleto de cayucos. El puerto quedó colapsado y las empresas de buceo no podían trabajar. Imagínate que, con la fuerza que tiene el turismo náutico allí, algún día ocurriera algo así en Formentera.