
Seis hoteles y decenas de apartamentos en una sola manzana: el mapa de la masificación turística en Barcelona
La capital catalana bate récord de visitantes en julio, mientras el número de pernoctaciones cae y se constata que los visitantes prefieren las opciones más baratas de alojamiento
Catalunya pierde turistas mientras Barcelona bate récord y se mantiene como la ciudad más visitada de España
Sólo durante los 31 días que componen el mes de julio, Barcelona recibió 6,8 millones de turistas. Eso son cuatro veces más personas que las que viven en la ciudad. Julio siempre es, por excelencia, el mes en que la capital catalana recibe más visitantes y este año, para sorpresa de nadie, ha vuelto a marcar un nuevo récord.
Barcelona sigue siendo, por bastante margen, la ciudad más visitada de España. Y eso se nota en sus calles. elDiario.es ha analizado los datos de todos los hoteles, hostales y pisos turísticos –al menos de los que tienen licencia registrada y operan de manera legal– para dibujar este mapa de la masificación turística en la capital catalana.
En total, en Barcelona –de nuevo, operando de forma legal– hay 445 hoteles, 243 hostales y 8.233 pisos turísticos. La cifra de las dos primeras tipologías de alojamiento es bastante estable desde hace años. Sobre todo debido a la moratoria que Ada Colau aprobó en 2015, justo cuando se estrenó en la alcaldía, por la cual quedaba paralizada la concesión de licencias para proyectar nuevos hoteles en la capital catalana.
Mapa de los alojamientos turísticos en Barcelona
Ubicación de todos los hoteles, pensiones / hostales y viviendas de uso turístico de la ciudad de Barcelona
Fuente: Ajuntament de Barcelona
Ese pacto puso las bases del Plan Urbanístico (PEUAT) que reguló definitivamente la apertura de hoteles y hostales en la ciudad y, directamente, prohibió la apertura de nuevas plazas en gran parte de la ciudad.
Aquella decisión frenó 35 proyectos que estaban tramitando la licencia –y que hoy se han convertido en oficinas, apartamentos de lujo y alquileres de temporada, según descubrió una investigación de elDiario.es. Pero además de eso, hubo muchas compañías hoteleras que decidieron buscar otros destinos para ampliar su oferta.
La idea era evitar que hubiera una concentración alta de hoteles en un mismo barrio o zona que la gentrificara y expulsara a los vecinos. Pero, con todo, en Barcelona hay manzanas, como las que rodean la plaza Universitat, en las que se pueden llegar a contar hasta seis hoteles.
Lo mismo sucede con los pisos turísticos. Si la guerra de Colau fue contra los hoteles, la de Collboni es contra los apartamentos para turistas. Esta modalidad de alojamiento ha causado diversas protestas vecinales por sus externalidades negativas. Además, al estar en un mercado diferente al de la vivienda, no hay ninguna ley que limite sus precios.
Por eso, de un tiempo a esta parte, muchos multipropietarios, así como hijos y nietos de las rentas más pudientes, han decidido dedicar sus fincas al alquiler turístico. Esto se ha traducido que en barrios como el Eixample haya tal concentración de pisos turísticos hasta llegar al punto de que, en ocasiones, sólo resiste un único vecino en toda una finca.
Por ello –y porque el piso turístico le estaba comiendo parte del mercado al hotel, un sector con el que el alcalde quiere congraciarse– Collboni ha declarado la guerra a estos alojamientos. El verano pasado anunció que su intención era cerrar los 10.000 que operaban en la ciudad antes de acabar su mandato. En sólo un año ha clausurado el 20% de ellos.
El consistorio no renovará ninguna licencia pero, tal como reconoce, el problema lo tienen con los pisos ilegales. Los cifran en unos 800; es decir, un 10% del total. Y temen que la cifra pueda crecer a medida que los legales vayan cerrando. Por eso, el Ayuntamiento se encuentra en medio de una campaña de inspecciones que, por otro lado, ya ha recaudado casi 300.000 euros en pocos meses.
El objetivo es que, en unos años, quien quiera venir a Barcelona, deba alojarse sí o sí en un hotel. Esta es una medida que el sector hotelero espera como agua de mayo porque, en una ciudad que ha registrado los precios por habitación más caros de su historia, los visitantes tienden a optar por opciones más baratas, tal como muestra la encuesta del sector hotelero publicada por el INE.
Barcelona está dando un giro diametralmente opuesto al del resto de Catalunya, donde este verano han llegado menos turistas, pero han gastado más dinero y se han decantado más por hoteles que por otras opciones. En cambio, siguen llegando más visitantes a la capital, que gastan menos y que rehúyen de las opciones más caras. De hecho, respecto a julio de 2024, en Barcelona ha habido un 6% más de turistas, pero las pernoctas en hoteles han caído un 1,1%.
Esto contrasta con la estrategia del Ayuntamiento de Collboni para solucionar la crisis que vive la ciudad con el turismo que, según palabras del alcalde, “ha llegado al límite”. Para evitar la masificación, el consistorio hace un par de años que quiere promover el “turismo de calidad”.
En esta línea se entiende la apuesta por los grandes eventos deportivos, como la Copa América o La Vuelta, por ejemplo. Y no es casualidad que justo este verano Barcelona haya escalado hasta el segundo puesto del TOP10 de mejores ciudades del mundo para el turismo de lujo, según el ranking de la elitista agencia de viajes Virtuoso.
A pesar de la apuesta por situar a Barcelona como el paraíso del lujo, el gasto por día que hace cada turista en la capital catalana no ha aumentado: la cifra lleva dos años estancada en los 99 euros, mientras que en el resto de Catalunya ha crecido un 4,3% para escalar hasta los 229 euros diarios. Esto se explica porque, ante los altos precios, muchos visitantes están empezando a alojarse en ciudades colindantes como L’Hospitalet y a escoger opciones más baratas.
Aunque esté perdiendo popularidad, el hotel sigue siendo la opción preferente del extranjero (el 87% de sus huéspedes son nacidos fuera de España) y la gran mayoría de ellos optan por hoteles de 4 estrellas. Así, los de 5 o más son la opción menos popular de toda la oferta en la capital catalana.
Todo ello a pesar de que los alojamientos de lujo y gran lujo han aumentado un 50% en la última década, pasando de las 8.600 camas a las 13.200. De hecho, actualmente las opciones de élite suman el 8,6% de la oferta, pero suponen menos del 6% de las reservas.
Cabe destacar que la mayoría de estos hoteles de lujo se encuentran concentrados en dos distritos: el de Les Corts y el de Sant Martí, donde suponen más de la mitad de toda la oferta. Les Corts, cuya única atracción turística es el Camp Nou, es el segundo distrito con la renta más alta de la ciudad.
Y, si bien en Sant Martí se concentran diversos barrios de rentas bajas y tradición trabajadora, también es la principal entrada al mar de la ciudad y contiene algunas de las calles más caras de Barcelona. También son, con mucho, los distritos en los que hay menos pisos turísticos y ningún –o casi ningún– hostal.
En los hoteles, como ya se ha visto, el huésped principal es el extranjero. Sobre todo el estadounidense, que ya se ha convertido en el principal de Barcelona. Sólo esta nacionalidad llega a superar por si sola el número total de turistas españoles que se alojan en la ciudad.
La presencia de estadounidenses lleva años creciendo en Barcelona, tanto que están quitando protagonismo a los europeos más cercanos, como franceses, italianos, alemanes o ingleses, que eran quienes más la frecuentaban.
De hecho, tal como muestra la estancia media de 3,15 días, la capital catalana era un destino de escapada. Y, además, recurrente: más de la mitad de los turistas ya habían venido antes. Pero esto puede empezar a cambiar si americanos y asiáticos toman el relevo de los europeos. Según las estadísticas, estos gastan unas tres veces más que la media y están el doble de días que el resto de viajeros.