El Gobierno francés cae tras el fracaso del primer ministro Bayrou en la cuestión de confianza

El Gobierno francés cae tras el fracaso del primer ministro Bayrou en la cuestión de confianza

El presidente Emmanuel Macron deberá buscar un sustituto y nombrar el que será el cuarto jefe de Gobierno en menos de dos años

Francia se asoma de nuevo a la inestabilidad con una cuestión de confianza que amenaza con tumbar a Bayrou

Como se esperaba, el primer ministro francés, François Bayrou, no ha superado este lunes la cuestión de confianza que él mismo había solicitado. Como consecuencia del voto en la Asamblea Nacional, Bayrou está obligado a presentar su dimisión y la de su Ejecutivo a Emmanuel Macron, que deberá buscar un sustituto y nombrar el que será el cuarto jefe de Gobierno en menos de dos años. Está previsto que la presente formalmente este martes por la mañana.

Nombrado en diciembre por Macron, la etapa de Bayrou en la jefatura del Gobierno se cierra así con lo que la oposición ha calificado de una “autodisolución”. Sin mayoría en la Asamblea y sin ningún apoyo para sacar adelante su proyecto de presupuestos, el centrista había optado por comprometer la responsabilidad de su Ejecutivo en una votación que sabía perdida de antemano.

Todos los partidos de la izquierda, así como la extrema derecha de Marine Le Pen y sus aliados, habían anunciado desde un primer momento su decisión “irrevocable” de votar en contra del primer ministro. Incluso dentro del bloque de centro y sus aliados conservadores se dudaba de que Bayrou consiguiera todos los votos; se esperaba que un puñado de diputados macronistas decidieran ausentarse y que una parte de los diputados de Los Republicanos se inclinaran por votar en contra o abstenerse.

Finalmente, un total de 364 diputados han votado en contra frente a 194 que lo han hecho a favor.

Ante la imposibilidad de sacar adelante los presupuestos, Bayrou orquestó su salida para dar la voz de alarma sobre la cuestión de la deuda, “peligro mortal” que, dice, pesa sobre las finanzas del país. Con esa certeza de ser derrotado, la comunicación de Bayrou se ha centrado en “hacer avanzar” el debate en la opinión pública y justificar el esfuerzo presupuestario de 44.000 millones de euros para 2026 que defiende.

“Yo he querido esta convocatoria y algunos de ustedes, probablemente los más numerosos y sensatos, han pensado que no era razonable, que era un riesgo demasiado grande”, ha declarado Bayrou en la tribuna antes del voto. “Sin embargo, yo creo exactamente lo contrario. El mayor riesgo es no correr ninguno, es dejar que las cosas siguieran sin cambiar nada”.

A lo largo de la semana, a medida que se acercaba la moción de confianza, Bayrou multiplicó sus intervenciones en los medios de comunicación, una campaña mediática que también aprovechó para denunciar la actitud de la oposición.

El domingo, en una entrevista concedida al medio Brut, criticó que fuerzas políticas que se hallan “en guerra civil abierta entre sí” desde hace tres años se aliaran ahora en la Asamblea “para derrocar al Gobierno”. También afirmó que los diputados “no deberían ser prisioneros de las consignas de las formaciones políticas”.

Ausencia de negociación

Bayrou había presentado el 15 de julio un plan de ahorro de 43.800 millones de euros, con el objetivo declarado de iniciar la estabilización de la deuda pública. El plan estaba basado principalmente en la congelación del gasto público y otras medidas mal recibidas por la opinión pública, en particular la supresión de dos días festivos. Un presupuesto que respeta las grandes líneas marcadas por Emmanuel Macron: incremento del presupuesto de defensa, sin aumento de la presión fiscal a las grandes empresas y con una ausencia de compromisos claros sobre la contribución de las rentas más altas.

Desde que se anunció el proyecto, toda la oposición había amenazado con una moción de censura, incluido el Partido Socialista (PS). Sin embargo, el primer ministro no parece haber hecho grandes esfuerzos para entablar negociaciones con los socialistas, cuya abstención fue en febrero indispensable para la aprobación del presupuesto de este año.

De hecho, la relación de Bayrou con los líderes del PS no ha dejado de deteriorarse desde entonces. Entre otras razones, por el fracaso de las negociaciones entre los actores sociales para revisar la impopular reforma de las pensiones de 2023.

En este contexto, Bayrou ha evitado imitar la secuencia de la caída de su predecesor, Michel Barnier, que el año pasado defendió un proyecto de presupuestos muy impopular en una serie de broncos debates en la Asamblea Nacional. Barnier optó por hacer múltiples concesiones a Marine Le Pen, pero la líder de extrema derecha acabó censurando a su Gobierno igualmente.

Para evitar la tramitación parlamentaria, Bayrou había sondeado en mayo la posibilidad de organizar un referéndum sobre un “plan global” de saneamiento de las finanzas públicas. “Creo que la cuestión [del presupuesto] es lo suficientemente grave y tiene consecuencias lo suficientemente importantes para el futuro de la nación como para que se dirija directamente a los ciudadanos”, dijo entonces.

Sin embargo en esta iniciativa no contó con el apoyo del presidente, el único con la capacidad de convocar ese tipo de consultas.

Inestabilidad

Emmanuel Macron sí dio su visto bueno a la convocatoria extraordinaria de la Asamblea Nacional este lunes. Unos días antes de su anuncio Bayrou y Macron se reunieron en el Fuerte de Brégançon, residencia estival de los presidentes franceses. “No entiendo cómo Emmanuel Macron ha podido permitir que François Bayrou tomara tal iniciativa”, denunciaba hace unos días François Hollande en una entrevista en televisión.

La incapacidad de Bayrou de negociar unos presupuestos y la caída precipitada de su Gobierno sumergen de nuevo a Francia en un periodo de incertidumbre, parlamentaria y económica. Con la dimisión del Ejecutivo Bayrou, que seguirá en funciones hasta que se nombre su relevo, es poco probable que unos nuevos presupuestos –si finalmente es posible aprobar unos– cumplan los plazos y entren en vigor el 1 de enero. Además, el resto del calendario legislativo se verá trastocado y los proyectos de ley en curso se retrasarán o se abandonarán por completo.

El martes se prevé que el partido Francia Insumisa (LFI) presente un nuevo procedimiento de destitución contra Emmanuel Macron. Aunque tiene escasos visos de prosperar –dada la dificultad del procedimiento y la falta de apoyo parlamentario– con ella Jean-Luc Mélenchon (presente el lunes en la Asamblea) quiere aumentar la presión sobre el presidente, al que muchos franceses consideran responsable de la situación. El fracaso de un nuevo primer ministro, tras la caída de Bayrou, pondría a Macron en una situación complicada, aumentando las voces que reclaman su dimisión.