
Feijóo lo tiene cada día más difícil
La nueva entrada en la escena nacional de la presidenta de la Comunidad de Madrid complica aun más las cosas al líder del PP. El desafío está encima de la mesa. Y Ayuso/Miguel Ángel Rodríguez no juegan con estas cosas
Mal día este jueves para Alberto Núñez Feijóo. Isabel Díaz Ayuso lo ha ninguneado no citándolo ni una sola vez en su discurso sobre el estado de la región madrileña y prácticamente proponiéndose como candidata a disputar la presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez. Además, Santiago Abascal ha vuelto a hacerle corresponsable de todos los males de España. Y para colmo, el barómetro del CIS ha registrado una caída de más de cinco puntos del PP y un nuevo acercamiento de Vox al que sigue siendo el primer partido de la derecha. Aunque, tal y como van las cosas, no se sepa si por mucho tiempo.
Según su costumbre, todas las centrales mediáticas de la derecha se han apresurado a ridiculizar los vaticinios del CIS, el instituto que preside José Félix Tezanos y cuya investigación cuenta, con diferencia abrumadora con todas las demás, con la mayor muestra –número de personas consultadas– en la que basa sus resultados. Y ciertamente algunos especialistas más o menos neutrales vienen señalando desde hace tiempo que los resultados suelen estar sesgados hacia la izquierda. Pero sólo un tanto: ni los casi nueve puntos de ventaja que el PSOE ha registrado sobre el PP en su última edición. No hay manejo interesado que valga para explicar esa diferencia. Que sólo puede deberse a que una parte significativa del voto potencial del PP, seguramente no su público más fiel, ha empezado a dar la espalda al partido de Feijóo.
La mala gestión de algunos dirigentes regionales del PP durante los recientes incendios forestales puede ser una de las causas de esa caída. La irracional defensa del líder valenciano, Carlos Mazón, por parte de la dirección del PP, cuando la justicia aporta cada día nuevas evidencias del impresentable comportamiento de éste durante la catastrófica dana de hace casi un año ya se ha venido detectando en anteriores barómetros como una causa del deterioro del voto popular.
Pero el poco fuste y menor recorrido de cara a un inmediato futuro de la política de acoso y derribo del Gobierno de izquierdas, y de Pedro Sánchez en particular, que Feijóo y los suyos vienen practicando desde hace meses también tienen que estar cansando al electorado conservador, al comprobar que esa ofensiva no se concreta en nada y que la gestión de los jueces implicados en la misma es cada vez menos consistente y creíble.
Hay un consenso entre buena parte de los analistas en que el motivo principal de esa política –que ya es la única política que practica el PP– es la necesidad que tiene Feijoo de frenar el paulatino ascenso electoral que desde hace más de un año registra Vox. Girando a la derecha, tratando se ser más radical que el partido de Abascal, la dirección del PP pretende contener esa sangría de votos. El barómetro del CIS de este jueves, por muy denostado que sea, confirma el fracaso rotundo de ese intento: Feijóo y los suyos no pueden parar a Vox y la impresión de quienes siguen más de cerca la evolución electoral de este partido opinan que el ascenso electoral de la ultraderecha va a continuar, particularmente entre los votantes más jóvenes.
La nueva entrada en la escena nacional de la presidenta de la Comunidad de Madrid complica aun más las cosas al líder del PP. Isabel Díaz Ayuso, instruida hasta en sus frases más sencillas por su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, venía amagando desde hace más de dos años su proyecto de convertirse un día en cabeza de lista del PP en unas generales. Nunca lo había explicitado claramente y en más de una ocasión se había visto obligada, seguramente por presión de otros dirigentes regionales del partido y del propio Feijóo, a mantener silencio sobre las política nacional y a hacer profesión de fe de lealtad a Feijóo.
Pero este jueves se ha lanzado finalmente al ruedo. Sin tapujos. Y en su discurso solemne sobre el estado de la región madrileña ha dicho: “Está en nuestras manos ofrecer una alternativa. Y en eso está el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Y en servir a España”.
El desafío está encima de la mesa. Y Ayuso/Miguel Ángel Rodríguez no juegan con estas cosas. Hace tres años demostraron su fuerza y la solidez de sus apoyos en el interior del partido –que seguramente serán los mismos que en la actualidad, si es que no han crecido– para echar de la presidencia del PP a Pablo Casado porque éste había osado, para tratar de debilitar a Ayuso, sugerir que el hermano de la presidenta era autor de prácticas corruptas durante la pandemia. De lo mismo se acusa ahora al compañero sentimental de Isabel Díaz Ayuso. Y la cosa podría terminar en breve en juicio oral.
¿Hasta qué punto esa eventualidad ha acelerado los planes de la presidenta de la Comunidad de Madrid y de su cerebro gris? O incluso, ¿es el desafío de la señora Ayuso sólo una nube de humo para proteger a su compañero sentimental ante los jueces?
En todo caso, Feijóo sale mal parado. Debilitado, si no ninguneado. Digan lo que digan sus detractores, el CIS marca un horizonte muy negro para el actual líder del PP. ¿Puede ser cabeza de lista alguien cuya política de acoso y derribo contra Pedro Sánchez ha fracasado al tiempo que no ha logrado contener a Vox? Isabel Ayuso parece haber dicho que no. ¿Y cuántos más?