Los fuegos de Canadá de 2023 causaron 70.000 muertes a distancia: ¿qué impacto tendrá el humo del verano en España?

Los fuegos de Canadá de 2023 causaron 70.000 muertes a distancia: ¿qué impacto tendrá el humo del verano en España?

Los expertos no tienen aún cifras concretas, pero creen que el efecto se está subestimando y que la combinación del humo y otros factores habrá afectado a la salud de miles de personas: “Lo que está claro es este aire ha sido muy tóxico”

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Entre mayo y septiembre de 2023 se quemaron en Canadá 15 millones de hectáreas de bosque, el equivalente a cerca del 5% de la superficie forestal del país. El humo se dispersó por Norteamérica y llegó a Europa hasta exponer a unos 350 millones de individuos a las partículas finas (PM2.5) procedentes de estos incendios. Según un trabajo publicado este miércoles en la revista Nature, este humo contribuyó a la muerte de alrededor de 70.000 personas, muchas de ellas en lugares tan alejados como el territorio europeo, incluida España.

Los megaincendios que ha sufrido el noroeste de nuestro país en el último verano han dejado oficialmente 8 muertos, más de 35.000 evacuaciones y más de 300.000 hectáreas arrasadas. Durante largas semanas, recuerda el meteorólogo Francisco Martín León, un anticiclón de bloqueo llevó el humo desde los puntos de origen, como Zamora, hacia el norte y de regreso al sur, hacia las costas de Castellón y Valencia. “En general, durante algunos días de los incendios la situación meteorológica favoreció que se dispersaran poco y estuvieran afectando a gran parte de la península con cielos muy turbios”, apunta el experto. 

Aparte de afectar a las personas de las regiones incendiadas en el noroeste peninsular, que vivieron semanas entre humo, cabe preguntarse si se produjo aquí el mismo efecto a distancia que se ha observado en Canadá. La incógnita es ahora el efecto que tendrá en la población local y general la inhalación del humo y las partículas de los incendios que sacudieron este verano la península.

Enfermedades y partos prematuros

“La situación meteorológica hizo que el aire cargado del humo de los incendios permaneciera atrapado durante mucho tiempo en la superficie”, señala Francisco J. Tapiador, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). El daño dependerá de las condiciones de la persona y de la concentración local de las partículas, asegura. “El humo denso, el cercano a los incendios, naturalmente es dañino. Pero a medias y largas distancias, las partículas no son en absoluto inocuas”, recalca. “Las partículas finas (PM2.5) y ultrafinas son especialmente perjudiciales, ya que pueden penetrar profundamente en los pulmones y el sistema cardiovascular”.


Imagen completa de los incendios el 20 de agosto de 2025 enviando humo a Europa y de vuelta a la costa mediterránea española.

Aunque los especialistas reconocen que aún no pueden cuantificar los daños y que la respuesta estadística tardará en llegar, los datos les hacen pensar que estamos subestimando el impacto en la salud de estos grandes fuegos y que las consecuencias afectarán a miles de personas. “Evidentemente, habrá producido problemas en enfermedades circulatorias, respiratorias, mentales, y otros ingresos hospitalarios a corto plazo”, enumera Julio Díaz Jiménez, especialista del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). “Y habrá provocado partos prematuros, porque la evidencia científica nos dice que cuando hay un incendio forestal eso es lo que pasa tras el incendio”.

Evidentemente, habrá producido problemas en enfermedades circulatorias, respiratorias, mentales y partos prematuros, porque eso es lo que pasa tras el incendio

Julio Díaz Jiménez
Especialista del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)

Un estudio de su equipo realizado en España en 2018 mostró, por ejemplo, que la mortalidad diaria asociada al material particulado es mayor los días en los que hay transporte aéreo de partículas provenientes de incendios forestales. Las partículas más finas de este material depositadas en los pulmones pueden pasar al torrente sanguíneo y causar estrés oxidativo, inflamación celular sistémica y una cascada de reacciones en todo el organismo.


Vecinos en el incendio forestal de Carballeda de Avia (Ourense).

Poco a poco, los científicos están revelando la cruda realidad sobre estos efectos del humo, tanto sobre la población más cercana como a distancia. Y el problema va en aumento por el cambio climático. El número de personas expuestas a los fuegos ha aumentado un 40% entre los años 2002 y 2021, según un reciente trabajo publicado en la revista Science, que estimaba que 1,53 millones de muertes a nivel mundial pueden atribuirse a la contaminación atmosférica inducida por incendios forestales. 

Otro estudio reciente señala que el incendio forestal de 2023 en Maui, Hawái, provocó un exceso de mortalidad por todas las causas un 67% superior a lo esperado, con picos de aumento de hasta el 367%. Y un trabajo realizado hace menos de un mes por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), también indicaba que la mortalidad asociada al humo de los incendios forestales podría estar subestimada en un 93%

“Analizamos los datos diarios de mortalidad y calidad del aire en 654 regiones de 32 países europeos y comparamos el impacto de la partículas finas PM2.5 procedentes de los incendios con las que no tienen origen un relacionado con el fuego”, explica Anna Alari, ex investigadora de ISGlobal y líder del estudio, a elDiario.es. “Vimos que están asociadas a un aumento de mortalidad general por causas respiratorias y cardiovasculares y que son más tóxicas que las partículas del mismo tamaño pero procedentes de otras fuentes, como por ejemplo el tráfico”. 

Cifras subestimadas

Desde la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del ISCIII, Díaz Jiménez lleva años estudiando para la salud la exposición al humo procedente de incendios forestales y coincide en que las cifras “están infraestimadas”, porque solo tienen en cuenta los efectos de las partículas PM2.5 y no de compuestos como el ozono troposférico, que es mucho más dañino.  

“El problema es que las partículas de los incendios son mucho más peligrosas que las que tienen origen en un motor de combustión, porque tienen benzopirenos, que son cancerígenos y algunos estudios hablan de un impacto en salud de hasta cinco y diez veces mayor”, explica a elDiario.es. El humo de los incendios forestales emite compuestos orgánicos volátiles que pueden llegar también a miles de kilómetros del foco del incendio. “Esos compuestos son precursores del ozono”, apunta. “Y el ozono troposférico en España tiene más impacto en salud que las propias PM”. 

La contaminación del aire provoca inflamación, estrés oxidativo, senescencia celular y dinámicas que alteran el funcionamiento del sistema inmunológico en general, recuerda Alari. “Se asumía que estas partículas finas de los incendios eran igual de tóxicas que las que más conocemos, que son las del tráfico en las ciudades, pero resulta que son peores”, subraya. “En los días posteriores al fuego, bajan las defensas de las personas más vulnerables y producen infecciones respiratorias como gripe y neumonía. Y, a medio plazo, puede empeorar condiciones de enfermedades crónicas, respiratorias o cardiovasculares”.

Motivos para el pesimismo

¿Se puede estimar, aunque sea de forma aproximada, qué efecto tuvieron los megaincendios de agosto en la salud de los españoles? “Los datos que nosotros utilizamos de mortalidad por causas específicas nos los da el INE y tarda dos años”, explica Díaz Jiménez. La única referencia es el estudio anterior, en el que contabilizaron los ingresos que hubo en España entre 2013 y 2018 atribuibles a la contaminación en los días de mayor combustión de biomasa. “Entonces tuvimos 3.800 ingresos atribuibles a las partículas PM frente a las 8.000 por el ozono”, informa el experto. 

Los ingresos producidos por esta última oleada de megaincendios en España, admite el especialista, serán presumiblemente mayores que los de hace una década, dado que se juntaron varios factores como el récord de duración y temperatura de la ola de calor, la presencia de polvo sahariano y una atmósfera propicia a mantener el aire inmóvil durante muchos días.


Incendio forestal de Carballeda de Avia (Ourense).

Pero, para saber qué impacto tuvo este humo habrá que esperar, aunque tengamos ya la certeza de que afectó a la salud de miles de personas. “En epidemiología no se puede extrapolar, porque te sale una cosa que no tiene nada que ver con la realidad”, recuerda Díaz Jiménez. A su juicio, uno de los problemas es que el MoMo (el indicador que mide el exceso de mortalidad en España) se centra solamente en la temperatura. 

“Nosotros llevamos mucho tiempo diciendo que se tiene que centrar también en la contaminación atmosférica”, explica Díaz Jiménez. “Y en esto influyen las partículas PM, pero hay factores más importantes, como el ozono troposférico y la temperatura, porque hemos tenido una ola de calor récord y además hemos tenido polvo del Sáhara”, defiende. “Los planes de prevención se tienen que centrar no solo en temperatura, sino en todos estos otros factores”. 

En Francia, indica Alari, ya están valorando desarrollar este tipo de vigilancia, que tenga en cuenta no solo la temperatura, sino también la contaminación del aire, porque ambas se pueden empeorar mutuamente. “Nuestro trabajo se hace con los datos y ahora hay que esperar que se sumen todos los números de mortalidad y hospitalización para saber lo que ha pasado en la población general y hacer una estimación de las partículas finas a las que se ha visto expuesta”, concluye. “Lo que está claro es este aire ha sido muy tóxico”.