
Septiembre aún es verano: una decena de vinos refrescantes por menos de 20 euros para alargar la temporada
Una lista un tanto heterodoxa donde se combinan algunos más previsibles con claretes, ancestrales o vinos orange para quienes buscan probar algo diferente
¿Cómo repartimos la cuenta? Cuando la desigualdad económica entre amigos te arruina el mes y la amistad
Es una tendencia imparable en el mercado del vino: se consumen referencias más frescas, con menos alcohol, sin esa madera que hace años se buscaba y que ahora sólo se consiente cuanto está bien integrada y no tapa cualquier otro matiz. Una idea que cuando el calor aprieta, tiene más sentido que nunca y que también nos puede servir para, al menos mentalmente, alargar un poco el verano que apura sus últimas semanas.
Esta pequeña selección con una decena de vinos que hemos probado y nos han gustado representan perfectamente lo que andamos buscando. Una lista un tanto heterodoxa donde se combinan algunos más previsibles con claretes, ancestrales o vinos orange para quienes buscan probar algo diferente. Y, además, con un presupuesto nada disparado, que septiembre es siempre un mes duro. Algo menos si podemos beber rico.
Loseco
Barco del Corneta es una bodega clave para reconciliarse con la verdejo, esa uva tan denostada y que hace salir corriendo sin mirar atrás al escuchar aquello del “verdejito fresquito”. A su gama se acaba de sumar Loseco, una combinación de viura y verdejo –ambas de la zona de La Seca, algo así como la capital de Rueda– que funciona muy bien. La primera le da carácter propio y la verdejo, aroma, frescor y ese punto veraniego que buscamos. Cuesta unos 15 euros la botella.
Punto Nemo
Uno de esos proyectos que dan mucha envidia: tres amigos (Ana Murillo, Gorka Mauleon y Urko Barros) unidos por su pasión por el vino firman Punto Nemo que, por ahora consta de dos referencias. Un tinto de Lanciego (Rioja Alavesa) que se define como vino de pueblo, sencillo, fresco, de esos que son capaces de trasladar un paisaje a la copa, si se nos permite el tópico. Y un clarete que es que va de cabeza a esta lista. Elaborado en Navarra con garnacha tinta, resulta muy fino y expresivo. Servidlo fresco, pero no muy frío para poder disfrutarlo mejor. Sale por unos 14 euros.
Kilima
Los txakolis de la bodega K5 de Karlos Arguiñano son de los más populares del mercado. La buena noticia es que, más allá de que el popular y carismático cocinero esté detrás de este proyecto, son también uno de los más interesantes que se hacen en Gipuzkoa desde hace años. A su gama acaba de sumar una auténtica rareza: el nuevo Kilima, un espumoso de tipo ancestral -con una sola fermentación- elaborado con uva hondarrabi zuri y que resulta especialmente refrescante gracias a la marcada acidez de esta variedad y el punto que le aporta una burbuja fina y suave. Técnicamente no es un txakoli porque la DO Txakoli de Getaria no contempla este método, pero para nosotros es uno de los mejores txakolis -o blancos vascos espumosos- que servir. Cuesta 25 euros la botella.
Solista Blanc Brisat
No faltan en ninguna carta de vinos con ciertas ínfulas de modernidad. Pero en realidad los vinos orange son un invento muy antiguo. Sobre todo, en zonas como la Terra Alta de Tarragona donde a estas elaboraciones (blancos que se dejan fermentar con las pieles de las uvas durante unos días, lo que le aporta ese característico color) siempre se les ha llamado brisats o brisados. Así que ahora que parece que se habla mucho de ellos, vamos hasta allí para probar Solista Blanc Brisat de la bodega Bielsa Ruano. La garnacha blanca tan típica de la zona luce aquí muy interesante con este tipo de elaboración que, además, pasa un mínimo de seis meses en barrica, lo que aporta estructura. La botella se puede encontrar por unos 20 euos.
Santiago Ruiz 40 ediciones
40 años puede sonar a poco en el mundo del vino, pero si hablamos de una región como Rias Baixas y de una uva como la albariño, es mucho. No diremos que la bodega Santiago Ruiz inventó estos blancos frescos, pero sí ha sido una de las grandes precursoras de esta variedad, convertida en una de las más populares y una referencia ineludible cuando hablamos de vinos frescos que, además, casan muy bien con casi todo. ¿Hay mucho albariño por ahí que no merece la pena? Sin duda, pero los de Santiago Ruiz son una especie de apuesta segura. En esta última añada, la número 40 ya, esta uva llega acompañada de otras variedades (godello, treixadura, loureiro y caiño blanco) que dan como resultado un blanco fresco, muy aromático y cierta complejidad. ¿Precio? 15 euros o menos la botella.
Ahora se consumen referencias más frescas, con menos alcohol, sin esa madera que hace años se buscaba y que ahora sólo se consiente cuanto está bien integrada y no tapa cualquier otro matiz.
Torralbenc Rosado
¿Sabías que en Menorca también se hace vino? En realidad, la pregunta es un poco absurda porque ahora mismo se hace vino y bueno en casi todos los lugares del país, incluyendo esta isla, destino habitual de vacaciones de muchos y que en septiembre resulta muy apetecible. Hay pocas bodegas, pero se están haciendo cosas interesantes. Torralbenc es una de las más conocidas y a su gama acaba de sumarse este rosado de finca que combina tres uvas (syrah, monastrell y merlot) de la zona. Se trabajan con lías, lo que da algo de estructura al vino, sin perder su esencia fresca y, lo más importante, la capacidad de contar a través de la copa este paisaje interior de la isla. La botella cuesta unos 20 euros.
Chulato
Creer que en La Rioja no se pueden hacer tintos frescos es uno de esos mitos que tocaría ir olvidando. Hay muchas opciones, pero puestos a jugar y buscar una referencia sencilla e incluso divertida, Chulato es una excelente opción. Y, además, a un gran precio, porque se puede encontrar por unos 7 euros. Hablamos de un tinto de maceración carbónica. ¿Eso qué es? La parte técnica es que se deja que la uva fermentar entera, dentro del grano antes de exprimirla. La parte práctica, lo que nos interesa, se traduce en vinos jóvenes, muy frutales y con un punto crujiente, una especie de burbuja muy sutil.
Unzu Blanco
El apellido Chivite es sinónimo de vinos de Navarra desde hace siglos. Julián Chivite, decimoprimera generación de esta bodega centenaria ahora propiedad de Perelada, lejos de pensar en jubilarse, ha puesto en marcha el proyecto Unzu Wines junto a sus hijos. Tras el estreno con un rosado, ahora llega Unzu Blanco, un elegante chardonnay de sus viñedos en la localidad de Cintruenigo y que ya en esta primera añada se muestra muy fino y con buen potencial para envejecer. Pese a ello, no es mala idea descorchar ya mismo una de estas botellas, que rondan los 17 euros.
Godeval Godello
La uva godello es una de las más representativas del nordeste del país y vinculada tradicionalmente a los estupendos blancos que se elaboran bajo la DO Valdeorras en la provincia de Ourense. Allí, la bodega Godeval es una de las grandes impulsoras de estos vinos con godello, así que vamos sobre seguro con esta elección: un blanco de esos que gusta siempre, muy equilibrado gracias a la combinación de su potencia aromática con una buena acidez. Cuesta unos 17 euros y es también una forma de apoyar a los productores que tanto han sufrido este verano con los incendios.
Monte Real Rosé
Hace tiempo que los rosés, esos rosados de color pálido, delicados y propios de la Provenza triunfan en las barras y mesas de España. Funcionan especialmente bien con garnacha, y eso es justo lo que encontramos en este Monte Real Rosé de Bodegas Riojanas que se presenta con una imagen más actual que nunca pero igual de resultón y apetecible que siempre. Fresco, sencillo y con el punto justo de estructura que le aporta la crianza sobre lías y que permite un trago algo más largo. Una buena opción por unos 16 euros y para recordar que septiembre también puede seguir siendo verano en la copa.